La agencia estadounidense The Associated Press (AP), tuvo acceso a una carta fechada el 10 de mayo por el arzobispo emérito, Francisco Javier Errázuriz, en la que se defiende de las acusaciones de encubridor y de mal manejo por los casos de abuso sexual que han remecido a la iglesia católica chilena.
En la misiva, el cuestionado sacerdote aseguró que se atuvo a la ley canónica al esperar más de cinco años antes de comenzar a investigar a Fernando Karadima.
También manifestó que le fue difícil convencerse de la culpabilidad del ex párroco de El Bosque, dada la popularidad de este religioso: “se acusaba a un sacerdote de gran convocatoria pastoral, cuya predicación había enriquecido a más de treinta jóvenes que habían sido ordenados sacerdotes, y a cuatro sacerdotes que habían sido consagrados Obispos”, sostuvo el prelado en la carta.
En cuanto a las acusaciones que lo apuntan como encubridor de Fernando Karadima y por las que incluso se interpuso una demanda civil en su contra, en el texto el obispo emérito señala que “es claro que no hubo de mi parte ni delito, ni crimen, ni encubrimiento alguno”.
Al respecto aseguró que le era necesario aclarar esto, sobre todo por las “difamaciones” que se han hecho en su contra.
“Lamento profundamente que esa herida aún no haya sanado”, sentenció Errazuriz.
Después de que AP publicara la carta, una de las víctimas de Karadima y permanente crítico con Errázuriz, Juan Carlos Cruz, expresó en su cuenta de twitter que el arzobispo trata de lavar su imagen.
Cardenal Errázuriz quien será recordado como la vergüenza de Chile. Conocido como encubridor en el mundo entero. Tan desesperado, que manda carta a sus amigos, a obispos, tratando de lavar su imagen. No le cree nadie…por más que trate. https://t.co/JoLAFhzqZq
— Juan Carlos Cruz Ch. (@jccruzchellew) 15 de mayo de 2018
Este martes se concretó la primera reunión entre el Papa y los obispos chilenos convocados en el Vaticano. La cita partió a las cuatro de la tarde hora local de Roma y, según fuentes vaticanas, no se habría extendido más allá de noventa minutos. Luego de finalizada los obispos no han emitido declaraciones, respetando la decisión papal de mantener “estricta confidencialidad” de los encuentros.