El siquiatra Milton Flores reivindicará ante los tribunales el uso de la marihuana como herramienta de desarrollo personal ya que según afirmó utiliza esta droga con fines “espirituales” y terapéuticos.
El caso puso nuevamente en la agenda pública el uso de la cannabis sativa para fines terapéuticos y su despenalización para el cultivo y consumo.
Según el senador PPD Guido Girardi, “hay muchos medicamentos que son derivados del opiáceo, de sustancias que pueden ser adictivas. De hecho, la morfina que se usa para tratar a pacientes en caso de dolor es tremendamente adictiva y no por eso deja de usarse para tratamientos médicos. Está demostrado que la marihuana tiene efectos benéficos en un conjunto de enfermedades, como la artritis y otras, por lo tanto, es totalmente razonable que se permita su uso en una dimensión terapéutica”.
El parlamentario sostuvo que es necesario avanzar no sólo en la discusión relativa al uso terapéutico de la cannabis sativa, sino también en la despenalización del cultivo y consumo de esta droga.
Enrique Paris, presidente del Colegio Médico de Chile, compartió esta postura, pero únicamente desde la arista paliativa de la marihuana, la que se podría despenalizar siempre y cuando se demuestre científicamente que es posible reconocer un uso terapéutico.
Para el facultativo, esto se podría efectuar a través del Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondecyt) o por iniciativa de alguna universidad, considerando que los estudios internacionales no son aplicables a nuestro país. “El efecto de las sustancias sicoactivas o que alteran el sistema nervioso central son variables para diferentes poblaciones. Por lo tanto, a un escandinavo le puede hacer un efecto distinto que a un chileno. Lo ideal es que se hiciera acá, que hubiera autorización para llevarlo a cabo en Chile y aceptar o descartar el uso terapéutico”, dijo.
Sin embargo, Claudio Venegas, coordinador del movimiento Cultiva tus Derechos, indicó que la afirmación del Colegio Médico es contradictoria: “A la inmensa mayoría de los medicamentos que se aprueban en Chile no se le hacen pruebas locales, eso es aplicable a cualquier medicamento en una farmacia. En general, vienen avalados desde afuera y acá se hacen algunas pruebas de validación, pero son menores. No veo por qué sería distinto en este caso para el uso del cannabis. Eso no quita que nos encantaría que se hicieran estudios e investigaciones locales en la materia, pero eso tampoco ocurre”, cuestionó.
Incluso, Venegas fue más allá y planteó que nuestro país requiere una reforma estructural en materia de política de drogas, la que se debería iniciar cambiando el enfoque desde la seguridad pública hacia la salud pública. Subrayó, además, que nuestra legislación permite el uso de cualquier sustancia pero no su abastecimiento.
De esta manera, agregó Venegas, “se deben enfrentar los potenciales riesgos que tienen las drogas, educando e informando a la gente y no encarcelando a los consumidores”.
“No existe ninguna sustancia sicoactiva inocua, que no haga nada. Sea legal o ilegal, sintética o natural, no existen. Está bien que los Estados y los colegios médicos y todo el mundo quiera entregar información a la gente para que se cuide lo más posible, pero desde ahí empieza la libertad y responsabilidad de las personas para gestionar su propia salud como les parezca mejor. Siguiendo esa misma lógica, prohibamos la sal, que tiene relación con más de ocho mil muertes al año, y persigamos a los papás que llevan a sus hijos a buscar la Cajita Feliz del McDonald’s”, indicó.
Actualmente hay dos proyectos de ley en el Congreso, uno que despenaliza el uso terapéutico y otro que hace lo propio con el uso personal y recreacional.
Sin embargo, el senador RN Alberto Espina afirmó que estas iniciativas no son parte de las prioridades legislativas, mientras que la directora del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda), Francisca Florenzano, señaló que el enfoque del Gobierno apunta a restringir antes que permitir.