El arreglo, obviamente, tiene por objetivo aliviar la situación del pueblo griego, que exige auxilio inmediato, tras más de dos semanas con los bancos cerrados y sus ahorros en “corralito”, aunque también dejar estampado el control del “moral hazard” que la “troika” ha querido instalar para evitar futuras “sublevaciones” de otros países periféricos y/o deudores que si han acatado las normas para sus respectivos rescates y han obligado a sus ciudadanos a duros ajustes.
¿Qué pasará si el referéndum no es claramente indiciario de la voluntad popular en la medida que el “Si” y el “No” consigan porcentajes parecidos? ¿Bastará que Tsipras alcance 51 por ciento de votos “No” para negociar con la Troika desde un piso fuerte o más bien un resultado no resolutorio claro debilitará aún más su posición negociadora?
Sin acuerdos concluyó la cumbre de la zona euro, convocada de forma excepcional para este lunes. En el encuentro se abordó la situación de Grecia, después de que el primer ministro, Alexis Tsipras, presentara este domingo un nuevo paquete de propuestas, ante las sucesivas negativas de los acreedores.
Como se sabe, las tensiones entre el gobierno de Syriza y la Troika se debe a las reticencias de los griegos a aceptar el plan clásico de reformas inmediatas propuestas por el FMI, BCE y la CE, que implica reformar el IVA, pensiones y el mercado laboral y privatizar aeropuertos y puertos.
El próximo 5 de junio aparece como una fecha clave en un nuevo capítulo de las tensiones entre el gobierno griego y los acreedores de la deuda de 320 mil millones de dólares que mantiene el país con la Eurozona. Alemania se presenta como el mayor prestamista, con 76 mil millones de dólares, y a la vez como el más inflexible en exigir un aumento de los recortes sociales.
Hoy Syriza y sus medidas han puesto en la mesa europea dos vías: una a saber si la prioridad del nuevo gobierno griego y con ello un ejemplo para el resto del mundo es pagar a los acreedores que han esquilmado a las sociedades o la decisión es avanzar por el bienestar social a partir del triunfo y el voto de confianza ganado a punta de votos.
El ministro de finanzas griego presenta hoy a sus pares y acreedores de la zona Euro su programa para restructurar la millonaria deuda del país. Una reunión crítica en Bruselas en la que Alemania aparece como la más estricta defensora de la austeridad europea a la que Atenas quiere poner un alto.
Luego del triunfo de la izquierda griega no hubo caos en Europa, pero sí se augura un cambio de rumbo: la vuelta al diálogo para decir basta a los años de austeridad y el desafío de negociar la deuda griega, en un escenario donde las socialdemocracias parecen no haber respondido a las expectativas del que antes era su electorado.
La aflictiva realidad cotidiana de los europeos en crisis, empeorada por los brutales ajustes, se ha vuelto contra el discurso europeísta que sostiene a la institucionalidad continental. Por ello, una forma de leer los resultados será preguntándose si se quiere más o menos ajustes, y más o menos Europa.
En Portugal y Grecia, dos países golpeados especialmente por la crisis y con las elecciones del Parlamento Europeo de este domingo como telón de fondo, la ciudadanía ha respondido en sentido contrario a los discursos laudatorios sobre las duras medidas que han padecido, difundidos por las dirigencias políticas, empresariales y los grandes medios de comunicación.
En el maletín, los llamados “hombres de negro”, llevan un compendio de medidas estándar como son bajar los salarios, aumentar la edad de jubilación, potenciar los contratos basuras, agilizar el despido libre, elevar el IVA y seguir la senda de las privatizaciones. Un recetario completo implantado de forma indiscriminada en la zona Euro. En su […]
Sin triunfalismo pero con un evidente beneplácito, responsables griegos comentaron este 6 de junio el hecho de que el FMI haya reconocido haber cometido errores sobre Grecia en las políticas de rescate financiero hacia ese país en 2010. La Comisión Europea dijo que ‘discrepaba totalmente’ con las autocríticas del FMI.
Los recortes financieros impuestos por el Banco Central del continente (BCE), la Comisión Europea (CE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) volvieron a desencadenar multitudinarias protestas en 80 ciudades de Europa. Los manifestantes apuntan a que estas medidas económicas han implicado un deterioro en la calidad de vida.