Fibras vegetales y técnica: el "esplendor" de la tecnología en la Cultura Chinchorro

“Esperar que este patrimonio no desaparezca”, es uno de los objetivos de Mariela Santos, autora de una reciente publicación de la Universidad de Tarapacá.

“Esperar que este patrimonio no desaparezca”, es uno de los objetivos de Mariela Santos, autora de una reciente publicación de la Universidad de Tarapacá.

En enero pasado, las autoridades chilenas entregaron el expediente con la postulación de la Cultura Chinchorro como Sitio de Patrimonio Mundial a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Hace algunos días, el organismo internacional respondió sin observaciones iniciales al documento de nominación.

“Esperar que este patrimonio no desaparezca”, es uno de los objetivos de Mariela Santos, autora de una reciente publicación de la Universidad de Tarapacá. El texto aporta con antecedentes sobre este grupo de cazadores y recolectores que nos trasladan en el tiempo: hace 6 mil años atrás.

“Trama & Fibra, Tecnología Temprana en Fibra Vegetal” es un libro que responde a un trabajo de investigación, que se extendió por más de 4 años, que tenía por objetivo la revisión de la colección que la Universidad custodia en sus depósitos  sobre la Cultura Chinchorro. ¿Por qué esta dedicación? La Cultura Chinchorro desarrolló una característica particular respecto de otros procesos y desarrollos culturales:  la momificación artificial.

En entrevista con Radio Universidad de Chile, Mariela Santos Varela, encargada de conservación del Museo de la Universidad de Tarapacá en San Miguel de Azapa, relata su experiencia luego de sacar fotografías, mirar y dibujar esas técnicas.  “La forma en que los hicieron para mí fue una cosa que cada día me sobrecogía más. Pensar que gente tan antigua, temprana como se dice en arqueología, haya podido desarrollar una tecnología con tal esplendor” reflexiona la autora desde Arica.

¿Cuál es el origen de este libro?

Es una iniciativa que está dentro de un proyecto Fondecyt que lo lideró la Dra. Vivien Standen, antropóloga física de la Universidad de Tarapacá de Arica. En ese contexto del proyecto de ella, trabajamos la tecnología de la fibra vegetal en el tiempo de la Cultura Chinchorro.

El trabajo que se desarrolla de investigación está referido en su totalidad a la revisión de la colección que la Universidad custodia en sus depósitos en el Museo San Miguel de Azapa.

faldellin

Imagen de faldellín captada de libro de Mariela Santos.

¿ Cuáles son los objetos que incluyeron en esta revisión?

La Cultura Chinchorro desarrolló una característica bien particular respecto de otros procesos y desarrollos culturales que tiene que ver con la momificación artificial de sus cuerpos. Ellos lo realizaron a 6 mil años antes del presente. La Cultura Chinchorro es un grupo de cazadores -recolectores que habitaron la costa del extremo norte de Chile y un poco hacia el sur del Perú. Específicamente con esta característica, entre el Valle de Camarones y Arica misma que es lo que se ha revisado.

Son pequeñas bandas que habitaron la costa y que no producen nada para su subsistencia. Ellos recogen lo que el medioambiente les provee. Su dieta mayoritariamente son pescados y mariscos, extrayendo estos productos.

Para la vida cotidiana trabajaron algunas materialidades como la madera y las conchas. Y dentro de eso desarrollaron una tecnología que tiene que ver con la fibra vegetal. La fibra la encuentran en estos mismos espacios que habitan, Arica por ejemplo, donde hay humedales en la costa y son el espacio propicio para obtener la materia prima.

estera

Imagen de estera captada de libro de Mariela Santos.

Y con esto desarrollaron varios elementos. Entre ellos, esteras que les permiten envolver a los cuerpos cuando los entierran, unas falditas relacionadas con las mujeres (faldellines) y cuerdas que utilizan como sedales para los anzuelos. Por lo que la tecnología de la fibra vegetal está desarrollada al mil por mil.

En el libro se entregan detalles de las técnicas, ¿cuál es el incentivo para realizar esta publicación?

