El aporte a la economía chilena que hacen los trabajadores de nacionalidad extranjera no se ve reflejado en las políticas migratorias ni menos en sus derechos humanos.
Así lo manifestó el secretario ejecutivo del Movimiento de Acción Migrante (MAM), Eduardo Cardoza, quien se refirió al reciente reconocimiento que hace el Banco Central a la contribución “positiva” de la fuerza de trabajo inmigrante a la economía del país.
El instituto emisor destacó en el Informe de Política Monetaria (IPoM), dado a conocer este miércoles, el potenciamiento que ha dado este sector de la población a la fuerza de trabajo y que podría convertirse en un motor importante para la actividad económica, “compensando parcialmente el proceso de envejecimiento poblacional producto de la transición demográfica”.
El secretario ejecutivo del Movimiento de Acción Migrante (MAM), Eduardo Cardoza, aseveró que organizaciones como la que representa habían anticipado hace tiempo lo que hoy analiza con cifras reales del Banco Central, sin embargo -aseveró- los inmigrantes aportan mucho más de lo que el Estado hace por ellos.
“Por más que hay una valoración real, a la migración se la trata como el enemigo interno. Es bueno que se muestren indicadores en ese sentido, especialmente sobre aquellas personas que se sienten muchas veces amenazadas con esto, incluso a aquellos ciudadanos a los que está dirigido el discurso oficial antinmigrante, porque no lo ven, por lo tanto, no lo pueden constatar”, afirmó.
El informe del Banco Central asegura que el mercado laboral “mantiene cierto rezago respecto de la actividad y puede contener grados adicionales de holgura producto del flujo inmigratorio”, personas que se han integrado de manera fluida como fuerza de trabajo diversa.
Para el ex jefe del Departamento de Extranjería del Ministerio del Interior, Rodrigo Sandoval, las personas migrantes y su contribución al dinamismo de la economía está lejos de ser un problema. Precisó que el rol del Estado no es evitarla o impedirla, sino que debe tener la capacidad de procesarla adecuadamente para que responda a los objetivos de desarrollo interno.
“Llama mucho la atención que mientras la información académica, datos estadísticos, cualquier juicio racional y económico, demuestra que nosotros deberíamos estar llamando a la inmigración, el discurso público, las discusiones políticas, las decisiones administrativas que se están tomando, parecen ir en sentido absolutamente contrario. Entiendan que la migración es una oportunidad, mal o bien aprovechada, pero que no puede ser tratada como un problema en sí mismo”, argumentó.
Para la diputada integrante de la Comisión de Gobierno Interior, Nacionalidad, Ciudadanía y Regionalización, Marcela Hernando, preocupa las condiciones de trabajo en que se mantienen los trabajadores migrantes.
La parlamentaria del Partido Radical manifestó su inquietud por una eventual revitalización de la economía a costa de la precarización del empleo y salarios desregulados en este sector de la población.
“Preocupación por el tema de los salarios que reciben inmigrantes venezolanos y haitianos principalmente. Llama la atención que ellos manifiesten que su salario es el sueldo mínimo, estoy hablando principalmente de personas que se dedican al rubro de los servicios. En ese contexto a mí me preocupa que esta revitalización de la economía se haga a costa de la precarización de muchos empleos”, subrayó.
En medio del debate sobre el aporte de los extranjeros al desarrollo del país, según recientes datos del INE, hasta el 2015, el 14,7 por ciento de la población chilena supera los 60 años de edad, y se prevé que en 2050 esta cifra exceda el 28 por ciento. Esta situación, se suma a la baja tasa de natalidad, 13,6 nacimientos por cada mil habitantes en 2015, la más baja de América Latina. Aspectos que está llevando a Chile a enfrentar un panorama de envejecimiento de su población similar a la del resto de los países de la OCDE.