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Primarias: ¿Hacia dónde?


Miércoles 3 de julio 2013 12:23 hrs.


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Más que la altísima votación de Michelle Bachelet, sorprendió el número de ciudadanos que participó en las primarias legales y vinculantes que por primera vez, se efectuaron en el país.

Esto ocurrió en medio de un nivel de reprobación sin precedentes de las instituciones políticas, que se manifiesta en los últimos siete años en los estudios y encuestas de opinión pública y en un visceral rechazo fácil de detectar en todas las capas de la sociedad.

Que haya concurrido a votar el 22 por ciento del padrón habilitado habla tal vez de una nueva –y última- oportunidad de la gente desencantada a una clase que no previó, tampoco ahora, el aprecio por la designación de los candidatos fuera de las cuatro paredes de las dirigencias, lo que las llevó a hacer primarias sólo presidenciales y no parlamentarias.

Es posible también que la candidatura de Michelle Bachelet haya contribuido a la convocatoria. Pese a que todos preveían su triunfo, se quiso marcarla como una alternativa al establishment al que ella nunca perteneció realmente, por mucho que durante su gobierno terminó por entregarse a aquel, sometiéndose a los dictados del neoliberalismo, las urgencias macroeconómicas y el cumplimiento de los contratos con las empresas del Transantiago parano pagarles más multas, y traicionando a los pingüinos con las manos alzadas en la Moneda con los líderes de la derecha.

Ahora se le estaría dando un cheque en blanco para que, desembarazada de los políticos de malas costumbres, haga lo que de verdad siente, aquello que demostró en algunas obras de su cuatrienio.

Para que eso suceda, tendría que recurrir a su liderazgo circunstancial, no cediendo en asuntos programáticos e influyendo decisivamente en la confección de la plantilla parlamentaria. Imponer ahí, por ejemplo, un cupo para el joven de Revolución Democrática que ella quiere en la Cámara de Diputados, Giorgio Jackson, ensanchando el camino a los valores de recambio.

Justamente, tendrá que dar luchas distintas para que sus partidos adherentes no copen la escena y para que la Democracia Cristiana tenga un rol central en la campaña que se inicia no haga que los ciudadanos independientes se vuelvan en contra de la carismática líder en quien depositaran su confianza.

La DC se sumirá en una amarga polémica interna por su declive, olvidando que eso no interesa a la gente, sino el rescate de sus derechos y la lucha contra los abusos e injusticias.

Acaso el segundo lugar de Andrés Velasco signifique también que su prédica antipartidos practicando la vieja política sea parte de la resistencia a los acomodos y la concupiscencia del poder.

El éxito relativo de la primaria de ayer –con más del 10% de participación que suele darse en los Estados Unidos y Europa- pasa por no perder de vista la incidencia de los movimientos estudiantiles y de otros sectores sociales en un proceso que seguirá y ahora debe encausarse en carriles que lleven realmente a alguna parte.