Latinoamérica debate sobre el impacto de la megaminería y sus alternativas

Los ciudadanos de distintos países de Latinoamérica mostraron su preocupación por esos “otros impactos” que producen los grandes proyectos de extracción y que van más allá de deterioro del medio ambiente. Además, esbozaron algunas vías para hacerle frente al actual modelo y avanzar hacia una economía distinta.

Los ciudadanos de distintos países de Latinoamérica mostraron su preocupación por esos “otros impactos” que producen los grandes proyectos de extracción y que van más allá de deterioro del medio ambiente. Además, esbozaron algunas vías para hacerle frente al actual modelo y avanzar hacia una economía distinta.

Se suele hablar del daño ambiental que produce la gran minería, las centrales termo e hidroeléctrica y las forestales, sin embargo, poco se habla de “esos otros impactos”, consecuencias que deben sufrir las comunidades donde éstos se instalan, y que también explican las movilizaciones que se dan en determinados sectores.

Uno de los impactos es la irrupción total que causan en las localidades donde llegan, en especial en las comunidades tradicionales y los pueblos indígenas, las que tienen  su propia forma de sentir, de pensar y de subsistir. Marilyn Daza, del Programa de Democracia y Transformación global del Perú se refirió a esto, poniendo como ejemplo la intervención de Cajamarca con el proyecto Congas.

“En el discurso del gobierno y de las empresas dicen que la agricultura ya es una actividad del pasado, que trae pobreza, trae exclusión, y la realidad de Cajamarca es que nunca ha sido así. Lo contrario, ha sido la mina que ha entrado incluso con la colonia española, que demuestra que es esta actividad la que ha traído exclusión, muerte, pobreza y otro tipo de exclusiones”, explicó.

Otro de los efectos es cómo se modifica la estructura del trabajo, un tema que ha generado diversas movilizaciones, lo que ocurre en Chile y en diversos países de Latinoamérica. Pablo Canelo, del Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz (ICAL), se refirió al respecto.

“Para fomentar este tipo de actividades productivas es muy necesario que se generen formas precarizadas de trabajo, donde la organización sindical sea débil y esté muchas veces cooptada por el capital minero o el capital extractivista. En particular en Chile, esto se ve reflejado en la precarización del trabajo a través de la flexibilidad laboral y la subcontratación, donde cerca de 70% de los trabajadores que pertenecen al sector minero extractivo son subcontratados y muchos de ellos mismos no tienen derecho a organización”, reveló.

En este sentido apuntó a la unión entre comunidades y trabajadores para hacer frente a las debilidades que vienen con el actual modelo de desarrollo. “Precisamente los proyectos llegan a las comunidades ofreciendo empleo y progreso y esa allí donde se dividen, y, una vez coptando a los trabajadores estos se oponen a las demandas”, afirmó.

Respecto de los cambios que pueden provenir de las mismas comunidades, el argentino Sergio Onofrio de la Asamblea Ciudadana de Mendoza, Argentina, afirmó que son los habitantes de cada sector los que deben debatir sobre el tipo de ciudad que se quiere construir.

“Un organismo de participación donde se defina qué es lo que se quiere hacer. Pero no de una lógica de la rentabilidad, sino que sea la lógica de la apropiación de lo que necesitamos. O sea, podemos producir minería, yo no soy antiminero. Lo que estoy en contra es de este nivel de explotación. ¿Pero hace falta producir cobre? ¿Teniendo tantas plantas desde donde reciclar? Reciclemos primero y probemos si hace falta y demos trabajo reciclando”, propone.

Estas con algunas de las conclusiones a las que se llegaron el Seminario internacional “Megaminería: Resistencias y alternativas en América del Sur” que se desarrolla en la capital financiera de Brasil y donde organizaciones de todo el continente buscan una alternativa que permita que los ciudadanos participar del desarrollo que producen.





Presione Escape para Salir o haga clic en la X