“Quien gane tendrá un rol político importante en las decisiones del país en los años que vienen”

Se avecinan meses acontecidos en el ámbito de la Educación. El próximo 8 de mayo será la primera vuelta electoral para elegir a quién dirija la Universidad de Chile entre 2014 y 2018, hito que se produce justo en momentos en que la discusión sobre los contenidos de la Reforma Educacional copa la agenda pública. Temas nacionales en los que el rol de nuestro plantel se torna fundamental, y a los que deberá hacer frente el nuevo Rector o Rectora.

Se avecinan meses acontecidos en el ámbito de la Educación. El próximo 8 de mayo será la primera vuelta electoral para elegir a quién dirija la Universidad de Chile entre 2014 y 2018, hito que se produce justo en momentos en que la discusión sobre los contenidos de la Reforma Educacional copa la agenda pública. Temas nacionales en los que el rol de nuestro plantel se torna fundamental, y a los que deberá hacer frente el nuevo Rector o Rectora.

En este sentido, Cecilia Sepúlveda, la primera candidata mujer en la Historia de la Universidad de Chile, asegura que la relación entre el Estado y las casas de estudio públicas debe variar. En el caso de nuestra institución, señala que se debe terminar con el autofinanciamiento impuesto por la dictadura y con el cobro de arancel a los alumnos.

En el plano interno, terminar con la inequidades, de salarios, de género, entre facultades y funcionarios, que se producen al interior del plantel son algunas de las principales propuestas de campaña de la actual Decana de la Facultad de Medicina, especialista en Inmunología y miembro del Consejo Universitario.

El pasado viernes 11 de abril usted inscribió formalmente su candidatura a la Rectoría, convirtiéndose en la primera mujer en competir por este cargo en la Universidad ¿Cree que ser mujer le jugará a favor, considerando que tenemos una Presidenta de la República, o puede ser un factor en contra debido al conservadurismo en algunos sectores de la Universidad?
Efectivamente, me he convertido en la primera mujer candidata a la Rectoría de la Universidad de Chile en sus 171 años de Historia. Eso es algo relevante de analizar y destacar. No ha sido fácil el camino de la mujer en la Universidad. Recordemos que en los primeros tiempos las mujeres ni siquiera podíamos ingresar a estudiar a la universidad, y luego, como académicas, nos costó llegar a ser reconocidas. Generalmente las mujeres éramos las ayudantes o las secretarias. Poco a poco hemos ido avanzando al interior de la Universidad, y ahora estoy de candidata a la Rectoría. Creo que ambos factores pueden darse, por un lado la mujer ha ido avanzando en otras esferas también de la vida de nuestro país, pero también es cierto que hay mucho machismo y conservadurismo al interior de nuestra Universidad, es un reflejo de la sociedad chilena.

Si fuera elegida Rectora, durante su periodo ocurriría situaciones excepcionales, como la discusión sobre la Reforma Educacional. En este tema, hace algunos días se retomó la discusión pública acerca del rol de las universidades estatales y las universidades privadas, luego que el ministro de Educación Nicolás Eyzaguirre aclarara que el Estado tendrá un trato preferencial, en términos de aportes basales, con las universidades públicas ¿Qué opina de esta discusión?
Sin duda, la presente elección de Rector no es una más, ya que el país está en curso de transformaciones profundas, como la Reforma Educacional. En ese marco, es muy importante el rol que juegue el Rector o Rectora de la Universidad de Chile, el liderazgo que tenga, creo que va a tener que tener un gran rol político y social en los años que vienen, a fin de poder demandar los cambios que releven el papel de las universidades estatales y de la educación pública.

Creo que es muy importante distinguir entre universidades estatales y privadas. Una universidad estatal es la universidad pública. La universidad privada tiene un dueño, que no es el Estado, eso no significa que yo plantee que las universidades privadas no debieran existir, por el contrario, han tenido un rol de entregar aportes, bienes públicos muy importantes, pero hay que ser claros en la distinción. La universidad estatal, todos los chilenos somos dueños de ella.

