El fiscal turco encargado de investigar el asesinato en 2018 del periodista saudí Jamal Khashoggi en el consulado de Arabia Saudí en Estambul, pidió cerrar el caso solicitando que se traslade el expediente a la justicia de Arabia Saudita. Durante una sesión ayer del juicio abierto en Turquía contra 26 sospechosos, el fiscal emitió una evaluación final en la que solicitó la mencionada petición al Ministerio de Justicia turco. Si este se la concede, se acabaría una de las principales vías para condenar a los culpables. El panel de jueces aún no se ha pronunciado, pero pidió la opinión del Ministerio de Justicia y fijó una audiencia para el próximo 7 de abril.
Por su parte, el director de comunicaciones de Amnistía Internacional en Turquía, Tarik Beyhan, afirmó que la investigación en suelo turco había sido la única oportunidad para un juicio justo y que transferir el caso a Riad significaría que el caso queda cerrado.
“El fiscal pidió, acorde con la demanda saudita, la transferencia del caso a Arabia Saudita y su cierre en Turquía”, escribió en Twitter Hatice Cengiz -la mujer con quien Khashoggi pleaneaba casarse- tras una audiencia en la principal corte de Estambul, según informó la agencia de noticias AFP. Agregó en su mensaje en la red social que la corte “pediría ahora la opinión del ministerio de Justicia turco”. Por su parte, el representante de Reporteros Sin Fronteras (RSF) en Turquía, Erol Onderoglu, calificó como una “noticia terrible” la solicitud del fiscal y pidió al ministerio de Justicia rechazarla. Y opinó que “el caso Khashoggi parece que esta vez será víctima de un acercamiento diplomático entre Turquía y el reino saudita”.
Según la agencia de noticias turca DHA, el fiscal dijo que el caso “se ha demorado porque las órdenes de la corte no pueden ser ejecutadas debido a que los sospechosos son extranjeros”. Sin embargo, el ministro turco de Relaciones Exteriores, Mevlut Cavusoglu, dijo este jueves que algunos “pasos concretos” serían tomados próximamente para normalizar las relaciones entre Ankara y Riad. Algo que no es menor porque el pedido del fiscal se produce precisamente en momentos en que Turquía busca el deshielo de sus relaciones con Arabia Saudita, que empeoraron drásticamente tras el asesinato del colaborador del diario estadounidense The Washington Post.
Según opinaron las autoridades de Estados Unidos y Turquía en ese momento, como Khassogi había pedido hora para ser atendido en el consulado de su país, un comando saudita lo habría esperado, estrangulándolo y desmembrando su cuerpo, el que nunca fue localizado. Por su parte, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dijo en esos días que la orden de matarlo “vino de los niveles más altos” del gobierno saudita. Pero el príncipe heredero, Mohamed bin Salman, afirmó entonces que si bien aceptaba la responsabilidad de Arabia Saudita en el caso, rechazaba tajantemente cualquier vínculo personal con lo sucedido. Más tarde, en declaración oficial, el Gobierno saudita aseguró que el crimen fue obra de agentes que actuaron por su cuenta. Posteriormente, la policía saudita detuvo a 26 individuos contra quienes se inició juicio. Este concluyó meses después con cinco de ellos condenados a muerte, aunque la pena les fue luego conmutada por 20 años de cárcel. Sin embargo, ningún nombre de los sentenciados fue dado a conocer y grupos de derechos humanos lo describieron como un “juicio falso”.
Insatisfecha con el juicio en Arabia Saudita, Turquía inició su propia investigación del asesinato y sometió a los 26 sauditas a un juicio en ausencia. Pero, además, incluyó a dos individuos muy cercanos al príncipe heredero. En febrero pasado, Cengiz dijo que Turquía debe insistir en hacer justicia por Khashoggi, “incluso si mejora sus relaciones” con Riad. “No creo que sea lo mejor para nadie cerrar completamente el caso”, indicó.
Khashoggi, cercano a la monarquía saudita, era un férreo opositor del príncipe heredero, Mohamed Bin Salmán, convertido en “hombre fuerte” del reino y desapareció el 2 de octubre de 2018 cuando concurrió al consulado de su país en Estambul a solicitar documentación para su boda con Hatice Cengiz. Las autoridades turcas consideran que el periodista fue asesinado por un comando enviado por Riad a Estambul y que su cuerpo fue luego descuartizado y “disuelto” en ácido.