El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, afirmó al celebrarse el Día Mundial para la Erradicación de la Pobreza que “el trabajo decente y productivo es uno de los medios más eficaces para luchar contra la pobreza y promover la autosuficiencia”.

La preocupación mundial se centra en este punto porque los cálculos muestran que cerca de 212 millones de personas en todo el globo no tenían empleo en 2009, un aumento de 30 millones de personas en comparación con 2007, según un informe  de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)

Raúl González, economista de la Universidad de Chile, constató que existen necesidades, pero aseguró que en ese marco se deben revisar cambios estructurales que permitan garantizar mejores condiciones de trabajo.

“Está el tema de la educación, la salud y la calificación. En Chile tenemos un fuerte desprecio por la formación técnica y esos son aspectos culturales que necesitan ser mejorados para lograr una capacitación mucho mejor de los trabajadores. Junto con eso se tiene que tener un sistema económico que esté generando y reproduciendo empleos que necesiten esa mayor calidad porque sino tendrías una población sobrecalificada respecto de los empleos, un fenómeno que ya se vive en algunos sectores”, explicó González.

En Chile, el  ministerio de Planificación ha planteado mejorar la eficiencia en el uso de los recursos y aumentar la cobertura de programas como el FOSIS.

Sin embargo, para González – docente y coordinador del  Programa Económico y Sociedad de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano – estas prioridades no son suficientes porque  se debe pensar en cómo entregar más oportunidades

Y es que de acuerdo a las cifras, más del 15 por ciento de la población chilena  es pobre y una de cada siete personas sufre abusos o violaciones de Derechos Humanos.

En esa línea, Amnistía Internacional pide a Chile y a todos los Estados que presten atención al cumplimiento efectivo de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, entre ellos, la erradicación de la pobreza extrema, enseñanza primaria universal, igualdad y empoderamiento de la mujer y reducir la mortalidad infantil.

De todas formas, Sonia Pérez – coordinadora del programa Domeyko, Política, Pobreza y Exclusión Social de la Universidad de Chile – subrayó la necesidad de poner atención sobre la construcción de los indicadores.

“Los núcleos milenio tal como están van a ser alcanzados en su mayoría por Chile porque es fácil trabajar con descripciones abstractas generalizables sobre todo respecto de la definición de pobreza. Con eso se va a erradicar en su lado más duro, pero va a seguir habiendo gente que se sienta pobre porque hay que entender desde dónde, quiénes y cómo definiremos las necesidades básicas, el bienestar y las satisfacciones necesarias para diseñar estrategias de integración y vinculación social”, precisó la experta.

En tanto, Pablo Villatoro, integrante de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) manifestó que se debe ir conjugando los conocimientos de cada área para perfeccionar el diseño e implementación de políticas públicas.

“Hay que resolver la transversalidad entre distintas tradiciones de investigación y descubrir cómo aplicarla al campo del diseño de las políticas públicas. Esos son los temas que salen más allá del contenido particular de cada investigación. En el fondo lo que se está tratando de hacer hoy es generar un diálogo en torno a la subjetividad y lo material y alrededor de  cómo puedes incorporar ese vínculo a las políticas”, sostuvo Villatoro.

Esta discusión se llevó a cabo en la facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile  donde se realizó el seminario “Dimensiones Subjetivas de la Pobreza”. Allí se discutieron los resultados de investigaciones orientadas a comprender diversos fenómenos. Pero antes de cualquier conclusión, los organizadores expresaron que el “primer camino es sacarse la venda de los ojos”.