A raíz de  la creciente presión de sus rivales, el precandidato republicano, Mitt Romney, terminó por publicar sus más recientes declaraciones de impuestos, que confirman su estatuto de multimillonario y que sus aportes fiscales son bastante bajos en comparación -proporcionalmente- a la contribución que pagan millones de trabajadores en Estados Unidos, de hasta el 30% de sus sueldos.

Romney, que amasó su fortuna dirigiendo un fondo de inversiones, declaró ganancias por 21,7 millones de dólares en 2010 y de 20,9 millones el año pasado, informó el diario The Washington Post, que obtuvo los documentos fiscales del aspirante a la Casa Blanca.

En total, en los dos últimos años Romney donó 7 millones de dólares en obras de caridad -entregados principalmente a la iglesia mormona, a la que pertenece- y pagó 6,2 millones de dólares en impuestos federales por ganancias siete veces más altas.

De esta manera, los 3 millones de dólares pagados en contribuciones en 2010 representan el 13,9% de lo que ganó y los 3,2 millones pagados el año pasado corresponden al 15,4%.

El candidato se vio obligado a divulgar sus declaraciones de impuestos tras la presión que ejerció su mayor rival en la contienda por la investidura republicana, Newt Gingrich.

Aunque Romney le aseguró que las publicaría en abril, el triunfo sorpresivo y rotundo de Gingrich en la primaria de Carolina del Sur el sábado pasado convirtió la votación del 31 de enero en Florida en crucial y el exgobernador de Massachusetts se vio obligado estratégicamente a publicar los pormenores de su fortuna con el fin de aplacar la polémica.

No obstante, su fortuna -estimada en 250 millones de dólares- y el hecho de que haya sido amasada con el fondo de inversiones Bain Capital podrían ser considerados los puntos débiles del precandidato en momentos en que el país atraviesa su crisis económica más grave desde los años 1930.