Estos billetes, especialmente aquellos que tienen la cualidad de generar confianza mundial, tales como las llamadas “monedas duras” -como el dólar, euro, yen o yuan- no lo son sino por la fe que depositamos en los poderes nacionales emisores (EE.UU. Europa, Japón o China), y que nos dice, casi inconscientemente, que aquellos Estados validarán su soberanía inscrita en los billetes y, de alguna manera, aquel nos servirá, al menos, para pagar bienes y servicios que esos países ofrecen al mundo.
La decisión del 11 de agosto pasado, de desconectar el yuan del dólar, desató gran volatilidad, con caídas de mercados no vistas desde la crisis de 2008 y en las últimas cuatro semanas, los valores bursátiles promedio han mostrado fluctuaciones de hasta 5 por ciento diarias.