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Europa: un “dragma” griego

Columna de opinión por Roberto Meza
Jueves 24 de mayo 2012 9:19 hrs.


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El peligro que España se transforme en la nueva pesadilla mundial, tras la quiebra de Grecia, ha aumentado en los últimos días. La semana pasada, además de los problemas helenos por su imposibilidad de formar gobierno, la prima de riesgo hispana se disparó sobre los 500 puntos, máximo histórico desde la existencia del euro y cifra clave, en la medida que fueron 500 puntos los que marcaron la línea del rescate de Grecia; 517 puntos, el rescate de Portugal y los 544 puntos, el de Irlanda. Además, el Ibex cayó en picada, mientras el sistema financiero español, tras la nacionalización de Bankia, ha perdido la confianza de ahorrantes e instituciones europeas, luego de cuatro reformas desde que comenzó la crisis y, a mayor abundamiento, las manifestaciones callejeras de rechazo a las reducciones presupuestarias, se multiplican

Los rumores apuntan a que la banca ibérica requiere de una recapitalización de 70 mil millones de euros adicionales a los 30 mil millones ya exigidos por Bruselas y, por consiguiente, la UE ha exigido una inspección de auditores independientes. En el ínterin, la eventual salida de Grecia del euro sigue amenazante, a la espera de unas elecciones en junio que garanticen su permanencia en la Eurozona. Si esto no sucede –que es cada día más probable- el tsunami financiero arrastraría a España, Portugal, Irlanda, Italia y España, poniendo en jaque la recuperación mundial.

Y es que España e Italia sufren una fuerte fuga de capitales debido al desendeudamiento y menor consumo al unísono de familias, empresas y gobierno, lo que ha llevado a la península ibérica a un desempleo de 24%; una tasa de morosidad bancaria del 8,4%, que representa unos 148 mil millones de euros en créditos dudosos, cercano al record histórico de 9,16%; una caída de la producción industrial del 10% y alza de las quiebras de 25%.

Pero para agregar recursos a estas economías –como parece deducirse de las recomendaciones de la reciente reunión del G-8-, el BCE no puede comprar directamente bonos de deuda de esos países, sino que debe triangularlos con la banca privada. Dicho modelo incita la fuga de capitales, pues, a modo de ejemplo, todo el desapalancamiento que se realiza en España y Portugal, huye a Alemania o Luxemburgo –más seguros- estimulando la emergente idea de que se aplicara, más temprano que tarde, un “corralito” en esas economías, hecho que llevaría a los inversionistas a ver sus ahorros en euros convertidos en devaluadas pesetas, dracmas o liras.

Grecia ha perdido una media de 3 mil millones de euros mensuales en ahorro desde finales de 2009 y según las estadísticas del Banco de Grecia, en los dos primeros meses del 2012 se retiraron unos 10 mil millones de euros en depósitos. Por otro lado, un estudio de Bloomberg basado en datos del Bundesbank, muestra que Grecia, Irlanda, Portugal, Italia y España son los países de origen de los flujos de dinero, mientras que los receptores son Alemania, Holanda y Luxemburgo. En febrero de 2010, las transferencias en esos países informadas por el Bundesbank no superaban los 10 mil millones de euros; en febrero de 2012 llegan a 600 mil millones de euros, casi 2,5 veces el PIB de Chile.

El Banco de España, empero, niega la fuga, afirmando que la evolución neta de depósitos en su país va in crescendo: 57 mil millones de euros desde febrero del 2011 (+2,5%), aunque reconoce que en el resto del mundo ha bajado el saldo de depósitos en entidades hispanas en unos 25 mil millones de euros (-5,95%). De allí que Europa haya exigido a Madrid que expertos independientes valoren el estado real de su banca, desechando auditorias, inspecciones del Banco de España e informes del Ministerio de Economía de ese país.

Analistas europeos afirman que no está claro ya si la UE teme más a la salida helena del euro o al probable éxito que pudiera tener Grecia en su retorno al dracma, porque de ocurrir, otros países podrían verse tentados a hacer lo mismo.  Jonathan Tepper, economista que vive en España y que trabajó para Bank of America y Lehman Brothers, ha dicho que “salirse del euro no será el fin del mundo”, añadiendo que en los últimos 100 años, más de 69 veces un país ha tenido que dejar uniones monetarias para volver a crecer. E instó a España a tener una política independiente “que le sea favorable, pues de lo contrario, puede tener años de crisis”. Como se ve, en España y Grecia parece, pues, estar dirimiéndose el “dragma” europeo.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.