El Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, finalmente consiguió el acuerdo entre la Casa Blanca y el Congreso para impedir que la primera economía del mundo entre el 2 de agosto en cesación de pagos.
La noche del domingo, los líderes demócratas y republicanos acordaron un recorte de unos 2,5 billones de dólares en los próximos diez años para aumentar en 2,1 billones de dólares el techo de la deuda del país.
En una primera etapa, se espera un ajuste cercano al billón de dólares, que afectará el presupuesto para los gastos discrecionales del Congreso y el sector militar, convirtiéndose en el primer recorte a las arcas del Pentágono desde la década de los 90, y que implicará una evaluación de las misiones de guerra que mantiene Estados Unidos en el mundo.
Este plan no debería tener impacto en el gasto en Seguridad Social o planes como Medicare. Pero la segunda etapa prevé la creación de una comisión especial en el Congreso, con igual número de miembros de los demócratas de Obama y los republicanos, para determinar recortes por 1,5 billones de dólares en todos los sectores.
Mientras los republicanos celebran haber conseguido que el plan no incluya un aumento de impuestos, los demócratas aseguran que aún puede discutirse un mayor gravamen para los más ricos. De hecho, los sectores más cercanos a la izquierda han criticado a Obama por no haber logrado aumentar los impuestos a las mayores fortunas.
Y aunque no se trata de la solución que el Mandatario esperaba, de todas formas llamó a aprobar este acuerdo en el Senado y la Cámara de Representantes antes de la medianoche del martes para evitar un cese de pagos “que habría tenido un efecto devastador” en la economía.
Si se aprueba, el acuerdo reducirá el gasto del gobierno “a su nivel más bajo desde que Dwight Eisenhower era Presidente”, hace más de medio siglo, dijo Obama. Una decisión que podría generarle dificultades políticas, e incluso, ver mermadas sus intenciones de una reelección.
Pero los efectos del derrumbe de la economía estadounidense nuevamente se dejarían sentir alrededor del mundo con efecto dominó. En los días anteriores a este anuncio las bolsas internacionales presentaban una tendencia a la baja debido a la incertidumbre sobre el futuro de la mayor economía. Incluso, la directora del FMI, Chistine Lagarde advirtió que se podría generar una situación “muy grave a nivel mundial” y emplazó a los estadounidenses a encontrar una solución.
Después del anuncio, los mercados asiáticos y europeos reaccionaban con índices en alza, al igual que la Bolsa de Santiago, mientras el dólar también ganaba terreno.