¿Y qué rol debiera tener la Universidad de Chile en la discusión pública acerca del sistema de educación?
Un rol de liderazgo, de ir contribuyendo a que se clarifiquen los cambios que se deben producir. También un rol en cuanto a poder coordinar o reorganizar el sistema universitario superior, también de poder constituir alianzas estratégicas con las otras a alianzas estatales y también poder recuperar para las universidades estatales el financiamiento que se requiere, sin trabas, sin ataduras, sin la incertidumbre permanente de tener que estar generando recursos propios o a partir de los aranceles de los estudiantes para poder complementar el presupuesto ya que, como sabemos, el aporte directo del Estado se ha ido minimizando de tal manera desde el ‘81 a la fecha que hoy no sobrepasa más del ocho por ciento de nuestro presupuesto global. Creo que el Rector o Rectora de la Universidad de Chile va a tener que ser muy claro en exigir el término del autofinanciamiento y el aumento del aporte basal.

Usted ha manifestado que se opone al autofinanciamiento de la Universidad de Chile y al subsidio a la demanda en la Educación Superior ¿Qué propone en cambio?
Cuando yo estudié había un arancel diferenciado, era un arancel mínimo, años antes no había ninguno. Con todo lo que ha ido ocurriendo en las últimas cuatro décadas es que nos hemos acostumbrado a cobrar aranceles a los estudiantes, como si eso fuera normal, cuando lo normal es que una universidad estatal no le cobre a sus estudiantes. Por lo tanto, lo que estamos planteando en nuestra candidatura es que es indispensable que sea el Estado el que aporte entregando esos recursos a la Universidad, de modo que sea la Universidad la que deje de recibir esos aportes de los estudiantes y sus familias.

Precisamente, uno de los contenidos que se han dado a conocer de la reforma educacional es la gratuidad para el setenta por ciento de los alumnos en los primeros cuatro años de implementación, pero para los estudiantes de todas instituciones…
Creo que lo importe es que en primer lugar las universidades estatales recuperen el financiamiento a la oferta y que sean las universidades públicas las que partan con la gratuidad, que va a tener que producirse de manera progresiva, a medida que se vayan contando con los recursos.

Usted mencionaba el problema del autofinanciamiento al que está sometido la Universidad de Chile, una de las consecuencias de esto es que han surgido las llamadas facultades ricas y pobres dentro del plantel de acuerdo a la posibilidad de gestión de mercado que tengan ¿Cómo enfrentará las demandas de transparencia o justicia que buscan terminar con las diferencias en los salarios de los académicos y personal administrativo?
Además de abogar por el financiamiento sustantivo a nuestra institución y terminar con la lógica de la mercantilización de la educación en el país y al interior de la Universidad, nosotros queremos avanzar de manera clara en mayor equidad al interior de nuestra institución. Hay que recordar que el tema de la diminución del aporte fiscal directo es por un Decreto con Fuerza de Ley de la dictadura militar que estableció un mecanismo tal que congeló el aporte que se le entregaba a la Universidad y, a través de ese mecanismo, se fue estableciendo el 95 por ciento del aporte anual y un cinco por ciento variable. Este mecanismo ha llevado a que la Universidad haya visto reducido el aporte por parte del Estado, además, estableció con criterios históricos cómo asignaba el aporte como institución a algunas facultades. Por otro lado, algunas facultades, de acuerdo a la disciplina que cultivan, pueden generar recursos propios o no, entonces, eso ha ido provocando una diferencia importante en el presupuesto de cada facultad. Creemos que eso debe resolverse y nuestra propuesta es avanzar en medidas que apunten a una mayor equidad, de manera gradual, en la medida en que vayamos teniendo aportes del Estado. Hay sueldos muy distintos para los académicos y los funcionarios en distintas facultades y creemos que eso no es posible de sostener. Estamos proponiendo un programa transversal de remuneraciones que considere ciertas políticas y que paulatinamente podamos ir mejorando los sueldos y que los más bajos lleguen, al menos, al nivel del promedio que hoy día tiene la Universidad en una primera etapa y, posteriormente, a mejorar en las remuneraciones en general.

Como la primera mujer candidata a la Rectoría, no puedo dejar de preguntarle sobre la igualdad de género al interior de la Universidad.
Hay mucha desigualdad de género en la Universidad. Un 35 por ciento de los académicos somos mujeres, sin embargo, sólo el quince por ciento somos profesoras titulares. Hay trabas, hay obstáculos. Seguimos las mujeres a cargo del cuidado de la familia y los hijos, y cada vez que una mujer tiene un hijo significa una interrupción en su carrera académica, a veces de varios años, lo cual le demora avanzar en la jerarquía, y eso va entorpeciendo su ascenso. Y tanto es así, que muchas veces las mujeres se mantienen en la jerarquía de profesoras asistentes, que sabemos que tienen un límite de años. Eso es injusto, son trabas, y mi propuesta es que trabajemos en pos de terminar con esas barreras de manera de permitir mejores o iguales oportunidades a las mujeres al interior de la Universidad.

