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Kirchner, un caudillo para Unasur

Columna de opinión por Hugo Mery
Viernes 7 de mayo 2010 17:14 hrs.


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La opción que tomó la Unión de Naciones Suramericanas por Néstor Kirchner debe relacionarse con el hecho mismo que exista esta nueva instancia de integración y cooperación regional. No todos sus (doce) integrantes la desearon realmente, pero ahí está, impulsada por el liderazgo de Lula, con el apoyo de Chávez y consolidada por la presencia en escena de otros gobernantes social demócratas o de izquierda, como Evo, el Harvard boy Rafael Correa, el tupamaro Pepe Mujica y también papá Lugo.
Las reticencias de Uribe  y  Alan García no tuvieron fuerza suficiente para expresarse, mientras que Sebastián Piñera recién se integra y debe optar por el pragmatismo. En definitiva, todos optaron si no por el pragmatismo, por la fatalidad del ascenso de Kirchner a la secretaría general de la organización que nació en Cuzco en 2004, pero que fue bautizada oficialmente en isla Margarita tres años después.

Los presidentes de Colombia y Perú decidieron no asistir a la Cumbre que en las afueras de Buenos Aires ungió por unanimidad al ex colega. Dejar hacer es una cosa, levantar la mano para dar el consenso, otra. Alvaro Uribe reiteró la misma conducta de rendirse ante los hechos que tomó cuando su archirrival Hugo Chávez patrocinó la Unasur. El venezolano logró entusiasmar a su colega Lula y éste se convirtió en el dínamo decisivo del nuevo intento de desmarcarse institucionalmente de los Estados Unidos.

Lo curioso es que Kirchner llega a Unasur después de ver el proyecto como un intento de consolidar el liderazgo regional de Brasil y calificar al ex presidente de su país Eduardo Duhalde como funcional a tales designios. ¿Por qué entonces el primer marido de la Nación se interesó en el puesto y por qué se lo otorgaron? Es probable que el actual diputado nacional y jefe del partido justicialista vea allí una oportunidad para revalidar su antiguo diseño de alternarse en el mando supremo argentino con su señora Cristina (quien en la votación en la cumbre fue la única que se abstuvo, acogiendo un conflicto de interés, aunque no tanto como para retirar la candidatura de su marido).

Kirchner es ante todo un caudillo y como Presidente nunca brilló en la política exterior y hasta exhibió desinterés y enormes faltas al protocolo durante su mandato. Tal vez necesitaba alejarse un poco de la conflictiva escena local marcada por el matrimonio presidencial, aunque para ser consecuente debiera resignar su escaño parlamentario, tal como se lo están pidiendo sus opositores en casa.

En la búsqueda de una figura política fuerte los líderes suramericanos constataron que no estaban disponibles otras en el elenco de ex Jefes de Estado. Los gobernantes del Alba le atribuyen al argentino carácter para enfrentarse a Washington en temas como el reconocimiento del gobierno hondureño de Porfirio Lobo, las bases estadounidenses en Colombia y los intentos de desestabilizar al gobierno boliviano.

Incluso sus peculiares hechuras y malas maneras pueden ser funcionales, aunque ellas sean fuente de problemas con quienes debieron resignarse a votar por él. Unasur avanza de hecho –sólo lo han ratificado cuatro naciones- y Kirchner le da viento, pero no se sabe si también aire para perdurar.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.