La lucha de investigadoras y convencionales por incluir el derecho al cuidado en la nueva constitución

Con motivo del proceso constituyente, la Fundación NODO XXI elaboró una propuesta que aborda la importancia de su incorporación en la nueva Carta Fundamental. Mientras, dirigentas feministas destacan la instalación de esta materia en el debate público y el avance hacia una corresponsabilidad social.

Con motivo del proceso constituyente, la Fundación NODO XXI elaboró una propuesta que aborda la importancia de su incorporación en la nueva Carta Fundamental. Mientras, dirigentas feministas destacan la instalación de esta materia en el debate público y el avance hacia una corresponsabilidad social.

En medio de la nueva etapa constituyente que se está llevando a cabo en el país, en octubre pasado la Fundación Nodo XXI dio a conocer el documento titulado “Los cuidados al centro de la Nueva Constitución”, elaborado por las investigadoras Camila Miranda y Mara Rotstein.

Según señala el texto, el objetivo es presentar “una propuesta de constitucionalización del cuidado en la Nueva Constitución como principio y derecho fundamental, recogiendo experiencias comparadas, además de reflexiones y propuestas feministas sobre el cuidado como derecho, planteando una perspectiva amplia, que en algunos casos se distancia de las lógicas que han dominado las concreciones políticas del cuidado en otros países”.

En particular, se abordan tres aristas de desarrollo: las razones para constitucionalizar los cuidados, desde el principio de Sostenibilidad de la Vida; fundamentos para el reconocimiento constitucional del cuidado como Derecho Humano y la propuesta de constitucionalización del derecho en el nuevo texto constitucional.

Además, la sugerencia apunta al debate internacional en torno a la crisis de los cuidados, que ha tomado mayor visibilidad por los efectos de la pandemia y que da cuenta de la inequidad respecto a su distribución, principalmente a cargo de las mujeres.

A modo de contexto, el Banco Central en su Informe de Política Monetaria (IPoM) de junio pasado reportó que, de acuerdo a datos preliminares, el valor del trabajo no remunerado en el hogar alcanzó el 26% del PIB en 2020. En ese sentido, el presidente del ente emisor, Mario Marcel, dijo que la menor participación de mujeres en el empleo remunerado no significa que ellas hayan reducido sus responsabilidades ni su aporte al país.

Asimismo, la institución planteó en marzo de este año la generación de cuentas satélite de hogares, de manera de medir el aporte de hombres y mujeres al trabajo doméstico para fortalecer las políticas de equidad de género en Chile.

Lo anterior, en consideración al estudio elaborado por la ComunidadMujer, en el marco de la plataforma Juntas en Acción y cofinanciado por la Unión Europea, que reveló que el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado equivale al 22% del PIB ampliado, superando la contribución de todas las otras actividades económicas.

La presidenta de la Fundación Nodo XXI, Camila Miranda, señaló que “en el proceso constituyente están enfrentadas una serie de crisis que experimentamos como sociedad, no solamente las crisis políticas y sociales que tenemos actualmente y que el estallido expresa muy abiertamente, sino que también lo que los feminismos han ido trabajando y problematizando, respecto a cómo se distribuye socialmente el sostener la vida, es decir, el que podamos seguir existiendo en virtud de las condiciones de las personas y la naturaleza”.

En ese sentido, la investigadora manifestó que “es fundamental para avanzar en derechos de las mujeres, pero también en otra comprensión de cómo se relaciona la sociedad en la idea de un nuevo pacto social, poner los cuidados al centro que como se titula el documento. Y desde ahí pensar la dimensión de los cuidados como un derecho concreto que puede ejercerse, exigirse, pero también como una perspectiva, que es que la Constitución tiene un fin que es resolver estas dimensiones de crisis que estamos experimentando como sociedad”.

Asimismo, destacó la necesidad de repensar el rol de subsidiariedad del Estado hacia una idea en la que se pone la vida al centro de las personas y de la naturaleza, apuntando a lo que otras tradiciones de Latinoamérica se ha interpretado con el concepto del “buen vivir” y que, según Miranda, “también está presente en los debates a propósito de los pueblos originarios, que lo están planteando desde sus distintas cosmovisiones y formas de organización política”.

La directora ejecutiva de Abofem, Danitza Pérez, sostuvo que “hablar de cuidados implica mirarlo desde una óptica dual tanto de quien cuida como de quien tiene el derecho a ser cuidado. Ahí también nosotras tenemos avances sobre cómo contemplar el derecho al cuidado y que tiene que ver también con imitar algunas experiencias a nivel regional, como el Sistema Nacional de Cuidados de Uruguay que, en el fondo, articula todos los actores de la sociedad públicos y privados para poder consagrar este derecho.

En cuanto a la internalización del derecho al cuidado desde un punto de vista cultural en el país, Pérez consideró que, con la llegada de la pandemia, “recién entonces la sociedad chilena se dio cuenta de que los cuidados estaban radicados en las mujeres principalmente, pero que además simbolizaban una carga laboral no remunerada tremendamente alta. Entonces, esa especie de sensibilización que requerimos digamos que ya empezó con poner sobre la mesa que hay una crisis de los cuidados y que hay una necesidad de abordarlo”.

Por otra parte, si bien sostuvo que el panorama presidencial influirá en gran medida sobre el avance que se pueda tener sobre esta problemática, en Abofem se muestran optimistas toda vez que los cuidados se han instalado en el debate público como un tema ineludible.

La constituyente por el distrito 11 del pacto Apruebo Dignidad, Constanza Schönhaut, afirmó que ésta es una problemática que viene tomando fuerza y que necesita de un cambio de paradigmas para ser abordado en su integridad. Asimismo, se refirió a la labor de la Convención Constitucional en la discusión de esta materia.

La abogada afirmó que “habemos muchas constituyentes que planteamos que el derecho al cuidado y el reconocimiento del trabajo doméstico y de cuidados durante las campañas es parte de una lucha que tenemos en común y que acá ya las hemos implementado incluso a nivel de reglamento para su reconocimiento. Ahí creo que van a haber bastantes bajadas a lo largo del debate constituyente”.

En esa línea, planteó que “nosotras hemos trabajado en la idea del Estado cuidador como una nueva forma de organización social, donde el mandato central es cuidar a las personas y cuidar de las comunidades, los territorios, la democracia y el medio ambiente, que es una visión holística que nos permite hacer frente los desafíos del siglo XXI”.

Además, Schönhaut apuntó a la importancia del reconocimiento de los cuidados como derechos fundamentales en la nueva Constitución y la incorporación- y en línea con el programa de su candidato presidencial, Gabriel Boric- de un Sistema Nacional de Cuidados para avanzar en una corresponsabilidad social compartida, extrapolándose también este principio a un rediseño organizacional e institucional.





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