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No meta la mano ahí

Columna de opinión por Julio Sarmiento
Lunes 19 de julio 2010 18:32 hrs.


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500 pesos es la tarifa actual del pasaje en los buses del Transantiago y se han anunciado más alzas dentro de una estrategia que pretende subsanar los déficits que genera el sistema de transporte. El gobierno, a través del panel de expertos, ha hecho todo lo posible para que estas alzas sistemáticas sean inadvertidas por los usuarios: las alzas se han concretado durante el mundial o durante un fin de semana largo, además de lanzar una poderosa campaña comunicacional que nos enseña que los déficits y todos los problemas del Transantiago se generan a partir de los usuarios que evaden el pago del pasaje. “No metas la mano ahí”, se ha convertido en el slogan del gobierno para decirle a la ciudadanía que deben asumir sin reclamo alguno las alzas al pasaje.

Se ha intentado dejar de lado las críticas que apuntan a que el sistema de transporte llamado Transantiago está diseñado de forma tal que se produce un déficit permanente debido a los costos de operación de las empresas privadas que lo componen, las que fueron privilegiadas para otorgar el servicio en lugar del Estado por razones propias del modelo económico basado en el libre mercado.

La principal preocupación del gobierno es aumentar las ganancias de las empresas que se encuentran lucrando con el Transantiago y ofrecer mayores garantías para ellas. “No metas la mano ahí” alude a los bolsillos de los empresarios. Y para no quedar mal con los electores, este ha eludido la responsabilidad política de su diseño, implementación y funcionamiento, delegando decisiones de profunda repercusión social en un comité de expertos, que no puede asumir responsabilidades por las que debe responder el gobierno ante la ciudadanía. La nueva oposición ejercida por la Concertación no ha levantado su, a veces sonora y un tanto oportunista, voz al respecto puesto que parte de este problema recae en sus hombros ya que ellos diseñaron e implementaron el modelo de transporte.

“No metas la mano ahí” no se ha extendido para el bolsillo de los usuarios, porque si hay bolsillos afectados son los de quienes día a día utilizan el transporte metropolitano. Existe una serie de promesas incumplidas: se dijo que se reducirían la duración de los viajes y los tiempos de espera, que mejoraría la cobertura y la conectividad, cuestión que está bastante lejos de cumplirse.

Todas las medidas que se impulsan no velan por el bienestar de la ciudadanía: las normas e indicadores con los cuales se fija la tarifa no tienen en consideración la capacidad de pago de las familias y la clase trabajadora en general, lo que produce alzas que no se condicen con reajustes en los ingresos que reciben los usuarios por concepto de salario mínimo.

Ante esta serie de arbitrariedades, diversas organizaciones sociales, políticas y estudiantiles nos hemos agrupado en la Coordinadora por el Transporte como Derecho Social para denunciar los abusos que se están cometiendo y expresar que no estamos dispuestos a que nos metan la mano en nuestros bolsillos.

Senador Universitario y Presidente FECh

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.