Hace algunas semanas, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA) presentó la primera Política Nacional del Campo Audiovisual. El plan incluye 85 medidas que orientarán el trabajo del Estado en esta materia. La Política, apareció en un momento fundamental para el desarrollo de la industria, y también, como el pago de una deuda contraída por el Estado con el desarrollo audiovisual de Chile.
Según la Tercera Encuesta Nacional de Participación y Consumo Cultural realizada en 2012 en Chile, el cine es la actividad artístico-cultural con mayor participación del país, donde el 45,2 por ciento de la población mayor de 15 años asistió al cine el último año.
Pese a esta constatación, el capítulo diagnóstico de la Política Nacional del Campo Audiovisual señala que, en los últimos cinco años, los filmes nacionales representaron sólo el 13,5 por ciento del total de películas exhibidas. En tanto, sólo el 6,5 por ciento, promedio del público total, fue al cine a ver una película producida en el país. Estas cifras contrastan abrumadoramente con las películas producidas en el extranjero, que concentran el 86,5 por ciento de la exhibición y el 93,5 por ciento de los espectadores en salas comerciales.
En este sentido, uno de los aspectos tratados con mayor fuerza en la política del Gobierno es el de “Formación de audiencias”, tèrmino que “apunta a la idea de generar desde la infancia un acostumbramiento al cine chileno en este caso. Generar en la población mas joven un interés, una curiosidad por el cine local que se transforme en la práctica de asistir frecuentemente a ver películas chilenas. Esto está motivado porque todo el poder adquisitivo destinado al cine, se va hoy al cine hollywoodense”, explicó el académico del Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, Jorge Iturriaga.
Pese a que en primera instancia el concepto de formación de audiencias podría parecer a todas luces positivo, el académico, experto en industrias culturales, señaló que tiene elementos que podrían resultar a lo menos cuestionables.
“El concepto en sí mismo lo encuentro un poco paternalista, porque es como que alguien que sabe va a iluminar a alguien que no sabe. Es como decir: ‘Nosotros sabemos lo que es bueno y vamos a modelarles los gustos a ustedes que tienen gustos considerados como inferiores’. Ese discurso es súper peligroso porque se parece mucho a los discursos civilizatorios del siglo XIX, de colonización”.
Consideraciones necesarias
Para conseguir los objetivos que establece la Política Nacional del Campo Audiovisual, el CNCA comenzará a implementar, a partir del 2017, acciones que incluyen el diseño del Plan Nacional de Formación de Públicos, con énfasis en preescolares, escolares y comunidades educativas.
Jorge Iturriaga se refirió a los elementos que debería contener una política que fomente el cine chileno, sin caer en los paternalismos culturizantes y sin perder, sobre todo, el sentido festivo que ha tenido desde sus comienzos la experiencia cinematográfica.
“Este proceso de educación en general es muy a mediano y largo plazo, puede tener resultados bastante indirectos, muy difíciles de cuantificar y de medir su eficiencia en la práctica. Por lo mismo, tiene que ser complementado con cuestiones directas, a corto plazo, visibles y yo creo que radicales”, señaló.
Cuotas de tiempo en pantalla dedicados a las producciones nacionales, una mayor difusión de las películas hechas en Chile, y sobre todo sacarnos de la cabeza la idea de que las películas o productos chilenos son de inferior calidad, son algunos de los elementos que podrían potenciar la industria local, sin apuntar hacia normalizar el gusto de los espectadores.