Este lunes en Tirana murió a sus 88 años el escritor albanés Ismail Kadaré, conocido por resignificar e internacionalizar la cultura albanesa. Fue uno de los escritores más mencionados para obtener el Nobel de Literatura y quien recientemente fue incluido en la primera lista del International Booker Prize 2024.
La noticia fue confirmada por su editorial francesa, Fayard, la cual lo calificó como “uno de los más grandes escritores de este tiempo”.
Kadaré sucumbió a una crisis cardíaca, precisó el hospital de Tirana. Llegó “sin señales de vida” y los médicos le hicieron un masaje cardíaco, pero “murió hacia las 06H40 GMT” (8H40 local), dijo el centro de salud. Fue el creador de obras como “Tres minutos. Sobre el misterio de la llamada de Stalin a Pasternak”, “El gran invierno”, “El palacio de los sueños”, “El general del ejército muerto” y “El ocaso de los dioses de la estepa”. El escritor publicó una cuarentena de títulos que están traducidos a más de cuarenta idiomas.
Siendo un niño, vivió la Segunda Guerra Mundial, la ocupación de su país por la Italia fascista, la Alemania nazi y la Unión Soviética, hasta la instauración de la dictadura comunista de Enver Hoxha en Albania en 1944. A los diecisiete años ganó un premio de poesía en Tirana que le valió la autorización para partir a Moscú a estudiar en el Instituto Gorki, del que fue expulsado en 1961, tras la ruptura de relaciones entre el país balcánico y la URSS.
“No llegué a la literatura desde la libertad, sino a la libertad desde la literatura”. Con esta frase, Kadaré resume cómo su obra y la apreciación de la escena internacional fue influenciada por las convulsas circunstancias en su país natal. Su relación con el regimen de Enver Hoxha ha dado mucho que hablar: escribió contra los totalitarismos (El palacio de los sueños es el ejemplo más palmario), pero también fue acusado de connivencia con el severo regimen de Hoxha. En 1972, sería nombrado diputado albanés sin siquiera pedirlo, viéndose obligado a unirse al Partido Comunista (el partido del Gobierno). Sin embargo, continuaría siempre su lucha constante contra el totalitarismo. Caído en desgracia por sus escritos subversivos, finalmente se vio obligado a publicar sus novelas en el extranjero. No se fue de Albania hasta 1990, cuando consiguió asilo político en París.
“El infierno comunista, como cualquier otro infierno, es asfixiante”, declaró el escritor a AFP en una de sus últimas entrevistas, en octubre. “Pero en la literatura, eso se transforma en una fuerza vital, una fuerza que te ayuda a sobrevivir, a vencer con la frente muy alta a la dictadura. Me dio todo lo que tengo, fue el sentido de mi vida, me dio el coraje de resistir, la felicidad, la esperanza de superar todo”, explicó.
Recibió el premio Man Booker Internacional en 2005 y el Princesa de Asturias de Literatura en 2009. ganó el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. El jurado elogió “la belleza y el hondo compromiso de su creación literaria” y que sus obras destacan por su “lenguaje cotidiano pero lleno de lirismo” con el que “expresa la pesadumbre de la conciencia”. También subrayó el compromiso del autor albanés en “denunciar cualquier forma de totalitarismo”.
El año pasado, el presidente francés Emmanuel Macron le concedió el título de Gran Oficial de la Legión de Honor durante una visita del mandatario galo a la capital albanesa. Anteriormente, Francia también le había nombrado asociado extranjero de la Academia de Ciencias Morales y Políticas, así como Comendador de la Legión de Honor.
Según escribió en El País Miguel Roán, director del centro de pensamiento Balcanismos y autor de Belgrado brut, “Kadaré fue un contador de historias. Deja una obra híbrida traducida a más de una treintena de idiomas (sobre todo promocionada en España por Ramón Sánchez Lizarralde y María Roces), inspirada en la fábula y en la mitología, como creador de un realismo balcánico con denominación de origen albanés (Kadaria, según acuñó el ensayista y editor francés Eric Faye), pero también como gran constructor de la memoria nacional albanesa, recorriendo sus hitos más relevantes y las claves del saber popular.