Cuatro semanas de agitación. Este sábado se cumple un mes desde que el Municipal de Santiago anunció el despido de 59 trabajadores de sus distintos estamentos, además del retiro de común acuerdo de otros 19 funcionarios, en el marco de un plan de reestructuración para enfrentar la aguda crisis financiera por la que atraviesa la institución.
“Hemos debido tomar decisiones dolorosas pero necesarias para asegurar el futuro de la institución”, dijo entonces el director del teatro, Frédéric Chambert, pero las desvinculaciones provocaron múltiples cuestionamientos a su liderazgo y a una gestión que enfrenta un déficit de siete mil millones de pesos.
Mientras, los trabajadores del Municipal -los despedidos y los que permanecen- han realizado manifestaciones no solo en el frontis de la sala, sino también en espacios simbólicos: ante la municipalidad de Santiago, ya que el alcalde Felipe Alessandri preside el directorio del teatro; y frente al palacio de La Moneda, luego que Chambert aludiera a la Presidencia en un encuentro con los trabajadores.
“Seguimos movidos, tocando todas las puertas”, dijo Jaina Elgueta, presidenta del Sindicato del Coro del Municipal de Santiago, para describir la intensa actividad de las últimas semanas, que ha tenido a los dirigentes conversando también con tres comisiones de la Cámara de Diputados: la de Cultura, la de Educación y la de Trabajo.
Y aunque aún no lo logran, pretenden también exponer su situación ante la ministra de las Culturas, Consuelo Valdés, considerando que esa cartera aporta casi tres mil millones de pesos al presupuesto del teatro. “Hace rato que pedimos una reunión y vamos a seguir insistiendo”, señala.
Según la dirigenta, los despidos solo empeoraron un clima que ya era complejo: “La semana pasada, por ejemplo, volvieron personas que estaban con licencia o con permisos y que también fueron despedidas. Eso causa un ambiente laboral muy complicado, porque obviamente toda la gente está con temor, sin saber qué va a pasar. Hace rato que no tenemos un ambiente grato, pero menos ahora”.
En ese sentido, Jaina Elgueta advierte que las movilizaciones se intensificarán: “Estamos dispuestos a hacerlo porque necesitamos que haya un cambio, en principio, de la actual administración. Hemos dicho hasta el cansancio que no podemos seguir trabajando en un ambiente tan deprimente y de tal menoscabo. Seguir trabajando con este personaje (Frédéric Chambert) no es agradable, porque tampoco ha demostrado ser empático con los trabajadores. Al contrario, posiblemente nos siga amenazando”.
¿De qué manera se ha visto afectado el trabajo en el teatro?
Por ejemplo, dejaron el escenario a medias. Corrieron personas que cumplían trabajos indispensables en su funcionamiento y han tenido que resolverlo con mucha menos gente. Obviamente, eso ha causado problemas. Eso también nos preocupa: ¿planearon verdaderamente cómo hacer esto o solo fue una reestructuración numérica?
La próxima semana se estrena una ópera, Rodelinda…
Y es una ópera sin coro. Si miras la actual administración, en los últimos años ha habido óperas con coros pequeños o sin coro. Sentimos que es a propósito, para decir que el coro no se necesita todos los meses y podría ser contratado solo un tiempo.
No podemos permitir que pase eso. Es verdad que en muchos lugares de Europa existe la externalización, pero uno de los patrimonios maravillosos de Chile es que aún existe un teatro con tradición y cuerpos estables, por eso tiene un nivel internacional. Externalizar no es garantía de calidad, al contrario, pero vemos que hay esa intención.
La semana pasada los sindicatos denunciaron justamente que se iban a buscar cantantes de apoyo temporales…
En una reunión se habló de que había autorización y fondos para traer apoyos y que volvamos a ser 60 personas en el coro. Nosotros dijimos que es absurdo: ¿cómo vamos a tener un sonido como el que teníamos antes en una ópera como la que viene, que es Fausto (en noviembre)? Además, si no hay dinero para tener personas contratadas, es una falta de respeto que ahora llenen esos puestos.
Expusimos que no se trata de rellenar espacios, se trata de tener un grupo que ha logrado la excelencia por el trabajo de años. Solo en estudiar la música, la letra, la fonética, nos demoramos como un mes; después tenemos otro mes de montaje en escenario y luego tenemos funciones. Ellos no pueden traer a una persona un mes antes de la ópera y pensar que van a lograr el mismo nivel.
Han hablado con el alcalde Felipe Alessandri para reevaluar los despidos. ¿En qué está eso?
Sí, pero necesitamos que sea evaluado de verdad, porque sentimos que todo ha sido muy por encima. Necesitamos el reintegro de toda la gente. Del coro, en particular, necesitamos que se vuelvan a llenar las 60 vacantes, no basta que vuelvan cinco o seis personas. Si tenían un plan de reestructuración, obviamente que no les conviene volver atrás, entonces vamos a seguir insistiendo. Estamos en eso.
¿Por qué creen que el ministerio de las Culturas no los ha atendido?
Sinceramente, no tenemos idea. La ministra estuvo fuera de Chile, acompañando a la Orquesta Sinfónica Juvenil irónicamente, porque son jóvenes que no sabemos qué futuro van a tener si desaparecen instituciones tan importantes como el Municipal. Vamos a seguir insistiendo, hasta llegar a todas y cada una de las autoridades.