Los llamados han sido desde ambos lados de la mesa: “es necesario continuar con el proceso de dialogo” aseguran las partes que desde hace dos años se encuentran en La Habana negociando la paz, pero pese a las buenas intenciones, la tensión luego de los hechos ocurridos en los últimos días ha ido creciendo.
Es que el ataque que la guerrilla de las FARC efectuó en contra de un grupo de soldados del ejército colombiano, donde murieron 11 de ellos, vino a ensombrecer un proceso que había tomado nuevos bríos, luego del cese al fuego adoptado por la guerrilla.
Pero esa tranquilidad siempre estuvo en la cuerda floja porque, pese a la decisión de las FARC, el gobierno colombiano continuó con sus operaciones militares en la selva e incluso, como denuncian agrupaciones de campesinos, podría haber efectuado algunos ataques en contra de grupos de “sin tierra” que se encuentran en procesos de reivindicaciones territoriales.
Por lo mismo, esta aparente calma en la práctica nunca existió, lo que obliga a concretar un cese al fuego que garantice el éxito del proceso. Así lo cree el politólogo colombiano y experto en este conflicto armado, Álvaro Villarroga.
El académico agrega que “los hechos de guerra que se han sucedido recientemente, como lo han advertido las FARC en diversos comunicados, constatan que no han cesado las operaciones militares en la zona que han llevado a ataques, provocado muertos y capturas de miembros de la guerrilla.
El apuro radica en lo extenso que ha sido este proceso de dialogo, el que a juicio de algunos analistas no aguanta más aplazamientos y exige resultados concretos a los colombianos. Por lo mismo, el plazo para llegar a la paz se acorta, como cree el analista de la Universidad de la Sabana de ese país, Hernán Olano.
“El 19 de noviembre de este año, si no hay algo, ya se acabó todo, porque se concretará otro aniversario y no se ha sacado absolutamente nada. Incluso, si en agosto, cuando se conmemora la firma del inicio de los diálogos, no hay una señal concreta, se acaba este proceso y (probablemente) no haya más tregua”, sostuvo Olano.
Por su parte, el analista internacional, Pablo Jofré, advierte que este tipo de hechos pueden destapar tensiones latentes. “Aquellos que dicen ‘¿Ve?Si no se puede negociar con las FARC porque miren lo que pasa’ y al mismo tiempo, al interior de las FARC, se genera esta tensión, donde hay sectores que dicen ‘no se pueden entregar 50 años de lucha por nada’.Entonces, hay tensiones al interior del Gobierno colombiano, de la sociedad, de los partidos políticos, pero también en las FARC”.
La preocupación se intensifica respecto a los habitantes de la zona de Cauca, la más afectada por los enfrentamientos. La situación de derechos humanos, de acuerdo a diversas organizaciones, es crítica, por lo que se ha hecho un llamado al Gobierno de Colombia a encontrar una solución.
Esto viene a profundizar la compleja situación en la que se encuentra el Gobierno de Santos que ve como, por un lado, sectores opositores lo presionan para endurecer su postura ante la guerrilla y por el otro, sus adherentes ven con preocupación cómo el proceso de dialogo se extiende sin llegar a una paz concreta.