El profesor del Instituto de Estudios Internacionales (IEI) de la Universidad de Chile Gilberto Aranda, se refirió en conversación con nuestra radio a los resultados de las elecciones legislativas de Venezuela, las cuales, tal como se anticipaba, marcaron un triunfo de las fuerzas políticas aliadas al presidente Nicolás Maduro.
El analista internacional señaló que pese a algunos fraccionamientos del Chavismo, especialmente en su ala izquierda, el oficialismo logró a través de la intervención de las cúpulas de algunos partidos de oposición “rodear a los comicios de ayer con un halo de participación opositora”, consumar su victoria y el posterior control del único segmento del poder que no estaba bajo su dirección, que era la Asamblea Nacional.
Respecto de la estrategia de gran parte de la oposición al Presidente Maduro de restarse de estos comicios, tal como hicieron en 2005, la calificó como ineficaz, en tanto no logró una participación total de las fuerzas contrarias al oficialismo. Sin embargo, insistió en que este cuadro fue propiciado por la intervención del propio Gobierno.
“La gran diferencia es que en esta ocasión los partidos opositores fueron intervenidos en sus cúpulas (…) En el pasado cuando había facciones de la oposición que decidían hacer caso omiso de los boicot lo hacían bajo su voluntad. Lo que aquí vemos es que el Madurismo tuvo una estrategia de fracturar aún más a la dispersa y fragmentada oposición, y de alguna manera obtener ciertas cúpulas favorecedoras con las cuales pudieron rodear a estos comicios de un halo de participación”.
Aranda destacó la baja participación electoral de la que gozó este proceso -31 por ciento de votantes- la que calificó de “bajísima”, lo que daría cuenta de “una extenuación en la capacidad de movilización del Madurismo”, considerando los procesos electorales anteriores en los que el porcentaje de votantes superaba el 70 por ciento.
En este sentido, el académico de la Universidad de Chile sostuvo que uno de los pilares de los gobiernos latinoamericanos actuales, en general, y de Venezuela en particular, es polarizar las elecciones, es decir presentar las opciones como blanco o negro, y a su juicio es esta dinámica la que en Venezuela, y basados en el porcentaje de participación, estaría socavándose, a diferencia de lo que ocurría cuando Hugo Chávez estaba en el poder.
“Hugo Chávez Frías fue muy ducho en convencer al electorado de esa polarización y lograrlos inscribir en ese contexto de bien o mal, de blanco o negro. De alguna manera tradujo su opción política en un continuo bipolar, y sobre todo movilizando a sus partidarios, y vemos cómo esa movilización ha ido decayendo -estamos hablando de un presidente que lleva siete años- y por supuesto, no tiene ni el carisma, ni el ascendiente del que gozaba Chávez y que ha ido mermando su fuerza”.
Gilberto Aranda atribuye la baja participación a dos factores fundamentales: el primero tiene que ver con la pandemia, y el segundo sería una sensación generalizada entre la población venezolana de que estos comicios no habrían sido todo lo limpio y justo que se enarboló desde el oficialismo.
Rol de Juan Guaidó
Sobre el pie en el que queda el líder opositor y autodenominado presidente encargado, Juan Guaidó, después de estas elecciones, el académico del IEI señaló que su figura está en un “proceso de desgaste pronunciado” luego de tener su momento estelar en 2018 y 2019.
De hecho, señaló que uno de los factores a considerar en la decadencia de Guaidó como figura política de relevancia al interior de su país es que ni siquiera se han escenificado grandes movilizaciones populares que pudieran tener algún vínculo con el líder opositor.
“Guaidó no tiene la popularidad de la que gozó en un comienzo de 2019. Diría yo que la población está bastante cansada porque tenía expectativas cifradas y después del frustrado golpe de abril y mayo de 2019, la verdad es que empezó a agotarse la vía incluso de movilizaciones, y con ello el liderazgo de de Guaidó ya no es lo mismo que principios de 2019″.
“La sociedad internacional debe acompañar el diálogo de las fuerzas políticas internas de Venezuela”
Gilberto Aranda señaló que el contexto de pandemia y, particularmente, la llegada de la Administración Biden a la Casa Blanca, podría propiciar un giro en las estrategias internacionales para abordar la situación en Venezuela, en la cual se genere un mayor espacio para el diálogo entre los distintos actores.
En ese sentido, el analista internacional planteó que la estrategia de confrontación seguida hasta ahora por el Grupo de Lima, por ejemplo, no ha dado frutos y considerando la llegada de Joe Biden al poder en Estados Unidos, sería un buen momento para que exploren nuevos rumbos en su postura hacia Venezuela.
“A mí me parece que sí han cambiado las condiciones y, te diría aún más, creo que los efectos que ha tenido la pandemia han sido distintos respecto de Venezuela, que respecto de Chile. Tengo la impresión que ese paréntesis que ha sido esta pandemia en Venezuela, terminó favoreciendo al Gobierno y, de alguna manera, ayudándolo a desarticular el bloque opositor. Lo ha aprovechado”.
Acerca de las proyecciones que pueden hacerse de la postura que pudiera tomar el futuro gobierno de Joe Biden hacia Venezuela, Gilberto Aranda planteó que es probable que se genere un cambio que busque mayor diálogo con el gobierno de Maduro, lo que no significa en ningún caso que Estados Unidos vaya a alterar de manera radical su postura crítica hacia el Chavismo.
“La Administración Biden va a intentar no un giro respecto a pensar de que está todo bien en Venezuela, o que estamos frente a un gobierno plenamente democrático, desde luego que no, pero sí va a intentar algunas estrategias alternativas que no sean las puras sanciones sino que algún tipo de acercamiento oficioso que permita llegar a mínimos consensos respecto a una oposición que está bastante fragmentada y fracturada”.
Finalmente, respecto de las palabras del ex primer ministro español José Luis Rodríguez Zapatero, en las que llamó a la Unión Europea a una “reflexión serena y sosegada” sobre las sanciones que pesan sobre el gobierno de Nicolás Maduro, así como un llamado al reconocimiento de esta asamblea legislativa, forma parte de la estrategia que ha seguido Zapatero de propiciar el diálogo al interior de las fuerzas políticas venezolanas.
El académico de la Universidad de Chile sostuvo que la estrategia del ex primer ministro español también ha demostrado ser poco eficiente, por lo que plantea que es necesario buscar otro tipo de herramientas, ya que tampoco las sanciones han demostrado ser efectivas.
“Podrian venir tiempos complejos para el Madurismo, y es el momento quizás de -aun cuando el oficialismo ha logrado respirar en esta crisis pandémica- es el tiempo en el que podría estar más abierto a algún tipo de diálogo oficioso por parte de la comunidad internacional”.