Bitácora personal de los Oscars 2022

Son varias las películas que compiten por una estatuilla de la academia, reconocimiento que se conocerá este domingo. Chile participará con el cortometraje de animación "Bestia".

Son varias las películas que compiten por una estatuilla de la academia, reconocimiento que se conocerá este domingo. Chile participará con el cortometraje de animación "Bestia".

Este domingo 27 de marzo se realiza la 94.ª edición de los Óscar, organizada por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas. Sabemos que esta organización no necesariamente premia a las mejores películas, sino a aquellas que los más de siete mil miembros de esta organización consideran que van en la línea de lo que Hollywood debería estar haciendo tanto en términos técnicos como ideológicos. De ahí que, muchas veces, estos premios tengan un sesgo de oportunidad política para instalar un mensaje, más que de celebrar necesariamente el mejor cine hecho en la temporada, en este caso películas estrenadas entre enero y diciembre del 2021.

Dicho lo anterior, siempre me parece interesante ver las películas nominadas para evaluar el gusto e interés de esta organización, probablemente la más poderosa en su ámbito a nivel mundial. Este año, nuevamente, Chile está siendo parte de esta celebración con “Bestia” película nominada en la categoría de mejor cortometraje animado. Lamentablemente esa premiación, al igual que otras categorías, han sido sacadas de la ceremonia y sólo mencionadas brevemente.

En las últimas semanas me he puesto al día con las diez películas nominadas en la categoría “Mejor Película”, considerada la más importante de la premiación y, sin hacer apuestas, acá les dejo mi mirada – muy personal- de cada una de ellas:

“The power of the dog” de Jane Campion

Desde el 2009 que Jane Campion -quien había sido, hasta el 2021, la única mujer ganadora de la Palma de Oro de Cannes – no estrenaba largometraje. En 2013 nos regaló la estupenda mini serie “Top of the Lake” pero acá estábamos esperando con ansias una nueva película. A fines del año pasado y via Netflix se estrena “The power of the dog”, un western que al mismo tiempo honra la tradición del género y la desafía. Ahí está el paisaje como espacio inquietante en su belleza y potencial hostilidad y también los personajes icónicos, pero ni lo uno ni lo otro son en esta película lo que parecen. Hay pocxs cineastas que, en mi opinión, manejan tan bien las texturas del alma como Campion. Lo no dicho está expresado en miradas, planos detalles y una muy trabajada sensualidad en los objetos y la relación de los cuerpos con ellos, nos permite acceder a aquello que respira en el silencio. Y eso que late en “The power of the dog” es la tensión frente al mandato masculino externo e interno en un contexto que es puro aire y que, al mismo tiempo, ahoga. Tremendo trabajo en la dirección de actores y si, Benedict Cumberbatch – nominado a mejor actor por este trabajo- siempre es impactante, pero ¿Qué me dicen de Kodi Smit-Mcphee, que también está nominado? ¡Impresionante! Bellísimo trabajo de fotografía, cuidado montaje y la música de Jonny Greenwood siempre precisa en la construcción de la rareza emocional. Lástima que no se hubiese estrenado en pantalla grande.

“West side story” de Steven Spielberg

Debo decir que quería ver esta película en el cine porque AMO los musicales y sabía que Spielberg iba a filmar uno muy bonito. Y sí, lo hizo. Su paso fugaz por salas me impidió verla en pantalla grande, pero se puede ver en la plataforma Disney plus. En términos formales la película es impecable, me encantó la propuesta fotográfica que logra darle una mirada contemporánea a todo lo que se espera de un musical clásico con un diseño de producción bellamente trabajado y unas escenas musicales brillantemente ejecutadas. Mi problema con la película es temática. Por un lado, hay cosas que dolorosamente siguen siendo contingentes, como la xenofobia, la sospecha sobre los inmigrantes y la lógica de guetos -algo que se ha extendido incluso por acá- y también la representación de una masculinidad toxica que ve en la violencia su único lugar de validación. Que pena que ha seis décadas de la película original estos sigan siendo temas (aunque sospecho que cuando se estrenó el musical, en 1957, no había necesariamente un cuestionamiento a estas problemáticas) Lo que si me resultó absolutamente añejo es esa lógica del amor romántico, instantáneo e incondicional. Como hemos sido criados en todas las versiones posibles de Romeo y Julieta, claramente nos resulta familiar, pero me gustaría pensar que, con todo lo que sabemos hoy, podamos mirar ese relato con sospecha, más allá de lo bien cuidado de su empaque.

