Armenia y Azerbaiyán firmaron un acuerdo, bajo los auspicios de Rusia, para poner fin a semanas de conflicto militar por el control de Nagorno Karabaj, después de una serie de victorias azerbaiyanas en su lucha por recuperar la disputada región.
Desde finales de septiembre se han librado los combates más sangrientos en casi 30 años entre los separatistas armenios de Nagorno Karabaj y el ejército azerí. El acuerdo, que entró en vigor a las 21:00 GMT (18:00 chilenas) del lunes, fue firmado por el presidente azerí, Ilham Aliyev, y el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, así como el presidente ruso, Vladimir Putin.
Según el pacto firmado, Azerbaiyán y Armenia se quedarán en las posiciones ya tomadas. Los armenios han perdido territorio constantemente y durante el fin de semana las fuerzas azeríes tomaron el control de la segunda ciudad más grande de la región, Shusha. Ahora el control del transporte se llevará a cabo con la asistencia de las autoridades de la guardia de fronteras de Rusia, que tendrá un papel relevante garantizando el alto el fuego.
El contingente de mantenimiento de la paz de la Federación de Rusia, unos 2.000 soldados, se va a ir desplegando a lo largo de la línea de contacto en Nagorno-Karabaj y a lo largo del corredor que conecta Nagorno-Karabaj con la República de Armenia; y Moscú será el árbitro en la zona. El presidente de la autoproclamada república de Nagorno Karabaj, Araik Arutiunián, reconoció que las fuerzas armenias habrían perdido la totalidad de este territorio rebelde si no hubieran aceptado el cese de hostilidades en la zona de conflicto a partir de este martes.
En un comunicado en Facebook, Pashinyan aseguró que firmar el acuerdo fue una decisión “increíblemente dolorosa para mí y para nuestro pueblo”, pero que tuvo que tomarla tras “analizar en profundidad la situación militar”, en alusión a los avances azeríes en el terreno. Sin un retroceso azerí, Armenia pierdía territorios, por lo que las palabras del líder armenio trataban de amortiguar la sensación de derrota, anoche. Manifestantes irrumpieron en la sede del Gobierno armenio tras las informaciones de que Armenia había entregado territorios, e incluso golpearon al presidente del Parlamento armenio, Ararat Mirzoyan, tras sacarlo de su coche.
Por su parte, el presidente de Azerbaiyán proclamó la “capitulación” de su enemigo, aunque no haya reconquistado todo Nagorno Karabaj. “Dije que expulsaríamos (a los armenios) de nuestra tierra como perros, y lo hicimos“, dijo, tratando al primer ministro armenio de “cobarde” por no haber firmado la declaración frente a las cámaras. Turquía , que se posicionó a favor de Bakú, alabó las “importantes conquistas” de Azerbaiyán frente a Armenia en el enclave.
Desde finales de septiembre se han librado los combates más sangrientos en casi 30 años entre los separatistas armenios de Nagorno Karabaj y el ejército azerbaiyano.