A pocos días de cumplirse el primer año del golpe de Estado en Honduras contra de Manuel Zelaya, el electo presidente Porfirio Lobo denunció la posibilidad de un nuevo golpe, acusando a sectores de su propio partido, y de la justicia.
“Quieren fregar al Presidente de la República. Tenemos todo bien seriado, los tengo ubicaditos a todos; sé quiénes son, tengo toda la información, o sea, creo, que se han equivocado con mi sonrisa”; advirtió Porfirio Lobo el pasado martes tras una sesión del Consejo de Ministros en una ciudad aledaña a la capital hondureña.
Una de las primeras reacciones que se conocen ante la denuncia del Presidente son las del asesor legal del Ministerio Público, Rigoberto Espinal Irías, quien instó al Mandatario a hacer uso del instrumento jurídico legal para defender la institucionalidad en Honduras. “Si el señor Presidente se entera y tiene información fidedigna sobre un complot para desestabilizar el Estado, pues que acuda a la Fiscalía General de la República, que dé esa información”, apuntó el constitucionalista.
En medio de este vaivén está la sociedad civil hondureña, que a juicio de Manuel Torres Calderón, corresponsal de Radio Nederland en el país, “se mantienen sentimientos de impotencia, frustración y polarización (entre la población); pero al mismo tiempo hay un sector que se encuentra frente a un agotamiento y cansancio, ante una conflictividad que esconde los verdaderos problemas del país en el orden económico y social. Si se le pregunta a la mayoría de los hondureños todos coinciden en decir que lo que más les preocupa es la falta de empleo y la incertidumbre sobre el futuro de sus familias”.
A medida que se acerca el 28 de junio, fecha en que se cumple el primer aniversario del derrocamiento de Manuel Zelaya, sus seguidores anuncian manifestaciones para seguir con las reclamaciones de la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente.
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