El sábado 21 de agosto recién pasado ocurrieron dos fenómenos climáticos absolutamente inusuales en ambos extremos de la Tierra: al mismo tiempo que en una base de la Armada chilena, en la Antártica, se registraba una sensación térmica de -42° C, al otro lado del mundo, en la Cumbre de Groenlandia (a 3216 mts. de altura) y donde siempre hubo sólo hielo, llovió –por primera vez desde que hay registros- durante horas.
Estados Unidos autorizó, definitivamente, a la compañía petrolera Shell a iniciar perforaciones en aguas del Océano Glacial Ártico. Un serio revés para las organizaciones ambientalistas que se oponen a esos trabajos por los riesgos de accidentes que tendrían un impacto nefasto y de larga duración.
Cerca de un millar de personas participaron este sábado de una cicletada convocada por Greenpeace para llamar la atención sobre el impacto medioambiental sobre el Ártico. Ciclistas profesionales y familias, con poleras y caras pintadas, recorrieron calles de Santiago, Temuco y Concepción, sumándose a una manifestación que contemplaba 135 ciudades alrededor del mundo. La manifestación […]
Una protesta de Greenpeace visibilizó el rechazo a la explotación petrolera en el Ártico, que derivó en el arresto de 30 manifestantes de esta ONG, los cuales señalan ser “amnistiados por un crimen que no cometieron”. La entidad subraya el doble daño que significa la extracción, de momento en que se explota una zona de preservación natural a nivel mundial, para abastecer de energía al modelo industrial que instaló el cambio climático.