Los accidentes de Camila Fabbri: “No hay una edad para entender la oscuridad”

La escritora argentina Camila Fabbri presentó esta última semana en Chile, su laureado libro de cuentos “Los Accidentes”. En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, la también actriz y directora de teatro, comentó sobre sus obsesiones, sus miedos y la desprolijidad a la que dice enfrentarse al momento de escribir.

La escritora argentina Camila Fabbri presentó esta última semana en Chile, su laureado libro de cuentos “Los Accidentes”. En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, la también actriz y directora de teatro, comentó sobre sus obsesiones, sus miedos y la desprolijidad a la que dice enfrentarse al momento de escribir.

Escritora, actriz y dramaturga. A la argentina Camila Fabbri le cuesta definirse, aunque todo lo anterior parece estar atravesado por la escritura y la creación como tal. En el 2016, Emecé, del grupo Planeta, publicó en su país su primer libro de cuentos “Los accidentes”, y al año siguiente pasó lo mismo con Almadia en México.

Se subió a un avión por primera vez en esos años, confiesa Fabbri mientras bebe soda negra en una sala continua a donde será la presentación de su libro en Chile, bajo el sello editorial Elefante. En una entrevista en México alguna vez aseguró que le da miedo volar y en el especial de Vice sobre veinte nuevos autores de ficción del 2016, afirmó que piensa a diario en que morirá.

A ese ritmo se leen sus textos, a pura ansiedad.

Hay dos textos sobre el agua en Los Accidentes pero, además, tienes la columna sobre Charly García, “Me tiré por vos”. ¿Hay una obsesión tuya por esa dualidad del agua, muerte y calma a la vez?

En lo de Charly me interesaba más ese arrojo desprejuiciado desde el noveno piso, sin saber con exactitud si iba a caer adentro de la piscina o no. Fue un suicidio que salió bien. En el libro hay dos, Superficie celeste y Condición de buenos nadadores, que sí tienen al agua como un canal. Me atrae eso de recrear el mar o el río como una falsa naturaleza. Condición de buenos nadadores fue una obra de teatro y la monté en un natatorio justamente porque el espacio era lo me había llevado a escribir el texto. Un natatorio, de noche, mucho olor a cloro, donde todo es falso pero cuando nadás tenés la sensación de que estás en un lugar natural. 


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¡Hola! Hoy queremos contarles sobre el libro con el que inauguraremos este año: se trata de Los accidentes, escrito por Camila Fabbri (@fabbricamila). Ella es escritora, actriz y directora. Escribió y dirigió Brick, Mi primer Hiroshima, Condición de buenos nadadores y En lo alto para siempre, esta última en coautoría y codirección con Eugenia Pérez Tomas. Los accidentes es su primer libro, se publicó en Argentina por el sello Emecé junto a notanpüan y fue reeditada este año en México por Editorial Almadía (@almadia_edit). El diseño de cubiertas lo realizó Trinidad Tamayo (@trndd_tm). Textos de contratapa por Juan Pablo Roncone (@jproncone) y Alejandro Zambra (@azmbra). ¡Pronto en las mejores librerias! ¡y habrá presentación en abril! 🐘📚

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Esa misma sensación podría repetirse en el cielo, que también aparece en Los Accidentes. Paradójicamente, allí ocurren pocos accidentes…

Es cierto, pero también creo que el transporte que mayor miedo conlleva es el avión. Hay personas que tienen terror de volar; no lo hacen nunca en sus vidas, pero no dudarían jamás en subirse a un bus donde sí podés morir arrollado. Es medio mágico también creer que existe una máquina que te puede llevar por los aires, yo trato de no pensarlo mucho porque hay una idea de fatalidad allí, en la tierra pensás que podés zafar de alguna manera.

Esa fatalidad parece sorprender también a tus personajes, ¿es tan así en la realidad?

Me gusta mucho terminar un cuento y pensar si esto realmente pasó o es una sugerencia de lo que podría haber pasado. Pienso en el cuento Condición de buenos nadadores, cuando el padre le cuenta al hijo que lo vio bailando en un boliche como una drag y que se dio cuenta de que el hijo podía hablar. Uno lo puede leer como que algo realmente sucedió, pero también me gusta pensar que nada de eso sucedió. En la vida real hay mucho de la imaginación operando también. Yo imagino muchas cosas que no pasan, pero me las imagino con tanta realidad que tengo miedo.

Hace poco dijiste que estás trabajando en una crónica, ¿qué has reporteado?