Cifras conocidas recientemente dan cuenta de que al interior de la Universidad se reproducen las inequidades nacionales en relación con el salario de las mujeres, quienes reciben menos remuneraciones en igual puesto y responsabilidad que los hombres.
Así es, y hay que indagar cuáles son las razones, porque cuando uno ve esto, primero se sorprende porque no pensamos que existieran este tipo de diferencias en las remuneraciones entre hombres y mujeres al interior de la propia Universidad, donde esperamos que ganemos lo mismo, sin embargo, no esperábamos que hubiera un 20 o hasta un 25 por ciento de diferencia en las remuneraciones, incluso entre los funcionarios ocurre lo mismo. También es importante destacar que dentro de mi propuesta de nivelación de remuneraciones sostengo que los profesores de igual jerarquía, que hoy pueden ganar sueldos muy distintos. No tiene ninguna lógica y debemos ir en pos de la equidad.

¿Qué pasa con el argumento de que esas diferencias ocurren porque en el sector privado esos profesores tendrían mejores salarios, de acuerdo al mercado?
En general, los sueldos de la Universidad son más bajos que el mercado en todas las facultades e institutos, lo que ocurre es que en algunas son mucho más bajos que en otras. Los académicos estamos en el Universidad porque tenemos una vocación, pero obviamente también es importante que nuestra remuneración y las condiciones en las cuales nos desenvolvemos sean mejores.

Recientemente el Senado de la Universidad de Chile aprobó la idea de legislar para modificar el Estatuto de nuestra casa de estudios, lo que, entre otros cambios, profundizaría la democracia en la elección de rector y decanos, haciéndola triestamental, es decir, podrían votar profesores, funcionarios y alumnos. Para que esta iniciativa prospere debe ser aprobada por el Senado y luego ratificada por un plebiscito. ¿Cuál es su postura frente a este tema y qué cómo evalúa la factibilidad de que se generen estos cambios?
Nosotros asumimos las demandas de mayor participación. Lo fundamental es que tenemos la voluntad de liderar las reformas que sean consensuadas por la comunidad, a fin de crear formas de participación en todos los niveles. Es en el Senado donde se tiene que idear, y si es necesario convocar a un referéndum, lo apoyaremos. Hoy en las universidades más prestigiosas hay participación de los funcionarios y estudiantes en las elecciones de sus autoridades, hay distintos modelos.

Hay quienes señalan que democratizar las elecciones no sería beneficio porque le quitaría sustancia…
Hay diferentes modelos. Hay una demanda de la comunidad para tener mayor participación. Hay universidades prestigiosas que tienen un modelo de participación amplia, como la Autónoma de Barcelona, y nadie diría que tiene poca sustancia. Creo que es importante la participación a través de reglas que se acepten por toda la comunidad.

¿Si fuera elegida Rectora, cómo planea relacionarse con la FECH, que ahora es anarquista, y el movimiento estudiantil en general, en el marco de los debates o movilizaciones que se puedan generar a partir de la discusión de la reforma educacional?
Durante mi trayectoria en la Universidad me ha tocado en muchas oportunidades dialogar con las federaciones de estudiantes. Creo que nuestros estudiantes se caracterizan por ser muy maduros, muy responsables, que estudian a fondo lo que están demandando. Mi manera de relacionarme con los estudiantes siempre va a ser a través del diálogo.

¿Qué rol cree que tendrán los estudiantes en el debate sobre la Reforma Educacional?
Creo que un rol muy importante. Que hayan sido invitados por el ministro de Educación a dialogar está dando una pauta de lo relevantes que van a ser ellos. Hay que recordar que fueron los estudiantes que nos hicieron ver con claridad , a todo un país, las inequidades, los problemas que tenía la educación, el tema del lucro, de la poca calidad y del financiamiento excesivo de las familias y de los propios estudiantes para sacar adelantes sus estudios.

