Raúl Zurita es más que uno de los grandes poetas de Chile. Roquero (ha tocado junto a González y Loa Asistentes y Los Electrodomésticos) y activista por los derechos de los ciudadanos, se ha transformado en una gran figura pública. Un creador sensible que además lleva 17 años luchando contra el parkinson.
La cineasta Alejandra Carmona lo retrata y homenajea en Zurita verás no ver, documental que, tras un paso por festivales como Visions Du Reel, Valdivia, Fidocs, Antofagasta, Femcine, Cinèlatino y Bafici, llegará a todo Chile el próximo 26 de septiembre. Se estrenará en salas comerciales y también en las que forman parte del circuito Miradoc para Santiago y regiones.
El enfoque del documental es cómo el escritor se aferró al arte para sanar las heridas que sufrió durante el golpe militar en Chile. Realizó acciones poéticas desesperadas que impregnó en su propio cuerpo, en el cuerpo de la tierra y del cielo. Hoy, en el norte de Chile, imagina la obra de su crepúsculo, una obra monumental para la que aun busca financiamiento: “Verás un mar de piedras” son 22 frases proyectadas con luz sobre los acantilados de Pisagua, lugar donde se encontró la mayor fosa común de detenidos desaparecidos de la dictadura. Las 22 frases solo podrán verse desde el mar a medida que anochece, hasta desvanecerse con el amanecer. La última frase será “y llorarás”.
Para Alejandra Carmona, Zurita verás no ver es una película sobre “un poeta que resistió a la muerte y al horror que vivió en dictadura a través de la poesía. El documental se centra en las acciones poéticas que inscribió en el cuerpo de la tierra y del cielo en la geografía chilena; y visita algunos capítulos de su vida que nos ayudan a entender como la poesía y el arte pueden ser una tabla de salvación ante las injusticias del mundo”.
La cineasta agrega: “Zurita le ha dado voz al dolor del puedo chileno, a las miles de víctimas de la dictadura que ya no pueden hablar. A través de su canto poético nos ayuda a no olvidar jamás el oscuro capítulo de nuestra historia. Se enfrenta y no le teme al dolor. Nos devuelve con ello la dignidad, allí donde la habíamos perdido. Es una película que aborda también su enfermedad de párkinson y cómo logra superar las dificultades con una enorme fuerza de creación incesante, pues no se rinde nunca ante la adversidad. A pesar de todo, la película al final es un canto a la vida y a la esperanza”.
Carmona se sintió atraída por Zurita cuando lo vio recitando en la Universidad Católica a los 17 años de edad. “Sentí que era un personaje poseído por la poesía, que la encarnaba con todo su ser con todo su cuerpo”, recuerda. “Eso me llevó a buscarlo casi más de 30 años después para conocerlo en profundidad. Lo que descubrí fue no solo un gran artista y poeta, sino que ante todo un ser humano íntegro, generoso, de una gran humildad con una fuerza enorme porque Zurita no descansa, es un gestor a muchos niveles que ha influido y ha ayudado a muchas personas tanto en el ámbito de la defensa de los derechos humanos como en el ámbito artístico y literario”.
“Hay muchas frases que definen a la película”, añade la cineasta. “Que es posible encontrar la sanación a través del arte, que no hay que temer enfrentarse al dolor, que es necesario no callar ante las injusticias y que hay que hacer de la vida misma una obra de arte”.