Felipe Egaña, alumno del ICEI de la U. de Chile, gana competencia Talento Nacional de Sanfic

El estudiante recibió el primer premio de la competencia con su obra “El elefante blanco”. Las dos menciones honrosas disponibles también se las llevaron estudiantes del Instituto de la Comunicación e Imagen con Memorias del Viento y Titanes.

El estudiante recibió el primer premio de la competencia con su obra “El elefante blanco”. Las dos menciones honrosas disponibles también se las llevaron estudiantes del Instituto de la Comunicación e Imagen con Memorias del Viento y Titanes.

La séptima versión de Santiago Festival Internacional de Cine, Sanfic, finalizó con muy buenos resultados para los estudiantes y egresados de la carrera de Cine y Televisión del Instituto de la Comunicación e Imagen (ICEI) de la U. de Chile.

En la competencia “Talento Nacional” el Festival seleccionó a 15 jóvenes realizadores, de un total de 120 producciones participantes. De los seleccionados, 5 trabajos correspondieron a alumnos de la Escuela de Cine y Televisión de la Casa de Bello.

El jurado que evaluó a las obras en competencia estuvo integrado por destacados profesionales del ámbito audiovisual-chilenos y extranjeros- quienes decidieron entregar el primer premio a “El elefante blanco” dirigida por el estudiante de tercer año de Cine y Televisión, Felipe Egaña “por su impecable factura técnica, pero especialmente por hacer de una pequeña historia un relato cinematográfico sensible y humano, que recoge un pasaje olvidado de la historia reciente de Chile”.

“El elefante blanco” es un cortometraje documental que trata sobre el Hospital Ochagavía, que sería el recinto público más grande de Sudamérica. Con la llegada de la dictadura, su construcción quedó inconclusa y abandonada hasta el día de hoy. Este elefante blanco fue construido frente a una tranquila villa residencial y el documental habla, a través del testimonio de los vecinos, de una vida a la sombra del recinto y de cómo éste los ha aislado. El hospital se convierte así en un testimonio vivo de abandono y olvido.

Felipe Egaña, con 20 años, era el menor de los directores en competencia y destacó este premio “como una señal que estamos haciendo las cosas bien, que hay trabajos que se reconocen y nuevos espacios que se abren y que los realizadores debemos seguir aprovechando”.

El jurado además otorgó las menciones honrosas a “Memorias del viento” dirigida por Katherina Harder y “Titanes” de Edison Cajas. Ambos documentales corresponden a las obras de título con que los estudiantes egresaron de la carrera de Cine y Televisión de la U. de Chile.

“Chile no ha explorado aún todas las historias que tiene para contar”

¿Cómo encontraste esta historia?

Esta historia nace de una visita que hice a la Señal 3, el canal comunitario de La Victoria. Ahí descubrí que existía este hospital y me impresionó el tamaño, el abandonado y que nadie sabía nada de él y me puse a investigar. En este proceso, me di cuenta que el olvido del hospital no es sólo físico sino que también está abandonado en el imaginario colectivo, no existe información de él en ningún medio oficial, como ministerios o municipalidad, desde que cesó su construcción, en la dictadura. De eso nace contar esta historia.

¿Por qué decidiste contar la historia desde los vecinos, qué descubriste en el proceso de investigación y rodaje?

Ante la falta de información encontré a estos vecinos que son la humanización de este abandono. Es la forma que consideré más interesante y más emotiva de relatar la historia de esta mega construcción, que no tiene más información que lo que la gente ha vivido con él.

Descubrí que el hecho de vivir a la sombra es una metáfora muy interesante, porque no sólo el hospital se cubre con su sombra, sino que adhiere a los propios vecinos en su abandono, hace que ese barrio se pierda, se esconda, que ya no pasen autos, que los vecinos se queden encerrados por el frío y finalmente terminen siendo una parte más del hospital. En esa soledad y abandono ellos mismos terminan teniendo mucho más en común con el edificio.

¿Te interesa el documental o sigues buscando un lenguaje para expresar tus ideas?

Estoy en tercero y ya tuve en la U el ramo de documental, que me gustó y me di cuenta que podría hablar desde ahí, además me interesa porque creo que Chile es un país que no ha explotado todavía todas las historias que tiene y que son interesantes de contar. Pero de todas formas quiero seguir explorando porque todavía no he tenido los ramos de ficción ni televisión y de ahí puede salir algo importante también.

¿Por qué decidiste participar en Sanfic?

Porque el recibimiento de los profesores, cuando les presenté el trabajo fue muy bueno y ellos me recomendaron enviarlo. Además yo siempre he tenido ganas que los trabajos se vean, no tiene sentido seguir haciendo trabajos y guardándolos en la casa. Ojalá de todos los trabajos la gente sepa y los vea. Y más de un tema social como es el Hospital Ochagavía, donde a la gente se le ha hecho mucho daño y es importante denunciarlo y la forma que mejor podía hacerlo era mostrándoselo a la gente.

Ocurre que a veces los circuitos son muy cerrados y a los realizadores jóvenes no les queda otra que mostrar su trabajo en esos circulos. Pero por ejemplo yo destaco el Festival de Cine Social (Feciso) u otras instancias de cine municipal que te permiten llevar tu trabajo a los barrios, a la gente que no se pone chaqueta y corbata para venir a ver una película. La gente tiene derecho a ver cine y conocer estas historias.

¿Cómo valoras el aporte de la Escuela de Cine y Televisión del ICEI y el trabajo con los profesores?

Yo creo que hay un trabajo muy importante que hicieron las profesoras Paola Castillo y Pachi Bustos porque supieron entender lo que queríamos hacer y, sin invadir nuestro trabajo o decirnos lo que teníamos que hacer, nos guiaron y nos ayudaron mucho. Además la enseñanza teórica de la formación básica es un aporte muy grande para los discursos que estamos contando porque les entrega un trasfondo y una visión crítica.

En particular con el documental pasa que hay un montón de aspectos que se ven en terreno y se improvisan. Pero nos hemos dado cuenta que para que esa improvisación sea un aporte a la obra final hay que tener claro lo que quieres decir y siempre una cuota de suerte, porque a veces uno hace algo, que luego se da cuenta que en montaje pueden ir tomando otro valor y reforzando la historia.





Presione Escape para Salir o haga clic en la X