Ya han pasado 50 años desde que se puso en circulación la píldora anticonceptiva y nunca antes un medicamento había calado tan profundo en el tejido social. Partía la década de los 60´s y en Estados Unidos se aprobaba la venta de una pastilla que, según se afirmaba, podía impedir el embarazo.
Para los sectores más conservadores, este nuevo invento auguraba una revolución sexual de aquellas que eran castigadas en los tiempos bíblicos y como todo lo desconocido, su circulación partió silenciosa, de boca en boca, como tabú.
En Chile la historia fue similar y estuvo rodeada de sentencias como que producía cáncer o que era un pecado para las mujeres católicas. El primer anticonceptivo oral se aprobó en nuestro país fue Anovlar, del laboratorio alemán Schering (actualmente Bayer) y tenía dosis muy bajas de hormonas: 4 mg de noretisterona y 0.05 mg de etinilestradiol.
Cincuenta años más tarde, no sólo se han mejorado sus componentes, sino que incluso brinda efectos positivos asociados. De hecho, para celebrar el cumpleaños se dieron a conocer las conclusiones de un estudio que siguió a cerca de 50 mil mujeres que utilizaron anticoncepción oral por 39 años. Los resultados son sorprendentes: no sólo existe una cobertura de más del 90 por ciento del embarazo no deseado, sino que además se disminuye el riesgo de contraer diversos tipos de cáncer.
Pero más allá de los efectos médicos, este revolucionario invento farmacéutico le permitió a la mujer planificar su vida, la familia y tomar las riendas sobre sus derechos reproductivos.
“La mujer pasa de ser objeto de la circunstancia a ser sujeto en sí misma. Esto implica poder plantearse una vida nueva, tener sus propios proyectos, poder soñar acerca de lo que quiere y no quiere ser, implica una mujer con más capacidad para empoderarse, que es más exigente en la relación de pareja en términos amorosos y sexuales”, indica la psicóloga y directora del Centro de Sexualidad Chilena, Gloria Fenieux.
Y la internalización de esta realidad es tan grande que de acuerdo a las Estadísticas Sanitarias Mundiales de 2009 de la Organización Mundial de Salud (OMS), en Chile el 60,7 por ciento de las mujeres casadas o que viven en pareja usan un método anticonceptivo.
El presidente de la Asociación Chilena de Protección de la Familia, Guillermo Galán, destacó el estudio publicado por el British Medical Journal que da cuenta de que las mujeres que usan anticoncepción oral tienen una tasa significativamente menor de muerte por cualquier tipo de causa, incluyendo el cáncer de mama y cervicouterino.
Para el doctor Galán este tipo de investigaciones sirven para ampliar la visión sesgada de algunos grupos del país. “Hay dos grupos de gente: el que conoce la información científica y sabe que hay estudios ciertos, reales, con bases éticas de buen nivel y que nos están informando que la píldora es anticonceptiva, incluida la de emergencia. Y hay otro grupo que por alguna razón ideológica o religiosa insisten en una creencia que desincentiva a la gente del uso de métodos anticonceptivos porque va en contra de su posición filosófica”, sostuvo.
Otro de los temas relevantes en relación al uso de la píldora es la disminución de la mortalidad femenina causada por abortos. En 1964 – dos años después de que se puso en circulación la píldora en nuestro país – la tasa de mortalidad materna en era de 118 muertes por cien mil nacidos vivos. De ellas entre un 35 a 40 por ciento eran causadas por abortos. Hacia el año 2000, la tasa de mortalidad materna se había reducido a 20 muertes por cada cien mil nacidos vivos.
Por lo mismo, el ex asesor de la OMS en planificación social, Ernesto Pizarro, enfatizó que “cada año en el mundo hay 500 muertes derivadas del aborto. A nivel nacional hay unos datos que hablan de que en 1960 hubo 300 muertes en madres derivadas de lo mismo y este año hay cinco. Nuestro país ha tomado una conciencia muy clara a partir de estas cifras de que esto es un problema mayor dentro de la lucha contra el embarazo no deseado, por eso hay que responder a las necesidades que la mujer y la sociedad tiene”.
Los especialistas reconocen los avances existentes en materia de anticoncepción. Sin embargo son los mismos médicos los que enjuician las actuales políticas públicas relacionadas al tema, pues insisten en que la actual polémica por la píldora de emergencia es similar a la que se vivía en la década del sesenta.
En este sentido, el gerente general de laboratorios Gynopharma, Patricio Mujica, reconoció que para los laboratorios ha sido muy difícil llegar a la población con la anticoncepción de emergencia.
“Todavía las condiciones socioculturales de nuestra sociedad no están dadas para que el método anticonceptivo de emergencia cuente con el respaldo de todos los actores sociales. Tuvimos muchos inconvenientes, rechazos de varios grupos de distinto pensamiento que obviamente nos hicieron replantearnos frente a ese tema”, comentó.
Para Mujica la prohibición de la denominada “píldora del día después” es una discriminación, pues en el sistema público se da sólo en casos de violación. Mientras que en el privado sólo se obtiene con una receta médica en la farmacia, es decir, teniendo dinero para un bono y para comprarla.
Según él la prohibición de entregar la píldora libremente en las farmacias ha perjudicado la competencia, encareciendo los precios y, por ende, perjudicando a quienes quieren obtener el fármaco. “Al no poder distribuir la anticoncepción denominada de emergencia, es menor el stock que se vende y por ende los precios suben y hay menos competencia”, concluyó.