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Siria, un Ramadán sangriento

Columna de opinión por Pablo Jofré
Martes 7 de agosto 2012 9:28 hrs.


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La batalla por derrocar al presidente sirio Bashar al Assad, heredero de la dinastía iniciada por su padre, Hafez Al  Assad  y que ya se extiende por 42 años ha trasladado sus operaciones militares desde Damasco  hasta Aleppo,  ciudad fronteriza con Turquia y considerada la más populosa y de mayor importancia económica del país.

Ese cambio no es casual, toda vez que Ankara es parte integrante de la OTAN, aliado estadounidense y principal soporte militar y logístico del denominado Ejército Sirio Libre – ESL –  que tras el fracaso de su ofensiva en la capital siria y como estrategia concebida extramuros decidió acercarse a quien le permite su supervivencia, junto al apoyo de las monarquías wahabistas de Qatar y Arabia Saudita.

Dinero a raudales desde el Golfo

Estas petromonarquías, aliadas incondicionales de Estados Unidos, han provisto del necesario financiamiento a un grupos armados conformados, principalmente por mercenarios islamistas libios – liderados por el miembro de Al Qaeda  Abdelhakim  Belhaj –  desertores del ejército regular sirio de la corriente sunnita y militantes islamistas con experiencia adquirida en las guerras de Chechenia, Bosnia, Afganistán  e Irak.

En el plano político, el denominado Consejo Nacional Sirio, presidido por Abdel Basset Sayda – radicado hace largos años en Londres y de reciente aparición en el mundo político – inició un periplo por las cancillerías europeas para solicitar más apoyo en el objetivo de derrocar al régimen de Damasco, prometiendo que de ser derribado se le juzgará por las masacres cometidas contra la población civil. Esta ayuda material se une al pago de los salarios de los combatientes del ESL pagados por los Estados del Golfo, como ha sido reconocido por el propio Basset Sayda.

Los combatientes del ESL reconocen la autoridad espiritual del jeque Adnan al Arour, predicador takfirista que ha llamado a asesinar a Bashar Al Assad no por motivos políticos sino porque es Alauita, lo cual lo convierte, a ojos del jeque radical en un “hereje” al cual hay que eliminar. Se ha dado a conocer profusamente en el programa del ESL y el CNS, que el objetivo es cavar con el régimen laico instaurado por el Baas, el Partido Socialista Nacional Sirio y el Partido Comunista  instaurando un régimen confesional  estrictamente sunnita. Tal perspectiva hace temer que occidente, interesadamente, sigue sin aprender de sus errores con el ejemplo de Afganistán y el apoyo a los radicales islámicos, con Irak y el apoyo a los opositores a Hussein y en Libia donde Al Qaeda ganó importantes posiciones.

Informes de la inteligencia rusa han señalado, que en la lucha contra el régimen de Damasco, desde marzo del año 2011 a la fecha  estos grupos armados, principalmente el ESL –  se han estructurado bajo el mando turco  que tiene su centro de operaciones en la base de la Otan en Incirlik. Los grupos islamistas más radicales han formado sus propias organizaciones armadas o se han unido a las milicias comandadas por líderes de Al Qaeda bajo el control de Qatar o de la rama sadauri de la Casa Real Saudí, con fuerte implicancias con la CIA y concentrados, principalmente en el sabotaje económico y el terrorismo.

Los combates en Aleppo, transmitidos urbi et orbe por las cadenas internacionales, han mostrado a los rebeldes armados con armas ligeras y ametralladoras pesadas montadas en Pick Up que provienen de territorio turco donde son reabastecidas de combustible y pertrechos militares con un incesante apoyo que avala la denuncia del régimen de al Assad respecto a la injerencia turco-catarí y saudí en la contienda que amenaza con desbordar el marco del territorio sirio.

Tal temor ya ha comenzado a materializarse en El Líbano donde la pasada semana murieron 20 personas por enfrentamientos entre la minoría alauita y los sunnitas en la ciudad de Trípoli, como muestra de la polarización entre partidarios de Al Assad y los rebeldes. Recordemos que en la ex Perla del Medio Oriente opera Hezbolá, grupo radical cuya supervivencia depende de la continuidad del régimen alauita, como también los separatistas kurdos en Turquía y los yihadistas sunnitas en Irak, de quienes se sospecha han recibido apoyo sirio en su combate contra el gobierno dominado por los chiitas de Nuri Al-Maliki.

