La rima afilada de Catana

Es una de las voces más distintivas del rap chileno actual, pero también se mueve con destreza en el trap, el pop o la electrónica. Ha pasado este año tocando en vivo en Chile y el extranjero, estrenando sencillos y colaborando con otros músicos, pero ahora piensa en el futuro. “Ya hice esto, ahora necesito un nuevo desafío”, dice.

Es una de las voces más distintivas del rap chileno actual, pero también se mueve con destreza en el trap, el pop o la electrónica. Ha pasado este año tocando en vivo en Chile y el extranjero, estrenando sencillos y colaborando con otros músicos, pero ahora piensa en el futuro. “Ya hice esto, ahora necesito un nuevo desafío”, dice.

“Como Edith Piaf, vengo del barrio bajo. Baby, es heavy”. El pulso es distendido, se escucha una guitarra jazzera y al fondo suena algún bronce. La voz es firme y decidida, pero de pronto cambia para cantar unas cuantas notas, apenas una breve y coqueta melodía. La canción se llama “CA” y es el último sencillo que Catana estrenó en solitario. Apareció hace pocos meses y se escucha como una declaración de principios. 

O en palabras de ella: “Es decir ‘OK, esto soy yo, así es mi música, esto me ha influenciado”.

Catalina Cornejo creció en Cerro Navia y calcula que lleva más de una década haciendo música. Conoció el rap a través de su hermano y se sumergió en ese mundo cuando apenas era una adolescente. Tuvo grupos, se fogueó como rimadora, conoció productores, supo lo que era grabar una canción y puso algunas de ellas en internet. En un momento se hizo llamar Catdee, pero ahora firma como Catana. 

Con ese nombre, el año pasado publicó Qween C, un registro en el que recopiló siete de las composiciones que había acumulado con los años. 

En 2019 ha multiplicado su alcance. En abril, la pequeña editorial Primo publicó un vinilo de siete pulgadas donde comparte créditos con Young Cister. Inmediatamente después se fue de gira por países como España, Francia y Holanda, incluyendo una aparición en el festival Primavera Sound junto al joven rapero Nfx. En los meses siguientes ha difundido remezclas de sus canciones y ha seguido poniéndolas a prueba en vivo. 

Las últimas semanas han sido intensas y la han expuesto junto a otros sonidos. A comienzos de octubre apareció “Antirrevolución”, una composición que será parte del nuevo disco de Fernando Milagros. Desde este martes se podrá escuchar la canción que grabó para el nuevo disco de la cantante y productora Kinética. Sus colaboraciones pasadas incluyen nombres como Ceaese y Gen

Entre medio, este mismo fin de semana el sello francés Galant Records lanzó el single “Touché coulé”, en el que comparte créditos con Nuc y Paul Boutique. Eso, justo un día después que Catana actuara en Mamacitas, una fiesta dedicada a las voces femeninas del trap y el reguetón. A fin de año estará en ferias y eventos orientados a la industria discográfica local, como Pulsar y Fluvial, esta última en Valdivia. 

Es decir, Catana puede transitar por el rap, el trap, el pop o la electrónica: “Es entretenido sentirme con la libertad para desplazarme en estilos que pueden tener algo en común, pero no son iguales. Soy afortunada. Es cierto que mi música está asociada al rap, pero siempre fui libre de escoger donde tocar. Si soy sincera, prefiero tocar para gente que está atenta y tal vez no está cien por ciento ligada a la música que hago, sino que simplemente la disfruta”. 

No siempre fue así. Cuando era una incipiente rapera santiaguina, por supuesto, se apegaba con mayor fuerza a los códigos del género: “Mi conocimiento de otros estilos era limitado. Estaba cerca del rap y las tocatas eran ahí. Después sales, sabes que hay otras escenas y otros tipos de música, es diferente. Empezaron a abrirse otros caminos y para mí fue un quiebre: puedo tocar en cualquier lugar. Desde que comencé sola, siempre ha sido importante esa libertad de surfear frente a cualquier beat”. 

Así se la escucha en el citado Qween C, un mixtape donde su voz se desliza sobre los ritmos dibujados por productores como Rehm, Dirtyfingaz, KPBTS o el mismo Ceaese. 

En realidad, ese título que parece monárquico y tajante apareció solo al final, junto con la canción del mismo nombre: “Los temas no tenían relación entre sí, habían sido hechos en etapas distintas y no había pensado en recopilarlos todos. El camino ya estaba bastante avanzado cuando tuve la idea. En ‘Qween C’ lancé todo el arsenal. Es una canción con fuerza, con empoderamiento, con potencia”.

“Catana va directo al cuello”, dice uno de sus versos. “La boca no voy a callar / cuando me vean llegar / todo el mundo va a temblar”, dice otro pasaje. Las canciones de Catana están plagadas de declaraciones como aquella. Autoestima, superación, ambición. Hay una que se llama “Voy a subir”.

Por otra parte, también son una puerta de entrada a su biografía. Tan solo escuchando sus letras es posible adivinar quienes componen su entorno. “Tenemos un lazo súper importante con mi padre, mi madre, mis hermanos y sobrinos”, lo enumera ella.

Y no es un asunto meramente afectivo, subraya: “Vengo de una familia de esfuerzo, entonces el camino de la música no era viable, para nada. Lo que está ocurriendo ahora es algo que jamás pensé de chica. Estuve trabajando sentada en un banco durante tres años y soñando con que la música iba a dar frutos algún día. Viniendo de un barrio vulnerable pude estar mal influenciada por lo que sucede ahí, pero eso no ocurrió ni conmigo ni con mis hermanos. Jamás voy a olvidar el trabajo que hicieron como padres y siempre lo voy a tener presente en mis letras, en mi música y en mi corazón”.

Su familia también aparece en “Ulalá”, una suerte de hit subterráneo, que avanza sobre una guitarra distendida, con referencias a zapatillas de marca y la playa de Copacabana. Es una canción que tiene un brillo particular y Catana dice que no sabe cómo explicarlo, pero algo sucede con ella. “Fue una de las primeras donde vi a gente coreando y fue impactante, no cachaba que podía pasar eso”. 

“Es como yo, resplandeciente, siendo una estrella fugaz”, dice citando su propia letra. “Eso se proyectó a las personas y es como un shot de energía. Me han dicho muchas veces que la escuchan cuando van a la U o cuando están desanimados. Es una canción que quiero mucho y espero que se transforme en un himno para todo el mundo”.

Acto seguido, sin embargo, Catana dice que ya está pensando en las canciones que están por venir. Mira su teléfono, donde está la lista de actuaciones que debe cumplir de aquí a fin de año, y cuenta que tiene planes para editar varios sencillos. Dice que esa nueva música no puede ser más de lo mismo, que debe sonar diferente. 

“Ya hice esto, está cool. Puedo hacer canciones con gente como Fernando Milagros o Kinética, pero necesito un nuevo desafío. Tal vez explotar un poco más de mis capacidades, quizás cantar un poco más. No lo sé. Obviamente no va a ser algo completamente distinto, uno mantiene la esencia, pero eso se puede llevar a otros niveles”. 

Foto: Inti Gajardo / Facebook Catana. 




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