El presidente del Consejo italiano Enrico Letta anunció este sábado que Roma reforzaría su presencia en el Mediterráneo frente a las últimas tragedias ocurridas frente a las costas de la isla de Lampedusa, donde la semana pasada perecieron cientos de inmigrantes clandestinos tras el naufragio de sus precarias embarcaciones.
“Tenemos la intención de triplicar nuestra presencia en términos de efectivos y de medio en el sur del Mediterráneo para una misión militar-humanitaria que se ha vuelto necesaria en parte por el hecho de que Libia es un ‘no Estado’”, puntualizó el ministro de Defensa Mario Mauro en el diario Avvenire.
“Necesitamos medidas enérgicas para que cesen los naufragios en el mar”, agregó. El viernes, 34 muertos y 206 sobrevivientes fueron socorridos tras el naufragio de un barco con inmigrante clandestinos al sur de Sicilia, aunque se espera que la cifra de víctimas fatales supere las 200 personas.
Ocho días antes, 350 personas que habían zarpado de Eritrea y de Somalia se ahogaron cerca de Lampedusa, entre Sicilia y Túnez.
El domingo, la marina italiana socorrió a 400 personas a bordo de una embarcación a un centenar de kilómetros al sur de la pequeña isla, mientras un centenar de pasajeros de otro navío fueron recogidos por marinos malteses. En este caso, sobrevivientes declararon que habían sido víctimas de disparos al dejar las costas libias.
Por último, una embarcación con 137 inmigrantes, entre ellos 22 mujeres, procedentes de África subsahariana llegó el lunes a las 03H00 GMT a la isla italiana de Lampedusa, informaron los medios italianos.
Italia vive estos días un acalorado debate sobre las medidas que prohíben asistir a los barcos con inmigrantes ilegales. Letta, del Partido Demócrata, se dice a favor de levantar la disposición, pero la derecha, también en el gobierno, se opone.
“El hecho es que en el estado actual, nuestro Mediterráneo está convirtiéndose en un cementerio”, comentó el primer ministro maltés, Joseph Muscat.