En el plano político, las declaraciones de altos funcionarios del gobierno estadounidense también refrendaron que la OTAN, Estados Unidos y el mencionado apoyo wahabista es una realidad. Así lo expresó el Secretario de Defensa de la administración de Obama, León Panetta quien declaró que su país apoya a  los rebeldes sirios – matizando esa confesión – diciendo que sólo se les apoya con equipos de comunicación “en la idea que Al Assad se aleje del país pero no así los oficiales que no estén involucrados en crímenes que se necesitan para la reconstrucción del país. Con Bashar al Assad lo mejor es que se vaya ahora mismo al infierno como una manera de proteger a su familia.” Las palabras de Panetta dan cuenta del objetivo de Washington de derrocar al régimen de Damasco pero, no repetir los errores de Irak donde el desmembramiento del ejército ocasionó los problemas que vive hoy ese país con un proceso de inestabilidad in crescendo.

El análisis más fino indica que a esa realidad intervencionista hay que sumar peligros más recientes y que ejemplifican la necesidad de lograr la paz en el Levante Mediterràneo. Irak, Afganistán, Libia son ejemplos de rebeliones, derrocamientos e intervenciones armadas que han generado más problemas que soluciones y, sobre todo, el espolio de las riquezas hidrocarburíferas de esos países, la intensificación de la lucha contra la ocupación, el surgimiento de bandas armadas con objetivos regionales, muy centrados en lo étnico, lo religioso y, sobre todo la desestabilización de sus instituciones y la caída de indicadores de desarrollo humano, como ha sido ejemplificado en el caso de Libia camino a convertirse en un Estado fallido.

Con Siria, se teme que suceda algo similar al caso Libio e Iraquí – incluso se habla que esta rebelión contra Al Assad – puede desencadenar una Iraquización de esa zona del mundo – en el sentido de ser destruido por la OTAN y sus socios locales y el reparto de sus riquezas por las grandes corporaciones vinculadas al gas y el petróleo que hoy por hoy manejan el negocio hidrocarburífero en la media luna mesopotámica. Siria,  además,  resulta uno de los países claves en Próximo Oriente, ya sea por la influencia que ejerce sobre sus vecinos: Jordania, El Líbano, Palestina, Turquía y sus buenas relaciones con el régimen de Teherán, que resulta ser el objetivo posterior al objetivo de derrocar a Bashar Al Assad.

Para el Director del periódico Digital UNIDAD, Marco Terranova “resulta curioso que los gobernantes de Arabia Saudita y Qatar llamen a la democratización de Siria, y apoyen las acciones en Aleppo y los actos terroristas en otras partes del territorio, cuando en sus países la mitad de la población vive en el umbral de la pobreza, son monarquías apoyadas por Estados Unidos, las mujeres tienen escasos derechos y han dilapidado los recursos naturales para beneficio de unas pocas familias. Lo que está detrás no es sólo la destrucción de Siria y posteriormente atacar Irán sino que dividir al mundo musulmán entre chiíes y sunnies mientras los “nuevos puros” los salafistas se benefician de la lucha entre creyentes”. Terranova alerta sobre la posibilidad que los combates en Aleppo, cercanos a la frontera turca y con ello un apoyo constante en suministros y hombres, desencadene un conflicto regional que será de difícil freno.

Cumpliendo el cronograma

El analista francés Thierry Meyssan señala sobre el conflicto sirio, que la idea de derrocar al régimen de Al Assad se remonta tras los atentados del 11 de septiembre del 2001 en Estados Unidos cuando se declaró a Siria  como parte del “eje del mal”. El año 2003, tras la caída de Bagdad señala Meyssan, el Congreso de Estados Unidos adoptó dos leyes. La primera – Syria Accountability Act – que instruía al presidente Bush, para preparar una guerra contra Libia y otra contra Siria – que se ha ido dando ordenadamente – La segunda Ley establecida a partir del año 2006,  e implementada tras el fracaso político de derrocar a Al Assad por parte de Estados Unidos. Y denominada Syria Democracy Program, que creaba y financiaba grupos prooccidentales de oposición como el Movimiento Por la Justicia y el Desarrollo, que unió a ese financiamiento del Departamento de Estado, el caudal de fondos de la CIA a través de una asociación californiana llamada Democracy Council.

