El primer ministro australiano, Malcom Turnbull, pidió al Papa Francisco la destitución del arzobispo de Adelaida, Philip Wilson.
El sacerdote fue condenado a principios de julio a doce meses de prisión por encubrimiento de acusaciones de abuso sexual contra dos acólitos en la década del los setenta, las que habrían sido presentadas ante él por otro religioso.
Pese a la condena, Wilson ha dicho que no renunciará a su cargo, situación que motivó el llamado de la máxima autoridad del gobierno de Australia: “”Debería haber renunciado por iniciativa propia. Ya es hora de que el papa lo despida”.
El arzobispo interpuso un recurso de apelación ante la condena. Mientras, se encuentra con libertad bajo fianza.
Su caso no es aislado. La iglesia católica de ese país se encuentra sumida en un escándalo por los casos de abuso sexual descubiertos. Según un informe elaborado por una comisión oficial de trabajo, decenas de menores de edad fueron abusados entre 1960 y 2015.