La realidad destruyó el sueño de la oposición al gobierno del presidente indígena Evo Morales, de un mano a mano entre el presidente Evo Morales y un opositor de talla. El plazo establecido por el TSE para el registro de esas propuestas concluyó la víspera, y la habilitación de las mismas será definida el 8 de diciembre próximo, informó la presidenta del ente electoral, María Eugenia Choque.
Los binomios inscritos son Evo Morales y Álvaro García del Movimiento Al Socialismo-Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP); Ruth Nina y Leopoldo Chui del partido de Acción Nacional Boliviano (PAN-BOL); Félix Patzi y Lucila Mendieta Pérez del Movimiento Tercer Sistema (MTS).
Asimismo, Virgilio Lema y Fernando Untoja del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR); Carlos Mesa y Gustavo Pedraza de la alianza Comunidad Ciudadana (CC); Víctor Hugo Cárdenas y Humberto Peinado de Unidad Cívica Solidaridad (UCS); Óscar Ortiz y Edwin Rodríguez del Movimiento Demócrata Social (Demócratas), Jaime Paz y Paola Barriga del Partido Demócrata Cristiano (PDC), y Israel Rodríguez y Ariel Hurtado del Frente Para la Victoria (FPV).
Los comicios primarios están programados para el 27 de enero y los generales en octubre, ambos en 2019.
El Movimiento Demócrata Social (MDS) calificó de “cobardía política” la decisión del líder de Unidad Nacional (UN), Samuel Doria Medina, de romper la alianza “Bolivia dice no” y retirarse de la carrera electoral, y anunció que a pesar de esa postura presentará su binomio para las elecciones primarias de enero de 2019.
Un comunicado al que dio lectura el vicepresidente de los Demócratas, Ernesto Suarez, establece que cuando los Demócratas y Unidad Nacional habían formalizado la alianza, Doria Medina rechazó la incorporación de otras organizaciones y personalidades, además objetó la propuesta de renovación porque “no coincidía con el planteado por UN basado en un único candidato posible”.
Al parecer, su senador estrella Oscar Ortiz y otro legislador, Edwin Rodríguez, tratarán de imponer su maquinaria electoral adversando al presidente Morales y otros siete aspirantes a la Casa Grande del Pueblo, el 27 de octubre de 2019.
A dos semanas que el TSE homologue o rechace la calidad de los binomios, el principal contendor de Morales en las encuestas, el expresidente Carlos Mesa (2003-05) se alió al abogado del foro de la ciudad de Santa Cruz, Gustavo Pedraza, plaza del este boliviano donde su escasa popularidad parece evidente.
Con el aval del expresidente ultraliberal Gonzalo Sánchez de Lozada, responsable de las matanzas de octubre de 2003 (con 75 muertos y más de 500 heridos), el exvicepresidente Víctor Hugo Cárdenas (1993-97) eligió a un pastor evangelista, Humberto Peinado, para ganar la carrera al gobierno. Bolivia, cuya población votó mayoritariamente por Morales en 2005 (54%), 2009 (67%) y 2014 (63%).
El partido de Sánchez de Lozada, el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), el más antiguo del sistema boliviano, desconcertó a la ciudadanía al presentar al periodista Virginio Lema, ignoto en las lides de la política, como candidato a presidente al indígena, doctor en politología, Fernando Untoja, con muchas intentonas presidenciales en su haber, como aspirante a la vicepresidencia.
Entre los que tienen escasas posibilidades aparecen el Partido de Acción Nacional Boliviano (PAN-BOL, con apenas nueve meses de vida) que inscribió su binomio compuesto por Ruth Yolanda Nina y Leopoldo Richard Chui, sin antecedentes en la política, y el Movimiento Tercer Sistema, del gobernador de La Paz, Félix Patzy, exministro de Educación de Morales en 2007, que eligió como acompañante de fórmula a Lucila Mendieta Pérez, prácticamente desconocidos por la ciudadanía
También se presentó el opositor Rafael Quispe, quien figura como “militante” del masismo. El diputado fue a registrarse como candidato presidencial junto a su acompañante de fórmula Juana Calle, pero no logró su objetivo.
La oposición
La oposición se propone generar una tensión de alta intensidad en el país, a partir de los primeros días de diciembre, para impedir que el binomio Evo Morales-Álvaro García Linera se presente en las elecciones generales de octubre de 2019, con una campaña en las redes sociales, en el campo internacional y en las calles.
Distintos sectores de la oposición encuentran a sus actores con capacidad de converger en las acciones de hecho, aunque con profundas diferencias en el campo electoral, donde no ha sido posible estructurar una sola y gran alianza para hacer frente al proyecto de continuidad del proceso de cambio, señala La Época.
Hasta ahora los argumentos empleados por la oposición para generar ruido en la calle, como lo ocurrido el 10 de octubre pasado, al celebrarse los 36 años de recuperación de la democracia, son la defensa del resultado del referéndum del 21 de febrero de 2016, cuando por un estrecho margen se dijo no a la modificación constitucional para que Evo Morales pudiera presentarse a un nuevo mandato.
Hubo una sentencia constitucional dictada después del referéndum de 2016 y fundamentada en la Convención Americana de Derechos Humanos y el artículo 256 de la Constitución Política del Estado, que permitió la presentación de Morales y García Linera.
Detrás de las movilizaciones anunciadas desde el 6 de diciembre es posible identificar los siguientes objetivos: tirar abajo las elecciones primarias del 27 de enero, impedir el registro y habilitación del binomio Morales-García Linera y pedir la renuncia del TSE, señala La Época. Lo que se intenta es generar un clima de tensión social de alta intensidad que derive en una convulsión social que amenace la estabilidad que Bolivia ha gozado en más de 12 años.
Enfrente –alerta el diario- hay un poderoso bloque de movimientos sociales que difícilmente permitirán que el poder vuelva a manos de la derecha y un binomio presidencial con experiencia y tradición de lucha.