Se ha criticado mucho la elitización de la Universidad de Chile, pues se dice que debido al sistema de selección de ingreso sólo pueden acceder a ella los alumnos provenientes de los sectores con mayores recursos. ¿Cuáles son sus propuestas para democratizar el acceso a una educación de excelencia y qué rol específico le cabe a nuestra casa de estudios en esta materia?
Sí, mayoritariamente a la Universidad ingresan estudiantes que han tenido la oportunidad de una mejor educación, especialmente en las carreras que son más exigentes en puntajes PSU y notas. Si bien estamos esperando que la educación pública, pre escolar y escolar se fortalezcan y mejoren, no podemos esperar como Universidad que ocurran esos cambios mientras se van perdiendo jóvenes talentosos que con un poco de apoyo pueden exitosamente sacar una carrera. Creo que hay una responsabilidad y que en los años la Universidad debe ir incrementando los cupos de equidad, que significa no sólo una puerta de acceso distinta a jóvenes vulnerables, sino que puedan contar con apoyo para que puedan ser exitosos para sus estudios.

Una de las razones que se han esgrimido para explicar la mala calidad de la educación es la formación de los profesores. Existe un proyecto de la Rectoría actual para el desarrollo del área de educación y formación de profesores en la Universidad de Chile, pero se ha generado un debate acerca de la forma en que se debiera implementar esto, si siguiendo el modelo actual, que es a través de la obtención de licenciaturas, por ejemplo en Filosofía, Arte o Matemáticas, y luego el estudio del área pedagógica, o si se debiera derechamente abrir un Instituto de Pedagogía.
Creo que es muy importante que la Universidad de Chile pueda aportar formando profesores de calidad. Hay que recordad que contó con el Instituto Pedagógico hasta el año ‘81, cuando la Facultad de Filosofía fue duramente intervenida por el gobierno militar. A partir del año ‘94 se retoma la formación de profesores en la Facultad de Filosofía. En la actualidad se están formando profesores de Educación Media, también la Facultad de Ciencias Sociales para el pre escolar.
En términos del proyecto institucional de educación es muy importante que podamos valorizar la memoria histórica de nuestra institución y que la experiencia que han acumulado las facultades que han estado formado profesores sea el eje central de la construcción de la institucionalidad futura de las pedagogías de la Universidad de Chile. Un Instituto de Estudios Pedagógicos al alero de la Facultad de Filosofía y Humanidades, que permita aumentar la formación de profesores.

Como decana de la Facultad de Medicina, uno de los temas que le atañen directamente es la situación del Hospital Clínico José Joaquín Aguirre. Se había planteado la posibilidad de hacer una operación de lease back para solventar la deuda de 46 mil millones de pesos que la aqueja, pero esta opción fue desechada por el Senado universitario, pues ponía en riesgo la propiedad del hospital. ¿Cómo se resuelve la deuda? ¿Cree usted que el hospital debe seguir siendo administrado por la Universidad, debe pasar a manos del Estado o se debe privatizar?
Como decana de la Facultad de Medicina hemos visto siempre la situación del Hospital con mucho interés, no obstante que no depende de la Facultad de Medicina, fue separado de la Facultad por un decreto de Rectoría en 1987, desde entonces, depende directamente de Rectoría y la Facultad no tiene injerencia en lo que ocurre en la Hospital.
Creo que es imprescindible para la Universidad, ha sido un referente nacional en la solución de problemas complejos de salud, y aún lo es. A pesar de las dificultades económicas, el Hospital está funcionando, está dando lo mejor de su capacidad, y donde se realizan prestaciones que son difíciles de encontrar en otros hospitales. Es, además, donde se forman muchos estudiantes de la Salud y muchos especialistas médicos, y donde se realiza investigación de gran importancia.
Lo que planteamos para el financiamiento es que debiera desarrollarse una alianza estratégica con el sistema de salud público, de manera de poder recibir más pacientes del sistema público, sin ser parte de la red pública de hospitales, de manera de poder contribuir también a la solución de los problemas de los pacientes del sistema público, esto le permitiría al Hospital contar con mayores recursos para mejorar su equipamiento y su tecnología. Hemos estamos en conversaciones con la ministra de Salud, quien se ha visto muy interesada en esta alianza, y se está preparando una mesa de trabajo conjunta entre el Hospital, la Facultad de Medicina y los ministerios de Salud y Hacienda a fin de poder elaborar una propuesta concreta en este sentido. También creo que hay que pensar un plan de desarrollo, de aquí a 20 o 30 años que permita su viabilidad. También creo que es muy importante que el Hospital y el Facultad de Medicina cuenten con un plan de desarrollo académico conjunto, no es indiferente para ninguna de los dos lo que pase en la otra.