A esos elementos documentales se une la reunión realizada el año 2011 por la OTAN y  organizada bajo la denominación del Grupo de Bilderberg, donde la Directora del Arab Reform Initiative, Bassma Kodmani y el Director de la Stiftung Wissenchaft und Politik, Volker Perthes, expusieron ante la crema y nata de Estados Unidos y Europa las ventajas económicas, políticas y militares de una posible intervención militar de la OTAN en Siria. Adicionalmente, el cronograma de desestabilización continúa “con la reunión en El Cairo durante la segunda semana de febrero del año 2011 con la presencia de John McCain, Joe Lieberman y Bernard – Henry Lévy, personalidades libias como Mahmud Jibril – segundo personaje en importancia de la Yamahiria y personalidades sirias como Malik al Abdeh y Ammar Qurabi –

Esa reunión sirvió de hito para el inicio de las operaciones secretas de desestabilización que comenzaron simultáneamente en Libia y Siria (el 15 de febrero en Bengazi y el 17 de febrero en damasco). En enero del 2012 los Departamentos de Estado y de Defensa de los Estados Unidos crearon el grupo de trabajo The Day After. Supporting a Democratic Transition in Syria, que redacto simultáneamente una nueva constitución para Siria y un programa de gobierno. Ya la destrucción de Siria como país independiente estaba servida.

Los combates en Aleppo han generado la preocupación de organismos internacionales, entre ellos la ONU, que ha alertado sobre la posibilidad de una catástrofe humanitaria, con escasez de alimentos y agua que han obligado a huir a 300 mil personas de Aleppo en fuga a Turquía, Jordania y zonas dentro de Siria alejadas del conflicto. El Ministro de Exteriores Ruso, Sergei Lavrov sostuvo que en Aleppo “se está gestando una tragedia de proporciones y de difícil desenlace porque es poco realista esperar que Al Assad permita la formación de un ejército paralelo.”. Lavrov además señaló que su país no ha contemplado recibir a Al Assad como refugiado, desmintiendo así las versiones que hablaban que Moscú había ofrecido una salida a Bashar Al Assad a cambio de dejar en su lugar a dirigentes y militares proclives a la administración alauita.

El día viernes 3 de agosto la Asamblea General de la ONU aprobó con amplia mayoría una resolución que criticaba el fracaso del Consejo de Seguridad para lograr el cese del conflicto en Siria y denuncia el bombardeo del ejército a ciudades rebeldes. El texto, fue presentado  por Arabia Saudita – uno de los principales financista de la oposición armada siria – en nombre del grupo de países árabes y contó con el respaldo de Estados Unidos y Europa. Tal resolución recibió 133 votos a favor, 12 en contra y 31 abstenciones. Rusia rechazó tal documento sosteniendo que “con su contenido actual no contribuye a lograr la estabilización de la situación y el cese de la violencia, por lo que Rusia no lo apoya”. La nota de la cancillería rusa hace mención a que el proyecto comete el mismo error que las propuestas occidentales, ya que pone toda la responsabilidad de lo que ocurre en el régimen de Bashar al Assad, mientras la oposición tiene pase libre para cometer todo tipo de acciones. Denuncia avalada por informes  de observadores de la ONU al sostener que  los rebeldes ya cuenta con armamento pesado – esencialmente tanques – lo que agrava la intensificación del conflicto, según informo el portavoz del secretariado general de la ONU, Eduardo del Buey

El conflicto sirio, los combates en Aleppo, la huida de cientos de miles de habitantes de esta ciudad sintetizan que no parece haber vuelta atrás en la decisión de derrocar a Al Assad y que a los 20 mil muertos desde febrero del año 2011 habrá que sumar más. El ramadán se está viviendo en Siria en general y Aleppo en particular bajo un baño de sangre donde a las plegarias a Alláh se une el llamado a que impere la razón en una contienda donde se combina los intereses de occidente, Rusia, china y las potencias del Próximo Oriente pero se niega la posibilidad de la paz al pueblo sirio.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.