Las emociones de Charles Darwin

Este es un año de conmemoraciones para uno de las figuras científicas más trascendentales en la Historia de la humanidad. No sólo se cumplen 200 años de su nacimiento, sino también 150 desde que se publicara “El origen de las especies”, libró que cambió  el paradigma de las teorías evolucionistas, sino que también sirvió de referencia para el desarrollo de otras ciencias, como la Psicología y su estudio de la emotividad.


Este es un año de conmemoraciones para uno de las figuras científicas más trascendentales en la Historia de la humanidad. No sólo se cumplen 200 años de su nacimiento, sino también 150 desde que se publicara “El origen de las especies”, libró que cambió  el paradigma de las teorías evolucionistas, sino que también sirvió de referencia para el desarrollo de otras ciencias, como la Psicología y su estudio de la emotividad.

Este es un año de conmemoraciones para uno de las figuras científicas más trascendentales en la Historia de la humanidad. No sólo se cumplen 200 años de su nacimiento, sino también 150 desde que se publicara “El origen de las especies”, libró que cambió  el paradigma de las teorías evolucionistas, sino que también sirvió de referencia para el desarrollo de otras ciencias, como la Psicología y su estudio de la emotividad.

Este año se cumplen 200 años del nacimiento de Charles Darwin y 150 desde que  publicara “El origen de las especies”, que diera a conocer al mundo su teoría evolucionista, por lo que se han desarrollado múltiples actividades que han despertado el interés en todo el mundo.

Esta semana en nuestro país se dieron cita un inusual grupo de científicos e intelectuales que se encuentran recreando la ruta de Darwin en nuestro territorio. Es por ello que el programa A Fondo de Radio Universidad de Chile ahondó en los alcances de las teorías darwinianas, específicamente en el área de la Psicología, donde señaló que las emociones serían universales y no culturales como afirmaron, por más de cien años diversos teóricos.

 “(…) no puedo expresar el deleite que sentí ante la conclusión tan famosa de toda mi geología en Sudamérica. Literalmente, apenas pude dormir por las noches pensando en mis días de trabajo…."

En esta carta, fechada un 23 de abril de 1835 en Valparaíso, el naturalista inglés Charles Darwin transmite a su hermana Susan las impresiones de un viaje que había iniciado hacía cuatro años cuando se embarcara en el barco Beagle.

A los 22 años, Darwin era un joven con estudios de Teología y Medicina, siguiendo los pasos de Robert Darwin, su padre,  quien al constatar que su hijo no era capaz de realizar siquiera una autopsia, lo sentenció: “Serás una desgracia para ti mismo y para toda tu familia”. Nada más alejado de la realidad.  No sólo su hijo se convirtió en una eminencia en vida, sino que las proyecciones de su pensamiento lo convierten en uno de los científicos trascendentales en la historia de la humanidad.

Lo que Darwin hizo fue dar una explicación sobre nuestra propia identidad: la selección natural, una idea que contrastaba con lo que se creía a mediados del siglo XIX, donde Dios había creado cada especie de forma única y particular.

Fue justamente este viaje realizado por las costas de América, lo que motivó a Darwin a plantearse cuestiones reveladoras de nuestra existencia. Un tercio de la notable travesía, que lo llevara dos décadas más tarde a enunciar la teoría de la selección natural, la realizó en Chile, recorriendo desde Tierra del Fuego hasta Copiapó, entre otras localidades. Eso se tradujo en que también un tercio de los capítulos del libro “Un naturalista alrededor del mundo” se refieren a su estadía en nuestro país y a un continente que verdaderamente lo fascinó.

Algunas de estas ideas las empezó a deslizar en artículos que publicó de regreso a su natal Inglaterra. Sin embargo, el cambio radical en la concepción de nuestra existencia se produjo a partir del año 1859, cuando Charles Darwin decide, finalmente, publicar su libro “El origen de las especies”, entregando de una vez y de manera categórica, una teoría sobre un tema que estaba presente en los trabajo de muchos científicos desde hace más del mil años, pero nunca antes resuelto metodológicamente.

Actualmente, según el doctor y profesor de Medicina de la Universidad de Chile, Carlos Valenzuela, el gran legado de Charles Darwin son dos ideas principales: la permanencia de la selección natural y la  de haber entregado una visión laica del árbol de la vida.

Emociones universales

Pero ¿cómo se aplica la teoría de Darwin hoy, pero en otras ciencias como la Psicología? El año 1872, el científico publica “La expresión de las emociones en el hombre y los animales”, que busca sustentar la Teoría de las Especies y constatar que las emociones, además de ser compartidas con los animales, son universales, es decir, no solamente dependen de la cultura como han querido plantear algunos estudiosos.

Las emociones son respuestas complejas en las que convergen elementos mentales, fisiológicos y motores ¿Cómo podemos compartir hombres y animales estas emociones y cómo pueden traspasarse de generación en generación? Para contestar esta y otras preguntas en el programa A Fondo, Vivian Lavín conversó con Ana María Fernández, docente de la USACH y candidata a doctora  en Psicología evolucionaria en la Universidad de Chile.

“En el comienzo del estudio de las emociones, después que Darwin plantea su teoría sobre la expresión de emociones, algunos psicólogos, como William James, empiezan a desarrollar sus trabajos en base a la teoría de las emociones como expresiones adaptativas en función del pensamiento darwiniano”, explica Ana María. Sin embargo, luego comienzan a configurarse versiones contrarias, que intentan  que prevalezca la influencia del contexto en las emociones, noción que permaneció por 100 años más.

Sin embargo, el avance en el estudio de las emociones ha constatado los aportes de Darwin, estableciendo que ha sido el gran autor dentro del estudio de las emociones: “En febrero de este año se publicó un numero especial de los aportes de Darwin en la revista científica ‘American Psichology’, donde se dice que las emociones efectivamente tienen una localización neural que comparten muchas especies”, señala Fernández.

Actualmente, el estudio de las emociones integra ambas concepciones a través de la teoría de la valoración de las emociones que surgió alrededor del año 2002 y que se ha consolidado este año con la comprobación neurológica que han hecho los científicos de lo que ya exponía Darwin, hace más de 100 años atrás.  De acuerdo a la experta de la USACH esta teoría indica que “cada individuo va haciendo una valoración del entorno, en torno a los recursos que él tiene”.





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