Hace casi 20 años conocí al Ngenpin (autoridad ancestral encargado de la transmisión del saber mapuche) Armando Marileo Lefío, bilingüe como buen mapuche y siempre con palabras de enseñanza. Marileo no solo ha sido capaz de compilar el conocimiento mapuche ancestral fragmentado tras la ocupación de sus territorios, sino que ha estructurado una propuesta de convivencia a partir de este y que bien viene dar a conocer en estos momentos de crisis en la convivencia social.
La primera historia mapuche es de la creación. Los antiguos newen (energías) luchan contra los nuevos newen y logran aglutinarlos y apelmazarlos en una bola sólida que es lanzada al universo y en cuyo centro hierven los newen atrapados y peleándose. Su superficie se seca y endurece y los viejos newen aprecian esto y deciden bajar una estrella (wangülen) a su superficie, que toma forma de niñita y camina entre la áspera corteza; ella llora, suda, sangra y cada uno de sus fluidos corporales origina ríos, lagos, vegetación y pequeños animales e insectos. Los viejos newen observan que esto es bello y deciden enviarle un compañero, quien tiene la mala suerte de aturdirse al caer y que wangülen cuida hasta que se recupera. Ambos niños caminan por este nuevo mundo, apadrinado el por el Sol y ella por la Luna, son la pareja ancestral, los primeros mapuche que poblaron el Wallmapu. Mucho después, ya con diferencias tribales importantes, algunos incluso dicen que llegaron a ser como los winkas de hoy porque no respetaban mucho la naturaleza ni la convivencia. Esta primera etapa culmina con una hecatombe de proporciones dantescas, verdadero castigo ante las transgresiones de los antiguos; la serpiente del agua (Kai kai Vilu) se enfrenta a la de la tierra (Treng Treng Vilu) con los pequeños humanos intentando sobrevivir a tal pelea en lo que hoy llamaríamos un megaterremoto y megamaremoto. Gran parte de la población desapareció y tras descender las aguas, bajando desde cuatro cerros Treng Treng se encuentran un anciano, una anciana, una niña y un niño. Los primeros comprendieron que tenían una segunda oportunidad, que su rol sería recordar y transmitir esta historia y que los niños repoblarían nuevamente con su ayuda y sus enseñanzas. Esta es la familia ancestral, y debe ser por esto que Marileo dice que sin ancianos no hay futuro.
La segunda historia es la de mayor florecimiento de la cultura mapuche, de expansión de su cultura, del conocimiento de las estrellas, de la tierra, de buena convivencia entre ellos, convivencia con la naturaleza y con los espíritus que habitan en ella. Inconmensurable en tiempo para nosotros, recuerdo a una mujer chono-williche de la isla de Quinchao, quien me relataba la llegada de los mapuche llevando la agricultura, el trabajo en greda y textiles diciéndome “hace como 800 años paso esto, los viejos andaban mas en balsa que en la tierra, y aprendieron de ellos”.
La tercera historia empieza con el contacto con los españoles, una avanzada de Almagro que se adentró hacia el sur y que inició en 1536 una de las etapas más difíciles en la existencia del pueblo mapuche. Con altibajos, pero terminando sumido en la pobreza, el despojo de su territorio y el genocidio de su gente a manos de los hijos criollos de España.
Pero Marileo no se queda en eso, ni sabiendo su Wallmapu partido en dos y saqueado; como buen Ngenpin relata la historia, aprende, cautiva con ella y enseña. Nos propone construir una cuarta historia, que es a la vez aprendizaje para su pueblo y el nuestro, una historia de coexistencia pacífica a partir del presente actual, donde todos tengamos un espacio para desenvolvernos en simetría, en igualdad de condiciones, donde ninguna cultura pretenda estar sobre la otra sino complementándonos mutuamente.
Marileo termina preguntándonos a todos si creemos que es posible coexistir en paz, si estamos disponibles para acompañarlo en esta cuarta historia, una cuarta historia personal y colectiva, si estamos dispuestos a cambiar, a entender de otra manera lo que creemos ya saber, a mirarte al espejo y descubrir que tan mapuche eres, que la convivencia entre lo mapuche y lo winka empieza dentro de cada uno de nosotros.
En momentos como este bien viene escuchar al Ngenpin Armando Marileo Lefío y su construcción de la Cuarta Historia… y acompañarlo.