La sentencia de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que determinó que ni Serbia ni Croacia cometieron genocidio, dejó al descubierto según los analistas las artimañas que elucubraron los servicios de inteligencia para justificar guerras e invasiones en territorios que son de interés geopolítico para algunas potencias. Los jueces que integran la CIJ radicada en la ciudad de La Haya, determinaron que las autoridades de Serbia y Croacia no son responsables del delito de genocidio en el marco de la llamada guerra de los Balcanes. El presidente del Tribunal, Peter Tomka señaló que para establecer dicho delito se necesita la intención deliberada de matar a miembros de un grupo.