A 99 años del natalicio de Violeta Parra, Patricio Manns todavía tiene algunas cosas que decir sobre quienes les cerraron las puertas.
El libro Violeta Parra: La guitarra Indócil está lleno de detalles que permiten dibujar a Violeta Parra. ¿Cómo fue el proceso de documentación? ¿Qué le llevo a escribirlo?
Una editorial madrileña –Júcar- me contactó para escribir un libro biográfico sobre Violeta Parra. Eso fue antes del Golpe. Salí al exilio, viví en Paris y allí la editora me re contactó para continuar con el proyecto. El problema es que yo no tenía material iconográfico sobre Violeta y sólo dependía de mis recuerdos y de las giras que realicé con ella. Me contacté con uno de sus hijos o hijas y me respondieron: “Cada cual se rasca con sus uñas”, negándome todo tipo de ayuda. Escribí el libro como una crónica de recuerdos y la editorial se consiguió algún material fotográfico. Luego el libro se editó en Francia y finalmente en Chile.
¿La última edición del Libro Violeta Parra: La guitarra Indócil es de 1987. ¿Por qué el libro no se ha seguido reeditando?
Eso es un problema de los editores. Sé que la primera versión chilena se vendió como pan caliente en unos pocos meses y que le siguieron varias ediciones, pero eso es todo lo que sé. Ni siquiera se me pagaron los derechos de autor, ya que vivía en el exilio. Ahora acabo de firmar un contrato de edición con Random House.
¿Cómo recuerda a Violeta Parra? ¿Hay algún momento, alguna situación que haya sabido o vivido con ella y que haya sido importante o determinante para usted?
Yo fui muy cercano a Violeta, especialmente durante sus últimos años de vida. Trabajé gratuitamente en su carpa los fines de semana y compartimos mucho. Me decía, entre otras cosas: “Uno cree que no va a morir nunca, pero muere”.
Hicimos varias giras por Chile. En una de ellas me vendió un charango y durante el viaje me enseñó algunas claves para tocarlo. En él compuse El bosque en llamas, que acabo de grabar ahora, en mi último disco La emoción de vivir.
¿Piensa que Violeta Parra ha sido justamente reconocida o valorada en nuestro país?
El problema es que todos los homenajes los recibió después de pegarse un tiro. Mendigó ayuda a las Universidades para comprar una grabadora para sus investigaciones pero nunca logró nada. Es la hipocresía nacional la que termina matando a los artistas.