El Museo Nacional de Bellas Artes resguarda 15 obras europeas que llegaron a su acervo en el fragor de la Segunda Guerra Mundial. Una historia en la que se cruzan príncipes, herederos y autorías que han debido confirmarse a lo largo de más de 70 años y en las que se incluyen maestros como Jacob Jordaens, Cornelis de Vos o Pieter Fransz de Grebber.