Joven que acusa a Hugo Montes de abusos: “Esto le pasó a varios compañeros”

Eduardo William, hoy de 23 años, asegura que a los 15 fue víctima de abusos deshonestos de parte del Premio Nacional de Educación 2005, diácono permanente y fundador de tres colegios, Hugo Montes. Entre 1997 y 2001 otros alumnos habrían sufrido la misma suerte. Denuncias que hoy investiga el arzobispado y que vienen a engrosar la lista de acusaciones en contra de la Iglesia Católica.

Eduardo William, hoy de 23 años, asegura que a los 15 fue víctima de abusos deshonestos de parte del Premio Nacional de Educación 2005, diácono permanente y fundador de tres colegios, Hugo Montes. Entre 1997 y 2001 otros alumnos habrían sufrido la misma suerte. Denuncias que hoy investiga el arzobispado y que vienen a engrosar la lista de acusaciones en contra de la Iglesia Católica.

Otras denuncias sobre abusos sexuales están complicando nuevamente a la Iglesia Católica en Chile. Al bullado caso Karadima y a las acusaciones anteriores que involucran a miembros del clero en delitos contra menores, ahora se suman las imputaciones en contra del Premio Nacional de Educación 2005 y diácono permanente Hugo Montes Brunet, quien depende jerárquicamente del cardenal Francisco Javier Errázuriz.

Se trata del testimonio de Eduardo Williams, diseñador de 23 años, quien asegura que fue víctima de abusos deshonestos de parte de Montes, cuando tenía 15 años y era el rector de su colegio, el San Esteban Diácono de Vitacura.  Denuncia que el profesional estampó el paso 6 de mayo en el Arzobispado de Santiago, que ahora debe iniciar una investigación.

Williams señala que los abusos del fundador de tres prestigiosos colegios católicos y director de la Fundación Futuro  se extendieron en el tiempo y  también habrían afectado a otros alumnos. “Esto venía dándose desde séptimo básico, que nos llevaba a la capilla, nos confesaba, nos daba unos abrazos muy cercanos y de repente trataba de meterte el dedo en la boca. Nos invitó a su casa de Isla de Maipo un par de veces y nos decía báñense niños y como nadie llevó traje de baño, nos bañamos en calzoncillos. Esto le pasó a varios compañeros. Lo que me llevó a llevarlo a la justicia con mi papá fue lo que pasó en el 2001, en el San Esteban: me abrazó muy fuerte, me inmovilizó y me intentó dar dos besos en la boca, me los dio no en la boca de lleno sino entre boca y mejilla”, relató a Radio Universidad de Chile.

Asustado, Eduardo le contó a su familia y, junto a su padre, estamparon una denuncia que se derivó al 33º Juzgado del Crimen de Santiago, sin embargo, el psiquiatra que atendió al menor en ese entonces recomendó no seguir torturándolo con lo que sería un largo  proceso judicial que recordaba al niño los duros momentos vividos.

Pero el padre sí se reunió con Montes y, a cambio de desistir del proceso, aceptó un acuerdo: el diácono juraba no volver a pisar ningún establecimiento educacional y no acercarse a un menor de edad. Pacto que no cumplió en su totalidad, pues continúa ligado a los colegios diaconales, que hoy dirige su hijo, y sigue haciendo misas.

Investigación periodística

Este nuevo escándalo en la Iglesia se conoció gracias a la investigación periodística de Bárbara León, María Teresa Nielsen y Valentina Trejos,  estudiantes de la Escuela de Periodismo de la Universidad Diego Portales, y bajo la guía del periodista y profesor Javier Ortega.

En un poco más de dos años recabaron más de una veintena de testimonios y entrevistas que vinculan al Premio Nacional con abusos de menores.

“Contamos con testimonios de alumnos desde las generaciones desde 1997 hasta el 2001-2002 y coinciden en los temas de la piscina, que Hugo Montes, los invita a bañarse desnudos, las caricias, muchos besos. Son personas que no se conocen entre sí, que tienen muchos años de diferencia ¿cómo es posible que sus testimonios sean iguales?”, afirma Valentina Trejos, quien además estudió en el colegio San Felipe de Calera de Tango, de propiedad del diácono, donde –asegura- los abusos eran un secreto a voces.

Los hechos denunciados habrían ocurrido entre 1997 y  el año 2002, cuando Montes se desempeñaba como rector de los colegios diaconales San Esteban (Vitacura), San Felipe (Calera de Tango) y San Nicolás (Chicureo), establecimientos que en total educan a más de mil 800 alumnos, de los cuales además es fundador y propietario. Pero al interior de estas instituciones no niegan las denuncias sino que se encuentran llanos a cooperar para esclarecerlas.

“Nosotros hemos sido super claros, nuestra posición hoy día es colaborar con la justicia en todo. Lo que sabemos es del 2001, que después fue sobreseído el caso y después no supimos nunca más del caso hasta el día de hoy a través de la prensa. Nuestra postura, como siempre la ha sido, es seguir con la investigación, apoyar en todo lo que podamos, ni condenar ni adelantarnos a la justicia”, afirmó la directora del colegio San Felipe, Mercedes Pulido.

El caso además está siendo investigado por el vicecanciller del Arzobispado de Santiago, sacerdote Óscar Muñoz, y de acuerdo a lo que constató la el trabajo periodístico difundido por Ciper Chile, se recogieron las versiones de varios ex alumnos, algunos de los cuales egresaron en promociones anteriores a la de Williams.

Iglesia en entredicho

Los escándalos entre sotanas han golpeado fuerte al catolicismo en el último tiempo y, en Chile, el cardenal Francisco Javier Errázuriz deberá preocuparse no sólo del escándalo de Karadima, también del hasta ahora prestigiado Montes Brunet.

Situación que, según el teólogo y presidente de la agrupación de ONG Acción, Álvaro Ramis, golpean más fuerte porque “la Iglesia tiene un poder enorme en nuestra sociedad chilena, más allá de lo que puede ser en otros países donde hay una mayor separación entre Iglesia y Estado. No sólo un poder activo sino poder de veto, hay una enorme capacidad de detener, por ejemplo, políticas públicas”.

Ramis recuerda una de las tantas ocasiones en que la cúpula clerical ha intervenido en materias civiles. “En la política de educación sexual del gobierno de Bachelet, la persona encargada de implementarla fue vetada por un obispo y terminó siendo destinada a investigación pedagógica y el programa de educación sexual no se implementó”, ejemplifica.

Sin embargo, la salida a la luz pública de delitos contra menores de edad, en situaciones de abuso de parte de los miembros de la Iglesia, podrían debilitar no sólo la fe en la institución sino también el poder terrenal que ejerce en Chile.





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