Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 23 de abril de 2024


Escritorio

En Honduras se les quema el pan


Jueves 22 de noviembre 2012 17:59 hrs.


Compartir en

¿Por qué razones las elecciones primarias de los principales partidos hondureños podrían ser importantes para el público chileno?

Una razón es la tradición corrupta de los regímenes y la predominancia de la derecha. Ignacio Ramonet recuerda cómo “la mayoría de sus gobiernos han sido tan corruptos y tan sumisos a los intereses de las empresas extranjeras que, para designar a Honduras, el humorista estadounidense O. Henry acuñó el término “República bananera”. En 1929, queriendo explicar lo fácil que era comprar a un congresista, Samuel Zamurray, alias “Banana Sam”, presidente de la Cuyamel Fruit, empresa rival de la United Fruit, afirmó: “Un diputado en Honduras cuesta menos que una mula”.

Socialmente, Honduras y sus vecinos han sido países –cada cual en su momento- con una mayoría abrumadora de campesinos y trabajadores urbanos pobres. El desarrollo de la actividad agroindustrial estuvo basado en licencias leoninas a los capitales extranjeros y la cesión creciente de poderes del Estado, culminante en intervenciones político-militares. El capitalismo es tardío y dependiente, pues produce para completar el proceso industrial y financiero del capitalismo extranjero, particularmente norteamericano y europeo, ofreciendo mano de obra y factores de producción baratos, realidad que subsiste hoy en día en la expansión de las zonas francas o maquilas (origen de más de la mitad de las exportaciones hondureñas).

Fue contra esa hegemonía que el gobierno de Manuel Zelaya, derrocado en 2009, dispuso una serie de transformaciones inesperadas para el conglomerado político-económico de derechas: apertura de la banca a la competencia internacional; reorganización del negocio maderero; término del monopolio del almacenamiento y la distribución de combustibles y rebaja de su precio, aparejado con un conflicto con las trasnacionales de los combustibles; e incorporación de Honduras al ALBA y PetroCaribe. El ex Presidente Zelaya, asimismo, estableció medidas como la matriculación gratis de los estudiantes y el aumento del salario mínimo en un 60%.

La segunda razón, y para nosotros, la más importante, fue haber roto en el imaginario la idea de normalidad. Como bien escribió en sus días Paulo Freire, el golpe de Estado es la respuesta dialéctica a la creciente concienciación popular, que comienza a comprender el carácter estructural y no parcial ni fragmentario de la crisis que afecta el conjunto de la vida individual y colectiva. Si aceptamos que la política representativa-burguesa trata de hacernos creer la ficción de que las decisiones económicas y las de gobierno no se corresponden a los mismos intereses, cuando un gobierno devela esa ficción y asume en serio la representación popular, se inicia una nueva etapa de transición hacia una ciudadanía protagónica. Empiezan, pues, a salir de la “cultura del silencio”.

A ello se debe que haya celebrado también sus primarias el Partido Libre, fusión de cuatro movimientos que encarnan tres dinámicas sumamente relevantes: la concientización del pueblo, la construcción de un nuevo instrumento político que acumule poder, y la estrategia de figuración electoral. Si una falla, se cae en el aventurerismo, el espontaneísmo o lo que es peor, en el oportunismo. El Partido Libre nace del Frente de Nacional de Resistencia Popular contra el golpe de Estado, y ha elegido por consenso a Xiomara Castro de Zelaya como su candidata. Han podido y sabido desbordar la identificación con Manuel Zelaya para convertirse en fuerza colectiva. Hoy en día encabeza las encuestas y su caudal de votos supera los 700.000, cuando las derechas daban a las izquierdas por desahuciadas.

“Mel” (como le llama el pueblo), por su parte, tiene el mérito de haberse jugado la opción por llevar este proceso a una salida distinta al estancamiento que ha impuesto el establishment hondureño, y ha liderado la posibilidad de que en Honduras surja con vigor una fuerza democrática, de carácter ciudadano y popular; una alternativa histórica. En Honduras nada volverá a ser igual, el pueblo ya sabe que puede construir algo nuevo y no lo que designen los caudillos en sus feudos. La historia latinoamericana indica esos pasos, y abre la posibilidad de que esta vez las cosas sean distintas.

Finalmente, la última razón es de carácter geopolítico. Honduras está en el Caribe, la frontera imperial, y el golpe de Estado nos indica que los Estados Unidos estarán muy pendientes de lo que pase allí con un Partido Libre a la izquierda política. Cuando en 1935 el general Smedley D. Butler se presentó ante un comité del Senado de los EE.UU., resumió de manera magistral los últimos años en que había sido actor decisivo de las política norteamericana respecto a Centroamérica y el Caribe: “He servido durante treinta años y cuatro meses en las unidades más combativas de las fuerzas armadas norteamericanas, la infantería de marina. Pienso que durante ese tiempo actué como un bandido altamente calificado al servicio de los grandes negocios de Wall Street y de sus banqueros. En 1914 contribuí a darles seguridad a los intereses petroleros (de Estados Unidos) en México. Particularmente en Tampico. Ayudé a hacer de Cuba un país donde los señores del National City Bank podían acumular sus beneficios en paz. Entre 1909 y 1912 participé en la limpieza de Nicaragua para ayudar a la firma bancaria internacional de Brown Brothers. En 1916 llevé la civilización a la República Dominicana por cuenta de los grandes azucareros norteamericanos. Fue a mí a quien correspondió ayudar a arreglar en 1923 los problemas de Honduras para darle seguridad a los intereses de las compañías fruteras norteamericanas”.

Lo que pase en Honduras tiene muchas lecciones políticas para los pueblos, y chocará con fuerzas muy poderosas que no tardarán en reaccionar, porque se mueven en todos lados y porque es en la puerta del horno donde se les quema el pan.