Pero han surgido algunas voces al interior de la Universidad que señalan que uno de los mayores problemas del Hospital es que su administración depende dela Rectoría, pero que tampoco debiera ser parte de la Facultad de Medicina sino que generar un directorio entre los mismos médicos y profesores que ejercen en el Hospital
Nosotros estamos planteando en nuestro programa una nueva institucionalidad y un gobierno corporativo para nuestro Hospital Clínico. Creo que es indispensable que junto con las autoridades centrales del Hospital, director, gerente general, habrá que evaluar y estudiar un poquito más cómo se genera esa autoridad. Hay diferentes opiniones entre los académicos del Hospital, eso es efectivo, pero creo que lo más relevante es que planteamos un gobierno corporativo que pueda tomar decisiones sobre el Hospital. En ese directorio, lo que visualizo es que estén participando autoridades del Hospital, de la Facultad de Medicina y también del ministerio de Salud, ya que pensamos establecer esa alianza estratégica con el ministerio.

¿A qué atribuye que hayan surgido tantas candidaturas desde Medicina, además de la suya, compiten por la Rectoría los profesores Ennio Vivaldi, Patricio González y Fernando Lolas?
Mi candidatura se ha venido gestando hace bastante tiempo, ya desde la época en que era Vicerrectora de Asuntos Académicos de la Universidad. En los últimos años, como decana, la idea se vino planteando cada vez con más fuerza, de modo que mi candidatura se dio a conocer con bastante tiempo. No es la primera vez que hay más de un candidato de la Facultad de Medicina.

Se ha planteado que la Universidad de Chile se está quedando atrás en relación con el sistema de instituciones de educación superior en el país, por distintas razones, entre ellas, por las trabas de financiamiento y administrativas que se le imponen, pero también por la cultura organizacional que se ha generado en su interior. ¿Cómo se propone revitalizar la gestión?
La Universidad de Chile, con todas las trabas y la burocracia que tenemos que cumplir, lo que significa que los tiempos sean más prolongados, dificulta avanzar de manera competitiva con otras instituciones, pese a eso, es la primera Universidad del país y una de las mejores de Latinoamérica. Creo que la Universidad puede y debe, en los años que vienen, continuar acrecentando su prestigio para ubicarse entre las mejores del mundo, para eso, el Rector o la Rectora, entre otras medidas, vamos a tener que cambiar las rigideces y burocracias, especialmente las internas, y pedir que los mecanismos de compra sean más expeditos, que el control de la Contraloría no sea antes y después sino que sólo después. En este sentido, es importante lo que podamos hacer si logramos hacer en línea ciertos trámites que son necesarios al interior de la Universidad.

Mencionaba que su candidatura se venía gestado hace tiempo, pero antes de tomar la decisión debe haber hecho un diagnóstico sobre la situación de la Universidad y estimado cuál sería su aporte.
Tengo una trayectoria en la Universidad que me ha permitido conocerla de manera muy profunda, tengo una trayectoria y demostrado una capacidad de gestión importante. Mi candidatura aparece en un momento en que Chile está cambiando, se esperan reformas estructurales en Educación y siento que es importante un liderazgo fuerte del Rector o Rectoría de la Universidad y creo que puedo asumir ese liderazgo. Creo que el Rector o Rectora deberá asumir un rol político y social muy importante a nivel de los actores que toman las decisiones en los años que vienen, con el Parlamento, Gobierno y, por supuesto, con la propia comunidad de la Universidad e interactuando con las otras universidades estatales.

¿Si es Rectora, cómo le gustaría dejar la Universidad el 2018?
Me gustaría que hubiera alcanzado un financiamiento sustantivo, que se hubiese terminado con la lógica del autofinanciamiento y que fuera de verdad gratuita para todos los estudiantes. Me gustaría que hubiera mayor integración y mayor equidad al interior de la U, mejores condiciones laborales y de calidad de vida para toda la comunidad universitaria, que hubiera una mayor participación de ésta en todas las decisiones universitarias, que hubiésemos logrado un mayor desarrollo al más alto nivel de la investigación y la creación, una contribución sustantiva al conocimiento y la cultura y que el liderazgo de la U de Chile en un verdadero sistema universitario y de educación pública en el país fuera muy notorio.

 





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