Estuve trabajando durante 5 años aunque mucho más porque hemos continuado y hemos encontrado detalles nuevos que no están en el libro, pero eso es lo básico.

La colección es amplia, aunque pareciera para algunos no tan relevente, pero para nosotros sí porque los Chinchorro con sus muertos no tienen mucha retribución en los contextos funerarios. ¿A qué me refiero? Los grupos sociales posteriores en sus tumbas incorporan muchos objetos como parte del ritual, los Chinchorros no o muy poco.

Entonces lo que revisamos fueron las tumbas y objetos más bien como atuendo y no como ofrenda. Revisamos 76 faldellines y 153 esteras, para nosotros es relevante y un número importante de objetos que pudimos apreciar y reconocer. En el museo hay alrededor de 300 tumbas chinchorro que se han recuperado. Vimos estos objetos que acompañaban a los cuerpos como parte de la mortaja que ellos poseían.

Revisar ese contexto no es fácil porque estamos hablando de 6 mil años atrás. Las fibra vegetal tiene sus complicaciones de conservación y preservación en el tiempo. A pesar de que en Arica hay una muy buena conservación de materiales orgánicos, pero el hecho que estén en la costa también provocó un daño y un deterioro.

Entonces, revisar esa cantidad de objetos en estos años me permitió tener la posibilidad de sacar fotografías, mirar su tecnología y dibujar esa técnica. La forma en que los hicieron para mí fue una cosa que me sobrecogía cada día más, pensar que gente tan antigua, temprana como se dice en la arqueología, haya podido desarrollar una tecnología con tal esplendor.

dibujo faldellin

Imagen captada de libro de Mariela Santos.

El concepto de ese trabajo tecnológico me obligó a poder reproducirlo en un libro pequeño, que se propuso como objetivo que fuera dedicado a los artesanos, artistas y público general.

Generalmente el trabajo de investigación que se desarrolla en el museo y en la Universidad de Tarapacá está mas bien relacionado con la ciencia y hacia los especialistas. Hay un grupo del común de nosotros que no tenemos la posibilidad, no nos interesa o no llega al público general. Entonces, me propuse que esta maravillosa técnica y trabajo que se veía en cada uno de los estudios, no podía quedar relegado a este pequeño grupo de investigadores.

Decidí hacer este libro para que fuera utilizado por los artistas y artesanos. Mi propósito es poder trabajar con quienes usan fibra vegetal, que no son muchos en Arica. La idea no es que estén reproduciendo faldellines o esteras sino que los puntos, los enlaces y la forma de torcer pueda servir como parte de su quehacer. Y esperar que este patrimonio no desaparezca.

Son varios puntos y enlaces relacionados con un tejido, ¿podrías relatar uno de ellos como ejemplo?

Hay dos cosas. Una son las esteras que envuelven el cuerpo y otra son las falditas. Según las estadísticas que hemos trabajado, las últimas están mas bien relacionadas con las mujeres. De verdad no es fácil, todas en alguna medida me impresionaron y me parecieron interesantes. En los faldellines hicieron 6 formas diferentes en 3 mil 500 años y en las esteras hicieron dos técnicas diferentes.

¿Cuál es más bonita, interesante o difícil? No sabría definirme por una, tienen cosas parecidas solo que hay un cambio: el enlace que unen los faldellines. Es lo único que variaron en 3 mil 500 años con 6 formas diferentes. En el caso de las esteras, esas dos formas están muy relacionadas con lo que viene posteriormente que es el tejido a telar.

El tejido en fibra vegetal también es un tejido: tiene una trama y una urdimbre. Y se conserva hasta llegar al telar con la fibra de animal torcida, como es la lana.

La tecnología de la fibra vegetal se mantuvo permanente en el tiempo, las variaciones son pocas en 3 mil 500 años. Decir ese tiempo para nosotros los mortales parece fácil, pero nosotros ni siquiera vivimos 100 años. Que algunas técnicas de tejido perduraran por 3 mil 500  años es algo espectacular.

¿Estas técnicas y objetos pueden revelar la relación que la cultura tenía con la vida? Considerando que estaban presentes en lo doméstico, pero también en lo ritual.