Estuve reporteando a amigos y amigas que estuvieron en una situación trágica que ocurrió en Buenos Aires. Al no ser periodista, hay cosas que se me escapan, por eso no sé si podría llamarlo “reporteo”, me junté con ellos a charlar y los grabé. Luego, con sus voces fui armando relatos. De alguna manera fue como escribir estos monólogos que están en Los accidentes.

Alejandro Zambra dice que tus cuentos hay que leerlos en voz alta. Yo lo hice, pero además encontré un audiolibro magnífico en YouTube sobre tu texto Nacimiento. ¿Por ahí va la literatura hoy?

Me cuesta un poco el audio, me parece que eso también depende de la persona que lo lee, pero a mí me gusta lo del silencio al momento de leer. Sería muy raro que la literatura migre para ese lado, no sé si sería una noticia muy feliz para mí. Me parece que la lectura tiene eso privado, de poder estar solo en tu cuarto, en la playa, en un colectivo repleto de gente y vos estás allí en tu cabeza leyendo una voz.

 

¿Cómo vives esos dos procesos: la escritura y la lectura? 

Estoy en un momento muy desprolijo. Tuve un momento de mucha producción ahora que terminé un libro de cuentos que va a salir en octubre, la crónica esta que te conté ya está medio cerrada. Hace poco estuve quince días escribiendo algo a diario y ahora lo dejé y no lo volví a tocar. Me pasa hasta con la lectura que soy muy inconstante. Tengo períodos de leer un libro tras otro sin parar, pero hace meses que no estoy pudiendo leer y estoy viendo películas.

Este fenómeno de la desprolijidad ha sido bien asumido por los escritores sub 30, ¿no?

Puede ser, aunque yo igual cumplo 30 en septiembre. No sé si la palabra desprolijo es la más adecuada, me parece que es cierta inconstancia. No te podría decir que escribo ocho horas diarias porque te mentiría, también tengo otros trabajos para subsistir. Me encantaría que en algún momento mi único ingreso y mi único trabajo estuvieran relacionados con la escritura, pero supongo que eso lleva determinado tiempo.

El año pasado apareciste en “Las Vegas”. Una película así te expone de cierta forma, pero un libro también, ¿cómo lo sientes tú?

Por suerte, me parece que, a diferencia del teatro, donde uno está en vivo y de verdad su cuerpo está ahí sin escape, la actuación audiovisual y la escritura no tienen eso. Produjiste el libro, te retirás y la persona lo lee sin vos allí presente. Me parece bueno que el cuerpo de uno se pueda retirar y el cine permite eso también. Te ven solo en la pantalla y corrés menos riesgo. 

Camilla Fabbri en la película "Las Vegas".

Camilla Fabbri en la película “Las Vegas”.

Esa película sonó mucho por la aparición del rapero Wos, que es parte de un grupo jóvenes protagonistas de una especie de nueva escena musical argentina. De pronto es un fenómeno envidiable en la literatura…

Creo que son modas, envidia para nada. A Wos lo conozco y me parece talentosísimo, si fuera escritor lo leería, compraría sus libros. Es un chico muy joven y muy profundo, me impresiona mucho eso. Hablás con él y hay algo de su juventud que es evidente porque tiene como esos modismos muy teenagers, pero después en sus letras hay una carga metafórica y una oscuridad que me parece envidiable. Eso sí me da envidia, que sea tan profundo y tan chiquito. Una de sus letras dice “hay que ser valiente para luchar con tu sombra”, y yo digo, qué me venís a hablar de sombras si tenés veinte años, pero él sabe de lo que habla. No hay una edad para entender la oscuridad. 

En tu carrera de escritora, ¿te has sentido subestimada?

No subestimada, pero entiendo que sí es una rareza que alguien con corta edad pueda entender la pesadumbre de la vida o de lo cotidiano. Y me parece que no hay edad para entender eso. Por ahí ponerlo, como hace Wos, en una frase que sea universal es algo importante. Duki también me gusta mucho, pero no encuentro que tenga la misma profundidad que Wos, me gusta mucho la voz rota que tiene, más allá de que se la rompen con el autotune. En esa escena además aparece la figura femenina que siempre estuvo y que ahora podemos valorarla realmente. 

Elefante es una editorial que ha publicado solamente a mujeres argentinas, por ejemplo, ¿cómo te va eso?

Me gusta mucho el catálogo porque tiene una línea editorial muy clara y eso es valioso. Las líneas editoriales de las independientes no suelen ser tan claras y están en plena búsqueda. No sé si van a seguir siempre con Argentina, me parece que fue una casualidad, pero sí con lo de publicar solo mujeres y me parece un gesto interesante. Ayer me comentaban del primer autor hombre que publicarán y les dije bravo, por qué no. 





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