Como un logro del movimiento estudiantil calificó el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH), Andrés Fielbaum, que el programa de Michelle Bachelet recoja las demandas de una educación pública, gratuita y de calidad, eliminando el lucro.
Sin embargo, el dirigente enfatizó que, si bien entienden que estos cambios son graduales, en especial la idea de gratuidad universal, el programa de la Nueva Mayoría dejaría en la duda el mecanismo para establecer dicha gratuidad.
El presidente de la FECH afirmó que esta debe otorgarse por medio de asignaciones directas a las instituciones que otorguen formación de calidad y no por medio de becas, créditos o bonos, lo que a juicio de los estudiantes “es seguir tirando dinero en un saco roto”.
El vocero de la Confech agregó que el programa de Michelle Bachelet es ambiguo en su rechazo al lucro, puesto que solo lo condena en el caso del uso de recursos públicos y permite que las instituciones que opten por no recibir dineros fiscales puedan seguir lucrando.
“El programa de Michelle Bachelet, cuando habla de lucro, en el título dice fin al lucro en todo el sistema educativo y en el contenido, inmediatamente después, se contradice, diciendo que aquellos establecimientos que decidan no recibir fondos públicos van a poder seguir lucrando. Eso es querer quedar bien con Dios y con el diablo, con los estudiantes y con los empresarios, y no es aceptable”, criticó.
Desde el mundo de los trabajadores ha existido el reclamo constante por la ausencia de reformas sustanciales en dicha materia en los programas presidenciales. Por lo mismo, la presidenta de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Bárbara Figueroa, valoró que en la versión definitiva de la propuesta de gobierno de Michelle Bachelet se incluya el fortalecimiento de los sindicatos y de su derecho a negociar colectivamente.
Sin embargo, la CUT sigue demandando un nuevo código laboral que otorgue derecho a huelga efectiva a todos los trabajadores, para lo cual aseguran que preservarán su autonomía sindical de cualquier gobierno.
Un punto sensible para el mundo sindical y los demás movimientos sociales es la reforma previsional, dado que todos coinciden en cuestionar el actual sistema de capitalización individual, administrado por las AFP, exigiendo un sistema de reparto solidario.
Respecto de este tema, la propuesta de Michelle Bachelet es la creación de una AFP estatal, lo que según la candidata vendría a dar mayor equidad al sistema por medio de la introducción de otro actor. En ese ámbito, se anuncia una comisión para analizar cambios más profundos.
Gonzalo Cid, economista del Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo (CENDA) y experto en temas previsionales, indicó que la AFP estatal es sólo un parche y, si bien valoró la posibilidad de abrir un debate nacional, criticó que no se proponga terminar de raíz con un modelo fracasado como el actual.
“Lleva más de 32 años y todas las evidencias demuestran que este sistema, que es absolutamente subsidiado por el Estado, recibiendo enormes recursos de manera anual, que además está entregando pensiones absolutamente miserables, es un sistema que no ha podido dar respuesta al tema de pensiones en nuestro país y no se ha cuestionado en su fondo”, expresó.
Sin duda, la discusión que más divergencias genera en el propio seno de la Nueva Mayoría es la forma más adecuada de terminar con la constitución legada por la dictadura de Augusto Pinochet.
Fuentes al interior del comando reconocen que se optó por dejar la definición del mecanismo constituyente para después de las elecciones parlamentarias, lo que permitirá analizar el panorama para generar cambios desde el Parlamento.
El programa habla de una nueva Constitución definida “democráticamente, de forma participativa e institucional”, lo que para el historiador y académico de la Universidad de Chile, Sergio Grez, descarta la idea de una Asamblea Constituyente.
Grez aseveró que lo expresado en el programa no presenta novedad en la constante histórica de los procesos constituyentes, que siempre han quedado en manos de las clases dominantes, con el tutelaje de las Fuerzas Armadas.
El historiador indicó además que la única forma realmente democrática de crear una nueva carta fundamental es por medio de una Asamblea Constituyente, puesto que nuestro parlamento no tendría un mínimo estándar democrático dado que emana del sistema binominal.
“Lo establecido en el programa de gobierno de Michelle Bachelet cierra toda posibilidad de llamar a una auténtica Asamblea Constituyente, puesto que establece claramente que el proceso de elaboración de una nueva Constitución será mediante un acuerdo entre la presidencia de la República y el Congreso binominal que va a salir producto de las elecciones de noviembre. Se reduce la participación ciudadana a la aprobación en el Parlamento de aquellas formas que permitan una deliberación que satisfaga estas aspiraciones”, manifestó.
Desde el movimiento “Marca tu voto”, que propugna que la gente al momento de sufragar escriba “AC” como manifestación ciudadana de la necesidad de tener un Asamblea Constituyente, Camilo Riffo, uno de sus voceros, dijo que independientemente de lo que defina cada candidatura la gente debe dejar clara su voluntad de que sea un mecanismo verdaderamente democrático el que haga nacer la nueva Constitución.