“Nightmare Alley” de Guillermo del Toro

Le tenemos cariño a Guillermo del Toro y bueno, un elenco que incluye a Bradley Cooper, Cathe Blanchett, Tony Collete, Rooney Mara y Willem Defoe no podía estar mal. Y la verad es que me gustó mucho. Como “La forma del agua” era un cuidado homenaje a la ciencia ficción clásica, “El callejón de las almas perdidas” es un sentido homenaje al cine negro, siguiendo todas las convenciones del género con eficiencia narrativa y una preciosa puesta en escena (¡esa iluminación ay! ¡Y esa dirección de arte, ufff!) Actores y actrices están brillantes en cada uno de sus roles, pero las escenas entre Cooper y Blanchett son una danza y sólo por la escena final creo Cooper merecía estar nominado a mejor actor. La película -basada en la novela de 1946 del mismo nombre de William Lindsay Gresham y que ya se había adaptado al cine en 1947- se toma su tiempo para construir la historia y los personajes, pero, en mi opinión, no le sobra nada.

“Licorice Pizza” de Paul Thomas Anderson

A “Licorice pizza” le tenía especial fe porque somos fans de Paul Thomas Anderson y la verdad, tras verla quedé con una sensación compleja. Sabemos que a PTA le gusta filmar relaciones grises y difíciles, y que siempre lo hace con elegancia y brillantez. Todas sus películas anteriores están cruzadas por el conflicto, la culpa, el dolor. Algunos amores resultan más luminosos que otros, “Punch Drunk Love” versus “El hilo fantasma”, por ejemplo, y toda la gama diversa que nos presenta en la estupenda “Magnolia”. Pero siempre, siempre es el amor es complicado (en el cine y en la vida ¿No?) Pero en “Licorice pizza” no sé si me vale el recurso. Cuidadosamente filmada, bellamente musicalizada y con protagonistas muy carismáticos en su imperfección, tiene todo para que entendamos porque se enamoran y para enamorarnos con ellos, pero pasan los días y no me abandona el ruido. Y claro que el cine puede (¿debe?) ponernos en lugares de incomodidad y potenciar el diálogo interno y con otrxs, pero ¿Romantizar el estupro? Quizá soy grave, pero incluso con toda esa belleza, no me va. Si la quiere ver, aún está en la cartelera del Cine Arte Normandie y del Centro Arte Alameda.

Drive my car de Ryusuke Hamaguchi

Me gustó muchísimo “Drive my car”, cinta japonesa basada en el cuento homónimo del libro Hombres sin mujeres de Haruki Murakami . Una bella película sobre lo que no decimos, sobre los relatos que nos contamos, nos definen y nos persiguen. Sobre el duelo, la culpa y la capacidad improbable de volver a conectar. Elegante, sensible, profunda. Quedé con un nudo en el pecho que me estuvo acompañando durante varios días mientras seguía dándole vuelta a la película. No es fácil no desparramar con ese material que da para melodrama escandaloso, pero ahí están estos japoneses haciendo equilibrio con mucha gracia, como suelen hacer. Un ultra recomendado, especialmente para mis amigxs teatrales. Aún se puede ver en pantalla grande en Centro Arte Alameda.

“King Richard” de Reinaldo Marcus Green

En mi opinión la presencia de esta cinta en la categoría más importante de los Oscars, sólo se explica porque después de muchos años de recibir críticas por la ausencia de cine dirigido y protagonizados por afroamericanos, la Academia necesitaba llenar ese cupo. Como dije más arriba, estos premios no siempre se tratan de las mejores películas, sino –muchas veces- de gestos que marcan lo “políticamente correcto” en ese momento. Esta película, basada en un personaje real –el padre de las exitosas tenistas Serena y Venus Williams- resulta muy predecible, lo que no necesariamente es malo si es que, en el proceso, la cinta logra que nos interese ver lo que ya sabemos va a pasar. Este no es el caso, ya que el protagonista –interpretado por Will Smith- resulta muy difícil de querer. Es un personaje que quiere parecer ambiguo, pero que termina siendo bastante insoportable, explicitando una masculinidad toxica que, a estas alturas, ya no queremos celebrar y de ahí que –a pesar de la correcta construcción del relato-  la película no se disfruta. Disponible en la plataforma de HBO.

