El cuerpo del dirigente palestino Yasser Arafat, fallecido en 2004, fue exhumando en la mañana del martes en el recinto de la Mukata -cuartel general de la Autoridad Palestina- Ramalá (Cisjordania) en presencia de expertos franceses, suizos y rusos, que deben determinar si fue envenenado.
En la exhumación estaban presentes el muftí de Jerusalén, Mohamad Hussein, así como tres jueces franceses que instruyen el caso, puesto que Suha, la viuda de Arafat, efectuó en Francia una denuncia por asesinato tras la muerte del dirigente palestino, ocho años atrás, en un hospital de los suburbios de París. Luego de tomar las muestras, los restos de Arafat fueron nuevamente inhumados cuatro horas más tarde y la tumba, cerrada.
Los científicos, que pidieron no ser identificados, intentarán detectar dosis anormales de polonio 210, una sustancia radioactiva muy tóxica. “Existe una posibilidad de que lo encontremos, siempre y cuando haya recibido una dosis mortal, es decir de algunos microgramos”, explicó Jean-René Jourdain, del Instituto de Radioprotección y de Seguridad Nuclear (IRSN) de Francia.
El polonio se desintegra con el tiempo, y si quedan rastros de su presencia, su concentración sería dos millones de veces inferior a la inicial. “Pero si encontramos restos de polonio, quiere decir que es artificial”, es decir que se trató de un envenenamiento.
Los jueces franceses esperan poder saber si las muestras tomadas pueden ser explotadas a finales de diciembre, y en ese caso las conclusiones se conocerían recién en marzo o abril de 2013.
El polonio fue utilizado para envenenar en 2006 a Alexander Litvinenko, un exespía ruso que se había convertido en opositor al presidente Vladimir Putin.
La hipótesis de un envenenamiento fue evocada en julio en un documental que reveló la existencia de restos de esa sustancia radioactiva en objetos personales que pertenecieron a Arafat.
Tras su fallecimiento en el hospital francés de Percy, en Clamart, los médicos no realizaron una autopsia, a pedido de la viuda de Arafat.
Algunos palestinos acusan a Israel de haber asesinado a Arafat, lo que el Estado hebreo siempre ha negado.