El último viernes, cerca del fin del verano en este bloque del mundo y con la primavera avizorándose en la península ibérica, el rapero español lanzó un disco titulado por una especie de tag, que soltaba de vez en cuando en los brillos de su repertorio antecesor. Con apariencia de accidente y patrones alejados de la maquinaria de los hits, uno de los artistas más versátiles de los últimos años se aleja del evangelio del trap para reivindicar la canción popular española, así como a sus propios instintos.