Una cosa que a mí me encanta de cualquier viña es la consistencia, que mantenga siempre la calidad en su variedad de propuestas. Hay varias bodegas chilenas que tienen esa característica y que permiten que un consumidor pueda escoger entre vinos económicos o íconos, sabiendo que lo que está en botella no lo defraudará. Montes tiene eso, y más.
Para mi gusto lo más entretenido de Montes es este juego entre lo tradicional y el riesgo. Cuando uno abre un Montes Alpha sabe exactamente el nivel de vino que se va a encontrar uno delicioso y consistente, pero no contentos con eso las cabezas detrás de Montes están siempre buscando nuevas maneras de ver y hacer el vino. Prueba de aquello son algunos de los lanzamientos 2012 como el estupendo –y accesible- Twins, ensamblaje de Cabernet Sauvignon y Malbec y la impresionante línea Outer Limits que tiene un maravilloso Pinot Noir, un muy rico Sauvignon Blanc y una super interesante mezcla de Carignan, Grenache y Mourvedre.
Por eso cuando hace algunos días me invitaron, junto a un grupo de periodistas, a visitar la viña y conocer de donde vienen estos deleitosos vinos, acepté feliz. En mis incursiones a Santa Cruz había estado un par de veces por allí, comiendo en su café, mientras disfrutaba de la impresionante vista de las laderas llenas de parras y aprovechando de comprar a buen precio en su tienda, pero no había tenido oportunidad de visitar más a fondo las viñas y la bodega. Y aprendí muchísimo.
Aprendí por ejemplo que las uvas que están en las laderas –y de las que Montes producen sus vinos más renombrados- reciben luz intermitente gracias al juego del viento con las hojas de la parra, lo que permite que el fruto reciba suficiente calor, sin quemarse. Que la bodega de Montes en Apalta fue organizada en su distribución por una de las mayores autoridades del Feng Shui en Chile, Silvia Galleguillos, quien propuso que fuera establecida en lo que sería el centro energético de Apalta. Que los ángeles no están sólo en las etiquetas de los vinos, sino presentes en distintos lugares de la bodega y son el objeto principal del taller “Sueño de Angeles” un proyecto de Montes para que las mujeres de sus trabajadores generen ingresos para sus familias mediante la creación de ángeles artesanales.
Según quienes trabajan en Montes, la presencia de los ángeles no sólo es una herencia de otro de los socios fundadores, Douglas Murray, sino que es la base de la filosofía práctica de la viña: el hacer las cosas bien. Y en esa línea están buscando darle buenas condiciones a sus trabajadores y constantemente implementando tecnología para hacer del proceso de producción de los vinos más amable con el medio ambiente, de allí todas sus acciones en pro de la sustentabilidad como el manejo integrado del viñedo y los procesos para aminorar el gasto de agua. El equipo de Montes cree firmemente que un entorno amable produce mejor trabajo y mejores vinos, por eso, por ejemplo utiliza estanques relativamente pequeños en la vinificación y uno de los cuatro ascensores para bodegas del mundo que permite trabajar gravitacionalmente todo el proceso. También está la música. Yo sabía que a los vinos Premium de la viña los tenían en guarda en barrica en un espacio tipo anfiteatro con música gregoriana, pero pensé que la música sólo se escuchaba cuando pasaban los turistas. Me explicaban que esto se mantiene siempre, ya está comprobado que la vibración de la música influencia la materia por lo que esta música que es, finalmente, de adoración crea un ambiente más amable para el desarrollo de los vinos.
Sé que suena demasiado maravilloso para ser verdad, pero todo indica que lo es. Es posible también que esta mirada esté influenciada por la amable recepción de todo el equipo que nos guió en la visita. Pero hay dos cosas que son objetivamente ciertas: la pasión en la forma de hablar y trabajar del equipo que está generando los productos de viña Montes y que el notable resultado de su esfuerzo queda demostrado cada vez que esos vinos llegan a la copa.