Los investigadores del Centro de Estudios Públicos (CEP) y de la Corporación de Estudios para Latinoamerica (CIEPLAN) presentaron una propuesta de reforma a los partidos políticos, exponiéndola luego de constatar un creciente escenario de crisis en la materia.
El diagnóstico de un descrédito generalizado en los partidos, que ha sido compartido por analistas, líderes y por la ciudadanía en general, derivó en una respuesta para solucionar el problema institucional desde ese mismo ámbito.
Según explicó Lucas Sierra, investigador del CEP, la propuesta apunta a mantener los buenos aspectos que consolidan la estabilidad del sistema político chileno, pero mejorando los aspectos que le han deslegitimado en el último tiempo.
“Lo que tratamos de evitar es llegar a una situación absolutamente crítica y estas son propuestas en ese sentido de intentar por la vía institucional de los partidos recuperar y rescatar de nuevo un sistema de partidos políticos, como es el chileno, que aparte de todas las discusiones es un sistema de partidos razonablemente establecido, profesional, predecible. Tenemos una base muy buena y hay que tratar de rescatar esa virtud”, explicó Sierra.
En ese sentido, las propuestas apuntan a fortalecer una democracia moderna, mediante fortalecidas instituciones políticas que articulen visiones globales, que sean autónomas, competitivas y transparentes.
Uno de los puntos de partida del documento es reformar el sistema binominal, reemplazándolo por uno más competitivo y representativo; crear procedimientos de re-distritaje, limitar las reelecciones de parlamentarios, y reformar el financiamiento electoral.
También se propone reformar la ley orgánica constitucional de partidos, ampliando sus ámbitos de competencia; simplificando los procesos de afiliación y constitución; regulando el funcionamiento interno y asegurando justicia, disciplina, transparencia y democracia interna.
Además, los investigadores plantearon necesarias mejoras regulatorias al Servicio Electoral (SERVEL), concebir la realización de primarias como mecanismos voluntarios, establecer mínimos de participación electoral, y asegurar un financiamiento permanente, sujeto a condiciones y que asegure subsidios para fomentar la participación de la mujer.
De esta manera, se propone una alternativa que aún así es sistémica y que no desafía a toda la maquinaria política institucional que consagra la Constitución Política de 1980.
Según señaló Francisco Díaz, el punto más fuerte de la propuesta es el cambio al sistema binominal. “Nosotros sí somos partidarios de realizar reformas, pero teniendo una perspectiva sistémica. Si es que se trata de reformar a los partidos políticos sin tener en mente el sistema electoral, se va a cometer un error. Nosotros proponemos que el sistema electoral binominal perjudica a los partidos políticos porque les resta representatividad. En ese sentido, hay una serie de reformas institucionales al sistema electoral y otras normas para regular mejor a los partidos”.
Aún así, según María de los Ángeles Fernández de la Fundación Chile 21, que conoció y valoró la propuesta; aseguró que la inmensidad de los problemas de Chile, que se han conocido en movimientos sociales que han denunciado la mala calidad de la política, apuntan a que se debe generar una nueva carta de navegación refrendada por todos los ciudadanos.
“Son tantos los problemas que de pronto a partir de la demanda estudiantil, que parece una demanda sectorial, pero que fue una demanda que tuvo la capacidad de ponerle luz a problemas que vive Chile, que ya no son sólo coyunturales, sino estructurales, que muchos -ante los cuales yo me inscribo- creemos que en vez de avanzar en reformas parciales sería más importante avanzar en una nueva carta de navegación, una nueva Constitución, que sea refrendada por todos los chilenos”, detalló la investigadora de la Fundación Chile 21.
Para la realización de este estudio, CEP y CIEPLAN trabajaron cerca de dos años recibiendo aportes de distintos académicos chilenos y extranjeros, los que se sometieron a la discusión de distintos actores; y termina asegurando que fortalecer a los partidos políticos, es indispensable para una democracia de calidad.