“Coda” de Sian Heder

Escrita y dirigida por la cineasta Sian Heder, “Coda” también podría estar acusada de entrar a la categoría de mejor película por temas de inclusión, pero honestamente todo lo que le falta a “King Richard” en empatía es lo que sostiene esta película. Resulta relevante y refrescante tener una película protagonizada, en su mayoría, por personajes (y elenco) sordomudo. Si uno de los valores del cine es la posibilidad de sumergirnos en una experiencia ajena para generar empatía, esta película lo logra brillantemente usando los recursos cinematográficos. Los personajes son queribles y complejos, y aunque no resulta muy original al interior del sub genero del “coming of age” (películas que hablan del “hacerse adulto” del o la protagonista), como está muy bien construida nos dan ganas de acompañar a los personajes en sus procesos. Está disponible en la plataforma Prime Video.

“Don’t look up” de Adam Mckay

Dicen lxs que saben que el humor es tragedia más tiempo y es posible que esa sea la razón por la que no me gustó “Don’t look up”. Y puede ser que mi sentido del humor no sea tan negro como el necesario para disfrutar de esta película, una sátira sobre la incapacidad de los líderes políticos y mediáticos ante la evidencia científica que tiene al mundo al borde del colapso. En este caso el colapso es un meteorito que aterrizaría en las costas chilenas (si, obvio que el fin del mundo es en Chile) pero no hay que hilar muy fino para saber que estamos hablando del cambio climático y la poca urgencia que se ha mostrado, a nivel global, al respecto. A pesar de que tiene un elenco de lujo –que incluye a Leonardo DiCaprio, Jennifer Lawrence, Cate Blanchett, Meryl Streep y Jonah Hill- la lógica satírica de la película hace que todas las actuaciones sean muy exageradas haciendo muy difícil la empatía con ellxs, y por lo tanto, el compromiso emocional con lo que se nos está contando. Disponible en Netflix.

Belfast de Kenneth Branagh

Esta película no esconde su origen biográfico y de homenaje. No pretende ser realista, sino dar cuenta del imaginario que sobrevive en la nostalgia de su director sobre su infancia en Belfast a fines de los sesenta, en un contexto marcado por el separatismo religioso. El relato se sostiene en la dulzura de su protagonista – un muy carismático Jude Hill – un niño de 9 años que ve este mundo complejo en que vive con naturalidad, aunque no es ciego a los conflictos de los adultos. La película está hecha para ser entrañable y lo logra. Además del joven protagonista el elenco está muy bien armado, especialmente los experimentados Judi Dench y Ciarán Hinds –ambos nominados al Oscar en sus categorías- que interpretan a unos abuelos sabios y mañosos. La película está bellamente filmada en blanco y negro, con excepción de lo que los personajes ven el teatro o el cine, lo que demuestra el profundo cariño del director por su propio espacio de expresión. La película aún está en cartelera comercial.

Dune de Denis Villeneuve

Tuve la alegría de ver está película en pantalla grande y seguramente lo mucho que me gustó también tuvo que ver con que el esfuerzo en diseño de producción, el trabajo de fotografía, sonido y montaje están pensados para una experiencia cinematográfica inmersiva. Las expectativas estaban altas: fui con un fan de los libros que la disfruto muchísimo aunque también creo que funcionará más que bien con quienes no tienen idea del mundo creado por Frank Herbert. Como espectadora agradecí el equilibrio entre desarrollo íntimo de personajes y trama política palaciega, con las espectaculares escenas de batallas y efectos especiales. Siempre me emociona cuando el cine industrial da cuenta que el entretenimiento no tiene porqué ir separado de un gran nivel artístico, que el público es capaz de disfrutar y apreciar de la cuidada puesta en escena y cámara, y que agradece este tipo de notables experiencias cinematográficas y no me voy a detener en las actuaciones porque para con ese casting lleno de gente hermosa y talentosa. Actualmente se puede ver en la plataforma de HBO.

Extra: “The tragedy of Macbeth” de Joel Cohen

Se han hecho tantas versiones de este clásico, y aun así Joel Cohen logra sorprendernos rindiendo tributo al material original, pero dándole una mirada muy jugada y contemporánea, y de paso también haciendo un guiño a la versión de Orson Welles (que sospecho estaría muy orgulloso / envidioso de lo que se logra acá). El diseño de producción parece austero, pero es muy sofisticado y la fotografía -no por nada nominada-, el uso de la planos y acertado montaje permiten que, sin perder el valor teatral del texto, esto sea una gran clase de cine. Que decir de lo soberbios que están Denzel Washington (también nominado) y la genia Frances McDormand (que yo creo no la nominaron porque se gana el Oscar año por medio) pero no sólo ellos, los secundarios también están brillantes, especialmente la inquietante Kathryn Hunter que impacta interpretando a las brujas. La película está en Appletv y yo se la recomiendo mucho.





Presione Escape para Salir o haga clic en la X