Cuando se habla de Chinchorro es lo que ellos hicieron para la muerte, pero la antropología física y la arqueología han ido mirando desde otra perspectiva la cultura chinchorro. Y lo más importante para ellos fue la vida. Esa vida ellos quisieron prolongarla a través de la momificación artificial de los cuerpos.

Entendemos que un cuerpo en un par de días empieza su descomposición, ellos se dieron cuenta de ese problema y quisieron que esos seres queridos, que fallecían, permanecieran junto a ellos. Entonces si eran grupos que se estaban moviendo en la costa para adquirir su producto más importante de la pesca, al parecer, ahí se mueven con sus muertos momificados.

Y permanecen con ellos por mucho tiempo hasta que llega un momento cuando los entierran en un grupo de 5 o 6 personas ¿Por qué? No se sabe.  Hay niños, adultos y jóvenes. Llega un momento que están con estos cuerpos y los entierran entre medio de estas grandes mantas de esteras, tejidas en fibra vegetal, y los envuelven a veces individualmente y los sellan del suelo. Para el traspaso a la otra vida…

 Patrimonio e identidad para la región

La Ministra Consuelo Valdés firmó, el pasado lunes 13 de enero, el expediente con la postulación de la Cultura Chinchorro como Sitio de Patrimonio Mundial de la UNESCO. Durante el año pasado se afinaron los 11 capítulos del expediente que fue presentado oficialmente a la UNESCO a través de la Delegación Permanente del Ministerio de Relaciones Exteriores. En su versión final, el trabajo cuenta con 396 páginas de texto de postulación y 916 de anexos.

firma

La Ministra Consuelo Valdés firma el documento. Foto: Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Enero 2020.

A principios de mayo se recibió la respuesta del organismo internacional señalando que no hay observaciones iniciales al documento de nominación. Además de indicar que, debido a la pandemia del Covid-19, se postergó la visita de los expertos de la UNESCO para noviembre de este año.

Su libro y todas la investigaciones relacionadas,  ¿cómo se complementan con todo este proceso de postulación y de difusión de la Cultura Chinchorro?

Todo ayuda. La Universidad de Tarapacá ha liderado la Declaratoria de Patrimonio Mundial de la Humanidad de Chinchorro. Las declaraciones son para objetos inmuebles, desgraciadamente no hay construcciones de esta cultura, como las pirámides, por lo que es una declaratoria muy particular a los sitios donde habitaron los Chinchorro como la Quebrada de Camarones donde se observan tumbas y restos Chinchorro. Ahí fueron los fechados más antiguos.

Van a aportar los sitios, los restos momificados que se encuentran custodiados por la Universidad de Tarapacá en el Museo San Miguel de Azapa y, obviamente, la investigación que se ha desarrollado incluso desde el año 40. Entonces las publicaciones son muchas y hay una gran cantidad que quedan en el ámbito de la parte científica que no se divulga hacia el público general, pero todo lo que se haga aporta.

En este tipo de pequeñas iniciativas, como el libro “Trama & Fibra, Tecnología Temprana en Fibra Vegetal”, aportamos a que se haga parte de la identidad de cada uno de quiénes habitamos en esta región.

Día del Patrimonio: “versión 2020”

El 29, 30 y 31 de mayo se realizarán una serie de actividades por el Día del Patrimonio.  “Como museo tenemos dos salas de exhibición: San Miguel de Azapa y Sitio Colón 10…y se podían visitar hasta antes de la contingencia (por el Covid 19)  y ahora desgraciadamente están cerradas” comenta Mariela Santos.

Sin embargo, están preparando varias invitaciones “virtuales” para este Día del Patrimonio en su versión 2020. Este libro es parte de la editorial de la Universidad de Tarapacá (UTA) y decidieron su acceso libre.

“Como Departamento de Antropología, se va a lanzar este libro y un spot” agregó. Además, de visitas virtuales y otro libro etnográfico para acceder desde Internet.

Escucha la entrevista acá:

Foto de portada: Universidad de Tarapacá. Enero 2020.





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