Organizaciones sociales, académicos y la comunidad en general han rechazado transversalmente la instalación de una represa en el mismo lugar donde, hace 60 años, cientos de civiles y militares lograron despejar los tacos provocados por el terremoto, salvando las ciudades ubicadas río abajo.
La idea impulsada en 2008 y detenida en 2011 por derrumbes busca nuevamente reanudar la gigantesca obra. Organizaciones de la sociedad civil y comunidades mapuches se organizan para interrumpir definitivamente una eventual estructura que inundará y modificará el ecosistema, la economía y la vida de los habitantes de la zona.