El desdibujado movimiento sindical chileno

En nuestro país solo 12% de los trabajadores se encuentra sindicalizado y para algunos el sindicalismo en Chile pasa por su peor momento. Para los dirigentes las razones van desde la persecución que hubo en dictadura, el estado de las leyes del trabajo y el descrédito que han adquirido varias de estas organizaciones. Sin embargo, los líderes apuestan por retomar fuerza y seguir luchando por demandas que tienen como base un trabajo digno para todos los chilenos.

En nuestro país solo 12% de los trabajadores se encuentra sindicalizado y para algunos el sindicalismo en Chile pasa por su peor momento. Para los dirigentes las razones van desde la persecución que hubo en dictadura, el estado de las leyes del trabajo y el descrédito que han adquirido varias de estas organizaciones. Sin embargo, los líderes apuestan por retomar fuerza y seguir luchando por demandas que tienen como base un trabajo digno para todos los chilenos.

El movimiento sindical en Chile, su representatividad y cobertura, ha sido altamente afectado por los procesos de cambios económicos y políticos que ha vivido nuestro país durante los últimos años.

La transformación del mercado, del rol del Estado y la pérdida de la dimensión colectiva del trabajador han desdibujado la función del mundo sindical, lo que se ha traducido en una pérdida progresiva de la fuerza del movimiento de los trabajadores, que actualmente no supera el 12 por ciento de sindicalización.

El presidente de la Central Autónoma de Trabajadores (CAT), Óscar Olivos, agrega que uno de los factores que ha incidido en esta situación fue la desarticulación y persecución que se hizo durante la dictadura de las organizaciones y de los líderes sindicales, cuestión que hasta hoy cuesta recomponer.

Según Olivos, a ello se suma los obstáculos que pone el Código del Trabajo, surgido también en época de represión:“añejo, hecho entre cuatro paredes por y para los empresarios”. Esta legislación imposibilita que “los trabajadores puedan tener negociación colectiva por rama de actividades o una negociación colectiva real, porque en Chile la cantidad que puede negociar no supera el 8 por ciento; un derecho a huelga que sea real y no una caricatura, y la posibilidad de hacer grandes sindicatos. Acá en Chile ocurre la brutalidad de que puedes hacer un sindicato con ocho trabajadores, eso es  para la risa ¡qué fuerza puede tener un sindicato con ocho trabajadores!”, señaló.

Para Carolina Espinoza, presidenta de la Confederación de Funcionarios de la Salud Municipalizada (Confusam), “el sindicalismo en Chile está pasando por uno de sus peores momentos, sino el peor en décadas”. La dirigenta, además de atribuir esta situación a la crisis de representación que se vive en el país, responsabiliza a “contextos individualistas en el que la competencia es lo que prima más que lo colectivo, no hay una condición de renovación de cargos dirigenciales, enquistamiento de algunos dirigentes, falta de respuesta a los procesos de modernización de las organizaciones. Incluso la Central Nacional de Trabajadores falta a los propios acuerdos votados”, denuncia.

En este sentido, uno de los líderes más cuestionados es justamente el de la organización con mayor adhesión e historia de los movimientos sindicales vigentes, la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), presidida por Arturo Martínez.

A diferencia de sus pares, Martínez considera que el movimiento “está en un proceso bastante interesante, porque se ha aumentado la tasa de sindicalización en la mediana empresa, que es donde no habían”.

El líder de la CUT asegura que comprende los cuestionamientos hacia su gestión desde una mirada democrática, pero donde la adhesión a la sindical avala su liderazgo. “La CUT tiene 700 mil afiliados, tiene más 300 organizaciones afiliadas. A mí no me sorprende que dos, tres o cuatro estén en desacuerdo, es lo normal en una sociedad en que no todo el mundo comparta con uno. Pero en la medida que uno tiene una inmensa mayoría de apoyo se da cuenta que las cítricas pueden ser válidas, pero es la mayoría la que manda”.

De todas maneras, aunque los tres representantes sindicales coinciden en que es deber de las organizaciones volver a recuperar su rol en la sociedad, también señalan que actualmente existe una persecución de los empleadores a la sindicalización, lo que inhibe a los trabajadores a participar de ésta.

Por esta razón, afirman que seguirán abogando por demandas que son transversales a todas las organizaciones sindicales, como el derecho al trabajo decente, negociación colectiva sectorial, sindicalización automática, derecho a huelga y fin del despido por necesidades de la empresa, entre otras.





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