Enrique Soro (1884-1954) había pasado siete años en el Conservatorio de Milán y estaba de regreso en Chile, el país que había dejado siento un niño. Bajo el brazo tenía más de 60 obras de su autoría, pero necesitaba darse a conocer. Por eso, en el verano de 1906 se encargó de publicar las partituras de algunas que había escrito para piano y las tituló como Álbum per pianoforte.
Con el paso del tiempo, se convertiría en un músico reputado y una figura importante de la institucionalidad cultural. Hizo clases y dirigió el Conservatorio Nacional, donde formó a varios de los más reconocidos autores locales. Escribió la primera sinfonía hecha en Chile, la Sinfonía romántica (1921), y seis años antes de su muerte ganó el Premio Nacional de Arte.
Luego, el tiempo fue oscureciendo su figura y legado. Aunque unas pocas piezas permanecieron en el repertorio habitual de las salas de conciertos, tuvieron que pasar las décadas para que sus partituras volvieran realmente a circular. De alguna forma, el redescubrimiento se inició cuando su nieto, Roberto Doniez, publicó el libro Palabra de Soro (2011).
Ahora, ese proceso tiene un nuevo episodio: Álbum per pianoforte se llama el disco que el pianista Alexandros Jusakos (Antofagasta, 1972) acaba de publicar y presentará la próxima semana en la Academia Chilena de Bellas Artes (detalles al final de la nota), con esas siete piezas que Enrique Soro editó cuando estaba recién retornado. Todas fueron grabadas durante tres días de octubre del año pasado, en los estudios Tokarnia de la pequeña villa polaca de Nieporet, y se trata de las mismas que formaron parte de un libro presentado el año pasado en la Biblioteca Nacional.
“No soy un proselitista de Enrique Soro, pero me parece que es un compositor injustamente olvidado. Ahora se ha recordado, pero no fue justo que se haya perdido por tanto tiempo”, dice el intérprete, que ya había editado otros dos discos dedicados al autor, junto a la violinista Yvanka Milosevic.
Aunque algunas de las obras ya habían sido grabadas por otros artistas, es la primera vez que las siete están en un mismo registro. “De todas las piezas aquí incluidas, hay una que se transformaría en un clásico. Me refiero al Andante Appassionato en Re bemol mayor, que de alguna manera invisibilizó a las otras joyas que lo acompañan aquí. Ya es hora de que estas obras comiencen a ser escuchadas en público a través de la alquimia de los intérpretes”, escribe Roberto Doniez, quien también creó la Fundación Enrique Soro, en la edición en disco compacto.
Según Alexandros Jusakos, la música permite retratar al Enrique Soro más prematuro: “Son piezas más bien de salón, pequeñas, de cuatro o cinco minutos. Pianísticamente bien logradas, pero son miniaturas. Tomando en cuenta que era un músico muy joven, eran de mucha inspiración, de muchas ganas de componer cosas”, explica.
“Hay mucha creatividad, pero también veo ciertas influencias. Él fue bien amigo de (Ignacy) Paderewski, por ejemplo, y hay cosas que me recuerdan a su estética. Creo que es una época en la que él estaba inmerso: compañeros, amistades, gente que estaba en su círculo y tenían una manera de componer. Son piezas bonitas, que responden a una estética que en ese momento quizás estaba de moda”.
¿Qué le parece atractivo de Enrique Soro?
Me encanta por la parte musical, pero también me interesa su posición como artista, su visión sobre la música como un ente educador. Él decía que el Conservatorio no era un criadero de genios, sino que un lugar donde las personas aprendían las obras de los grandes compositores y se formaban para enseñar a nuevas generaciones de músicos. Me parece una figura muy actual en ese sentido. Hay discursos que hizo hace cien años y parecen de hoy. Es notable en su visión, pero le dieron poca bola y fue olvidado porque no respondía a la vanguardia del momento.
¿Este disco ayuda a remediar eso?
No me las quiero dar de que yo estoy remediando, porque hay una corriente. Hay orquestas que lo han tocado y grabado y también varios pianistas, como Armand Abols, Svetlana Kotova, (María Paz) “Pachi” Santibáñez, María Blanca Mastrantronio. La idea de este disco fue hacer el compendio completo, las siete piezas, que no se había hecho.
¿Tiene intención de seguir grabando música de Soro?
Me gustaría grabar todo lo que se pueda, incluso las cosas que hizo para niños. Hay piezas muy lindas, que yo normalmente enseño a mis alumnos, y vale la pena grabarlas. A veces pasa que hay obras que se transforman en repertorio de estudiantes y se mantienen en ese ámbito.
Dónde está Soro
El disco Album per pianoforte será presentado al mediodía del lunes 23 de marzo en la Academia Chilena de Bellas Artes (Almirante Montt 454, Metro Bellas Artes), con entrada gratuita.
El disco estará disponible en ese concierto, pero también en las siguientes presentaciones de Alexandros Jusakos. También se podrá adquirir a través de la Fundación Pianos para Chile.